Físicos y matemáticos australianos descubrieron la manera más compacta de embalar las nanopartículas siguiendo el verso sobre la retribución de la Biblia, informó la revista Nature Communications.
«Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir», dice el Evangelio según San Lucas.
«En este verso se mencionan todas aquellas cosas que hicimos nosotros en el laboratorio», bromea Mohammad Saadatfar de la Universidad Nacional de Australia en Canberra.
No obstante, el físico reconoce que la Biblia planteó uno de los principales problemas matemáticos, físicos y químicos todavía no resueltos: cómo embalar los granos de trigo o de otras estructuras alargadas, de manera más compacta.
La solución a este problema, en particular, ayudaría a transportar cargas de manera más eficiente, construir unos edificios más sólidos de arena y distribuir nanopartículas en materiales del futuro.
Saadatfar y sus colegas decidieron averiguar por qué no se puede apretar más los granos mediante el estudio de la forma de embalaje de nanopartículas de poliacrilato. Los físicos las echaron en recipientes de diferentes tamaños y formas —en cilindros, así como en cuencos esféricos y rectangulares— y los sacudieron con ayuda de generadores de vibraciones.
Al examinar estas estructuras con rayos X y tomografía computarizada, el equipo de Saadatfar descubrió que, en realidad, están organizados en conjuntos de cinco pirámides pegadas entre sí compuestas de tres nanopartículas. Las estructuras de este tipo, según los físicos, no pueden ser embalados más densamente, si no se convierten en cristales cúbicos, entonces, aparecerán inevitablemente grandes poros y cavidades.
No es tan fácil conseguirlo, puesto que es necesario aplicar una cantidad muy precisa de energía para no destruir los cristales y, al mismo tiempo, hacerlos lo suficientemente inestables para convertirlos en estructuras cúbicas.
Los científicos esperan que próximos experimentos de embalaje y estudio de movimiento de las nanopartículas ayuden a entender cómo se puede hacerlo.