Mujeres que sufren abortos espontáneos o paren de forma prematura. Niños con vómitos, diarrea, náuseas, obstrucción bronquial, intoxicación crónica. Jóvenes que mueren de cáncer. Cadáveres verdes de animales. Podrían ser personajes de un film, pero son chilenos que se enferman por los tóxicos que emiten las plantas industriales donde viven.
«La gente era muy pasiva y muy buena, pero con muy poco nivel educacional, pero la ciudadanía ahora se empoderó, porque cuando tú ves a un hijo tuyo intoxicado, que no siente las piernas, y que además de la diarrea y los vómitos, que es como normal dentro de la situación que hay día a día, ya tengas enfermedades más graves, la gente explotó», explicó a Sputnik Katta Alonso, presidenta de la organización Mujeres de Zonas de Sacrificio en Resistencia. Ella y los suyos «hace mucho tiempo que viven con rabia».
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue hasta el lugar, anunció un plan de descontaminación e instó a las compañías de la ciudad a disminuir sus emisiones contaminantes.
Había habido emanación de gases tóxicos, por lo que se dispuso una Alerta Amarilla y se suspendieron las clases. Hasta ahora ninguna empresa se había hecho responsable ni había sido señalada por el Gobierno, sino por el contrario, varias habían asegurado que no eran culpables y que tenían sus plantas limpias.
Tomaremos el toro por las astas para cambiar la historia de Puchuncaví y Quintero. Pondremos en práctica Plan de Descontaminación,mejoraremos Servicios de Salud y monitorearemos en forma indpte para asegurar calidad agua y aire. Hoy iniciamos nuevo trato con Quintero y Puchuncaví
— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) August 28, 2018
Se estableció una comisión investigadora para determinar responsables, conformada por la Policía de Investigación, la superintendencia de Medio Ambiente, la superintendencia de Salud y la Fiscalía. El 1 de septiembre se levantó la Alerta.
La empresa minera estatal Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco) paralizó el 3 de septiembre las tareas en tres convertidores de su fundición Ventanas (en Quintero) al detectar una alta concentración de dióxido de azufre. De todas formas, la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, al día siguiente aseguró que se analizaron los niveles del óxido en el aire de la región y no se superaron los límites de emisión diarios establecidos.
«Esto nos da la tranquilidad de que las personas están en buenas condiciones», dijo en conferencia de prensa.
Durante la jornada del 4 de setiembre, 99 personas (entre ellos muchos menores de edad) llegaron al servicio de Urgencias del hospital de Quintero y al Cesfam de Puchuncaví, publicó el noticiero. Otra vez rige la alerta amarilla y las clases están suspendidas.
Cómo se llegó a esta situación
Quintero y Puchuncaví, en la región de Valparaíso en Chile, una vez tuvieron playas de arenas blancas y abundantes dunas. «Si hubieras conocido antes el lugar, te hubieras enamorado. Esta era una zona agrícola, se vivía de la pesca artesanal, agricultura, ganadería y turismo. Teníamos unas playas maravillosas», recuerda Alonso.
En ese territorio viven cerca de 40.000 personas que en los últimos 60 años han sido testigos del deterioro del ambiente y su propia salud: sus casas están alrededor de fábricas e industrias contaminantes que, además, utilizan el puerto local para desembarcar sus materiales.
Las plantas están en zonas donde hay campamentos que no tienen agua pero sí un «nivel de centralización brutal del desarrollo». Son lugares que «históricamente han sido considerados de bajos recursos, zonas pobres», dijo Ibáñez. Por eso dice que él también siente «rabia al ver la negligencia del Estado y el abandono por no querer regular la utilidad empresarial».
Hoy los habitantes de esas zonas de la región de Valparaíso sufren importantes daños a la salud, se tienen que jubilar anticipadamente, además de vivir en un ambiente cada vez más deteriorado donde los peces, por ejemplo, tienen altos niveles de aluminio, arsénico, cobalto, cobre, cromo, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plata, plomo, selenio, zinc e hidrocarburos. Todo se debe a la desmedida actividad industrial.
«Aquí a cualquier persona que tu agarres en la calle te va a contar que algún pariente o alguien cercano se murió de cáncer. Eso está naturalizado, es normal que la gente se muera de cáncer, pasa todos los días, a cada rato», dijo Alonso.
