Cuando se esperan las definiciones del acuerdo de préstamo entre el Fondo Monetario Internacional y Argentina, un economista y un sociólogo expresan sus puntos de vista sobre las intervenciones históricas de la organización y sus consecuencias. Así quedaron los países «asistidos».
El dólar en Argentina volvió a superar la barrera de los 40 pesos. La inflación de agosto trepó al 3,9% y se calcula que superará el 40% en el año. Ante la gravedad de la crisis, un equipo de técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) desembarcó el 13 de septiembre en Buenos Aires para discutir los términos de un segundo acuerdo, ante el fracaso del que se firmó en junio, y adelantar los tramos del préstamos de 50.000 millones de dólares. Cuando toda una nación espera conocer los detalles del nuevo acuerdo con el FMI, Sputnik repasa los rescates históricos del organismo y analiza sus resultados.
Principales intervenciones del FMI:
- 1994, México: 18.000 millones de dólares.
- 1997, Asia: 36.000 millones de dólares.
- 1998, Rusia: 22.600 millones de dólares.
- 1998, Brasil: 41.500 millones de dólares.
- 2000, Turquía: 11.000 millones de dólares.
- 2001, Argentina: 21.600 millones de dólares.
- 2010, Grecia: 139.730 millones de dólares.
- 2011, Portugal: 99.080 millones de dólares.
- 2018, Argentina: 50.000 millones de dólares.
«No hay experiencias exitosas de préstamos del FMI, entendiendo éxito como lograr menos pobreza, más desarrollo, mejor distribución de la riqueza. Generalmente se termina peor, en el mejor de los casos se consigue cierta estabilidad con bajas tasas de crecimiento, pero es usual que los resultados sean malos desde el punto de vista social. Lo que termina ocurriendo es que el organismo impone un manejo de la economía en sentido amplio [al país que recibió el préstamo]», dijo a Sputnik Alan Cibils, economista, investigador y docente de economía política de la Universidad Nacional de General Sarmiento de Argentina.
Para el sociólogo Pablo Nemiña, la existencia de organismos internacionales como el FMI habilita la posibilidad de influencia sobre las políticas de los Estados nacionales. «Los países centrales, los que tienen más recursos, procuran orientar a estas entidades en pos de sus propios intereses. El Fondo, institución con una distribución del poder desigual, con un miembro como EEUU con poder de veto, tiene una estructura que habilita a la influencia de las políticas económicas de los países que toman créditos, que son los países en desarrollo», sostuvo el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM).
Los países que recurren al FMI lo hacen, por lo general, cuando tienen un problema de falta de divisas. Solicitan un préstamo para paliar el faltante. La organización evalúa e impone condiciones que suelen suponer medidas de ajuste o reducción del gasto público, desregulación de las relaciones financieras del país con el resto del mundo, privatizaciones, desregulación de las relaciones laborales. «Los resultados son caídas de la actividad económica, aumento del desempleo y de la pobreza en los países que recibieron el préstamo», explicó el economista.
Año a año la institución financiera recibe aportes de sus miembros. Sus gastos de funcionamiento son cubiertos con los intereses que recauda por los préstamos que realiza. «El FMI necesita prestar para financiarse. Funciona de los intereses de los créditos que otorga. Si bien es un organismo multilateral, en realidad es un brazo ejecutor de Wall Street y del Tesoro de EEUU. Tiene la función de garantizar la apertura a los capitales para ellos. Sus préstamos sirven para garantizar un mundo en el que Wall Street tenga acceso libre a rentabilidades altas en cualquier parte del mundo», indicó Cibils.
El caso argentino
El país sudamericano y la entidad financiera tienen una larga historia de encuentros y desencuentros. El recuerdo más fresco son las intervenciones de Fondo entre 1991 y 2001. Durante los inicios de la década del 90, el organismo aprobó la convertibilidad, un plan económico diseñado por el Gobierno del presidente Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, para terminar con la hiperinflación. La medida anclaba el peso al dólar y ponía en marcha agresivo plan de privatizaciones y achicamiento del Estado.
Entre otras cosas, las recetas del FMI provocaron una profunda recesión. Hacia 2001, el país atravesaba una crisis económica, social y política que se agudizó con la derrota electoral de octubre que debilitó al Gobierno del presidente Fernando de la Rúa.
Cuando la nación atravesaba un escenario convulsionado, el FMI cortó la asistencia al país, de la Rúa renunció en medio de masivas manifestaciones, huelgas y saqueos y Argentina decretó el default de su deuda externa. Por episodios como este, la vuelta de Argentina al FMI es cuestionada y vista con desconfianza por amplios sectores de la sociedad argentina.
«El caso [actual] de Argentina [recurriendo al Fondo] es la profundización de las medidas como del ajuste fiscal, disminución de gastos y de ingresos, caída de salarios y empleos. Me parece que todo este acuerdo tiene el objetivo de evitar una cesación de pagos, y que el préstamo apunta a mejorar la confianza externa. No hay una mirada de desarrollo, va a haber con un costo social muy alto», señaló el sociólogo Nemiña.
Para Cibils el escenario de Argentina es «muy interesante». Sostuvo que los problemas por los cuales el Gobierno decidió recurrir al Fondo son «generados por las propias políticas del presidente, que son, además, medidas que el mismo Fondo hubiese recomendado: libre flotación cambiaria, desregulación de mercados financieros, entre otras. Todo eso nos llevó a la crisis actual. Es difícil explicar porque piensan que recurrir al Fondo y profundizar esas medias va a solucionar las cosas».
El caso griego
La última intervención del Fondo fue en Grecia en 2010, 2012 y 2015. El «rescate» generó 260.000 millones de euros de deuda externa. Desde entonces padecen recesión y una caída del PBI del 30%. Como indicó el medio MinutoUno, se trata del único país de la historia del capitalismo en sufrir este tipo de consecuencias sin entrar a una guerra.