Desde 2015 los colombianos que padecen enfermedades terminales pueden solicitar una muerte dulce y rápida a su médico. No obstante, desde 2008, los capitalinos mexicanos que se encuentran en una etapa terminal de la vida, también pueden pedirle a su médico que los maten, o irse a las casas a morir tranquilos.
Colombia es uno de los pocos países en el mundo que admite la muerte digna, y el único el donde la medida es reconocida como un derecho fundamental por el Tribunal Constitucional.
Para acceder a la eutanasia, los colombianos deben manifestarse en un documento firmado ante dos testigos, sin necesidad de presentarse ante un notario. Lo pueden hacer preventivamente para evitar impases ante un accidente repentino, por ejemplo. De lo contrario, la eutanasia estará a cargo de la decisión familiar basada en los hechos médicos.
En Ciudad de México en 2008 se aprobó el Programa de Voluntad Anticipada. La norma que le dio origen define la «voluntad anticipada» como «la decisión que toma una persona de ser sometidos o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos, que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la persona».
Aunque en Colombia fue el primer y (hasta ahora) único país que aprobó la eutanasia en ciertas ocasiones, hay otros países de la región que en los últimos tiempos han puesto el tema en la agenda legislativa.
El 7 de agosto la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados de Chile aprobó la idea de legislar el proyecto de la eutanasia. El tema volvió a tomar notoriedad pública en febrero, cuando una chilena de 19 años que padece una enfermedad no diagnosticada que le causa múltiples y constantes dolores, envió una carta a la ex presidenta Michelle Bachelet pidiendo que la ayudara a terminar con su padecimiento.
Otro país hispanohablante que está debatiendo qué hacer con la muerte asistida es España. En mayo el Congreso de los Diputados aprobó, con los votos en contra del Partido Popular y la abstención de Ciudadanos, la proposición de ley del Parlamento de Cataluña que pide una reforma del Código Penal para «despenalizar la eutanasia y la ayuda al suicidio».
Países Bajos fue el primer Estado del mundo en legalizar la muerte asistida. Junto a esta ley, en 2001 los parlamentarios también aprobaron que una persona que se quiera suicidar pueda recibir ayuda médica.
El año siguiente fue Bélgica el que aprobó la eutanasia, tanto para adultos como para niños y adolescentes, aunque éstos deben contar con el consentimiento de sus padres.
En Suiza y los estados de Oregon, Washington, Montana, Vermont y California de Estados Unidos hay una legislación similar: no está aceptada la eutanasia pero sí el suicidio asistido. El médico puede recetar un fármaco al paciente que desea morir y éste debe suministrárselo solo.