En #Quintero la vulneración de los DDHH a niños y niñas por contaminación es legal! Hoy presentamos Proyecto de Resolución para invitar al presidente @sebastianpinera a homologar la norma chilena a los estándares de la OMS. Basta de negligencia y complicidad. pic.twitter.com/Iy9XlJeuAq
— Diego Ibáñez (@diego_ibanezc) September 5, 2018
Los quinteranos y puchuncavinos pudieron disfrutar sus tierras y su salud hasta 1958, cuando se instaló la primera planta, Instalación Chilectra. En 2010 entró en funcionamiento la última, la termoeléctrica Nueva Ventanas (Gener).
A principios de 1990, el alto nivel de contaminación del aire en la zona ya era reconocido por habitantes y gobernantes. En 1992 se elaboró el Plan de Descontaminación del Complejo Industrial Las Ventanas. En tanto, en 1993 el ministerio de Agricultura declaró Puchuncaví y Quintero como zona saturada de contaminación por anhídrido sulfuroso y material particulado. Las empresas, a pesar que cumplieron con lo pactado, no disminuyeron la emanación de gases y, por ende, siguió aumentando la contaminación.
«Hay una institucionalidad muy precaria en una economía que es extractivista, debería ser al contrario», concluyó el diputado.
Las casi 400 personas intoxicadas este agosto no fueron las primeras en sufrir los problemas causados por la emanación de gases. En Quintero se habían registrado intoxicaciones e incidentes ambientales en 1988, 1994, 2000, 2003 y después. Los más grandes ocurrieron en 2011.
A fines de noviembre 41 personas de la Escuela La Greda fueron las perjudicadas. Se suspendieron las clases porque se formaron nubes tóxicas que generaron problemas respiratorios, náuseas y molestias generalizadas en la comunidad.
¡Salgamos a la calle por Quintero, Puchuncaví y toda la zona afectada por la contaminación y el crimen en contra de las personas que ahí sobreviven! ¡Hoy hay más intoxicados! ¡ESTO ES GRAVE! ¡ESTO ES URGENTE!
— Natalia Valdebenito (@ValdebenitoNata) September 5, 2018
Esos sucesos marcaron «un antes y un después»: Quintero y Puchuncaví «pasaron a ser noticia nacional», señaló Ibáñez. Siete años después las comunidades siguen enfrentando los mismos problemas.
Al año siguiente 17 niños de la Escuela Sargento Aldea Puchuncaví se intoxicaron, ese mismo año también hubo dos niños que resultaron intoxicados por los gases, aunque las estaciones de monitoreo no marcaban una pérdida ni aumento en la emisión.
Sin embargo, el diputado asegura que «nunca se cerró ninguna empresa […] eso hace ver a la comunidad que el Gobierno, no solamente este, sino también los anteriores, no hicieron mucho por cambiar la situación. No se se colocaron del lado de las comunidades empobrecidas sino del lado de los grandes holding extractivistas y que manejan hoy día el parque industrial», aseguró.
«La norma ambiental en Chile estaba más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud [ver infografía], por tanto si no se cambia la norma, no se decretan nuevas que regulen algunos componentes, por ejemplo el arsénico en el aire y agua, la gente va a seguir enfermándose y va a seguir habiendo intoxicación», dijo ibáñez.
En ese sentido, agregó que el Gobierno de Piñera realiza una «batería de anuncios que no atienden a este problema estructural, sino más bien es conspirar bajo la lógica del plan de descontaminación».
«Estamos ante un problema estructural que si no se aborda de esa manera, difícilmente se podrá mejorar la calidad de vida de la gente», resumió Ibáñez.
Medidas
Además de las movilizaciones, las comunidades, junto a la organización Defensoría Ambiental, están preparando un Recurso de Protección a presentar ante la Justicia por daño ambiental y de salud que busca revertir la situación e indemnizar a toda la población de la zona.
A su vez, quieren detener la labor industrial para que la investigación que están llevando a cabo las autoridades se haga de forma «correcta» para determinar quién o quiénes son los «responsables». «Tiene la intención de colocarle el cascabel al gato», parafraseó Ibáñez.
Zonas de sacrificio
Quintero y Puchuncaví no son las únicas zonas donde ocurren este tipo de incidentes ambientales y daños a la salud. En Chile hay otros cuatro lugares en los que, debido a la concentración de procesos industriales, se han sobrepasado los parámetros legales de emisiones contaminantes. Son tierras (y habitantes) «sacrificados» en pos del desarrollo industrial.
Actualmente se da en Tocapilla y Mejillones en la región de Antofagasta, Huasco en Atacama, y Coronel en Bío Bío. Para esas zonas se han propuesto planes de descontaminación, pero ninguno se ha cumplido. Continuando la vulneración de derechos.
Fuente: Sputnik