Quien fuera reconocido Tesoro Humano Vivo por sus conocimientos ancestrales y destrezas en la artesanía en quilineja, falleció este 2 de mayo dejando en alto su nombre como cultor, custodio y transmisor del trabajo con esta fibra vegetal.
En el hospital de Ancud dejó de existir este 2 de mayo Clodomiro Marilicán Lindsay, quien fuera reconocido en 2016 junto a su hermano Dagoberto como Tesoro Humano Vivo por el trabajo permanente y exclusivo de la cestería en quilineja, una fibra digital que crece en el sur de nuestro país y en la que esta familia fue especializándose logrando manejarla con gran destreza y conocimiento.
Hijo de Alberto Marilicán y María Ánjela Lindsay, integró una familia de que por generaciones ha cultivado la cestería en quilineja y que hizo de este arte un verdadero patrimonio de su linaje. Desde pequeño habituado a recolectar y preparar esta fibra con la que antiguamente se elaboraban escobas y canastos chicheros, Clodomiro Marilicán se transformó en un eximio conocedor y cultor de esta artesanía.
Junto a su hermano extraía la fibra digital, la preparaba y elaboraban piezas en una práctica que los llevó a ser portadores de una manifestación del patrimonio cultural inmaterial de gran significado para el país y la comunidad local.
Parte de la colección del Museo Regional de Ancud está compuesta por piezas de cestería tejidas por la familia Marilicán Lindsay que fueron también el inicio de la colección de cestería local de esta institución, un gran apoyo para estos cultores ya que en en 2007 publicó el catálogo de piezas en quilineja realizado por la familia y al año siguiente la colección fue incrementada con la adquisición de nuevas piezas.
Fue también el Museo Regional de Ancud quien en 2016 patrocinó la postulación de la familia Marilicán Lindsay como Tesoro Humano Vivo, reconocimiento que los destacó como cultores, portadores y conocedores de esta artesanía como se puede apreciar en este video documental.
Fuente: Servicio Nacional del Patrimonio Cultural