Un equipo de arqueólogos, que incluía a científicos de la Universidad de Binghamton, descubrió que los habitantes de la Isla de Pascua extraían agua dulce directamente del océano.
Durante muchos años fue un misterio cómo los habitantes de la Isla de Pascua se abastecían de agua dulce. Los suelos volcánicos porosos absorbían rápidamente la humedad de la lluvia, por lo que prácticamente no había ríos ni arroyos en la isla. Mientras tanto, los pequeños lagos volcánicos no podían proporcionar el volumen necesario de agua dulce.
Los arqueólogos y antropólogos comprobaron la hipótesis de que se extraía del océano. Hicieron mediciones de los niveles de sal en las zonas costeras y determinaron que el agua allí es adecuada para su consumo.
«Afortunadamente, el agua subterránea fluye cuesta abajo y finalmente sale del suelo directamente en el punto donde la roca subterránea porosa se encuentra con el océano. Cuando las mareas son bajas, el agua dulce fluye directamente al mar. Los habitantes podían aprovechar estas fuentes de agua dulce para recoger agua en estos puntos», explica el coautor del estudio Carl Lipo.
Según Lipo, el agua dulce se mezcla ligeramente con el agua salada, pero sigue siendo apta para el consumo por los humanos. Sin embargo, esto significa que los isleños rara vez usaban sal para condimentar sus alimentos, porque el agua que bebían les proporcionaba un alto nivel de consumo diario de cloruro de sodio.