La civilización maya pudo colapsar no solo debido a las prolongadas sequías sino también a la deforestación masiva y a la degradación del suelo, según afirman los geólogos.
Un equipo de científicos liderado por Peter Douglas, geoquímico de la Universidad de McGill, investigó cómo los suelos de los bosques tropicales donde se encontraban las ciudades mayas cambiaron durante el apogeo y el declive de la civilización. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Nature Geoscience.
Los científicos se trasladaron a la selva en el sur de México y el norte de Guatemala y extrajeron del fondo de tres lagos muestras del suelo formado en los últimos 4.000 años.
Según los geólogos, cada año se forman nuevos depósitos de limo, los cuales contienen una pequeña porción de polen y otros restos vegetales que llegan con el viento. Además de los rastros relativamente ‘frescos’ de la flora, en el suelo del fondo de los lagos hay una cantidad de moléculas cerosas de origen más antiguo.
La edad de estas moléculas, de acuerdo con Douglas, sirve como indicador de la cantidad de materia orgánica que entra y sale del suelo. Si hay muchos restos de plantas y animales, los microbios se ‘comen’ los compuestos más accesibles y no tocan esta cera, por lo que su edad será mucho más antigua. Si el suelo se vuelve más pobre, entonces estas moléculas no serán mucho más antiguas que la biomasa ‘habitual’.
Guiado por esta idea, el equipo de Douglas midió la edad de la cera y otros sedimentos utilizando el análisis de radiocarbono. El equipo descubrió que, antes de la aparición de las ciudades de los maya, hace aproximadamente 3.500 años, la cera era aproximadamente 1.500 años mayor que el resto de la materia orgánica. Esto, como señalan los científicos, corresponde a los indicadores de la selva tropical moderna, no tocada por el hombre.
Aproximadamente alrededor del año 1500 a.C. la situación cambió drásticamente. Las diferencias en la edad de la cera y la biomasa «ordinaria» comenzaron a desaparecer dramáticamente, alcanzando una brecha de entre 380 y 400 años. En ese momento, como señalan los investigadores, las aldeas mayas comenzaron a convertirse en las primeras ciudades-Estados.
El agotamiento del suelo, de acuerdo con los geólogos, se debe a que los mayas cortaron masivamente la selva para plantar maíz y otros cultivos. El suelo de la selva, como indican los depósitos del fondo de los lagos, no tenía tiempo para recuperarse y rápidamente perdió fertilidad. Esto, muy probablemente, forzó a los mayas a cortar más bosque y abandonar los viejos campos.
¿Cómo se relaciona esto con el colapso de su civilización? Es que los suelos no se recuperaron ni siquiera después de que los mayas abandonaran las áreas taladas del bosque. La cantidad de materia orgánica que contiene, a juzgar por la ausencia de cambios en la composición del suelo fósil, se mantuvo baja incluso siglos después de la partida de los maya.
Como suponen los científicos, la razón se debe a que la destrucción del bosque aceleró drásticamente la erosión del suelo, incluido el lavado de ciertos elementos. Como resultado, el equilibrio ácido-base cambió, lo que aceleró la descomposición de los orgánicos por microbios y empobreció el suelo.
Tales cambios irreversibles que influyeron en el rendimiento de los campos mayas, según los científicos, sirvieron como una de las principales razones del colapso de su civilización, que se extendió durante varios siglos, si no milenios.
Fuente: Sputnik