El bloguero Charles Hugh Smith ha explicado cómo suelen colapsar todos los imperios y Estados prósperos del mundo. De acuerdo con él, existe un particular mecanismo que incluye cuatro fases: expansión, maduración, estancamiento y colapso.
«Todo parece estar bien hasta el momento en que una avalancha lo arrasa todo», escribe el bloguero.
A medida que la economía se estanca, los imperios tratan de mantener el ‘statu quo’ y cumplir todas las promesas que se dieron a las élites y al electorado cuando existía la percepción de que la economía iba a crecer siempre.
«Sin embargo, los ciclos virtuosos decaen por esclerosis burocrática, corrupción, fricción sistemática, declive de la producción y agotamiento de recursos (…)», recalca Hugh Smith.
Bajo presión, cada élite que hizo promesas en tiempos de bonanza acude a endeudar más recursos financieros para mantener una ilusión de estabilidad. Además, lo hace pensando que el Gobierno no podrá quebrar porque emite su propio dinero, opina el bloguero.
«El futuro viene y la tasa de interés de la deuda empieza a agotar los ingresos fiscales necesarios para financiar responsabilidades esenciales del Estado/imperio», enfatiza el autor.
En este momento, según Hugh Smith, las élites gobernantes aplican dos soluciones igualmente fatales: suben impuestos en la clase productiva y devalúan la moneda, «emitiendo 10 unidades de divisa por cada unidad del poder adquisitivo real».
De esta manera, el poder adquisitivo de la moneda erosiona de una manera tan drástica que las élites parasitarias y el electorado exigen la completa paga de lo que se les ha prometido en un buen día.
«Esta demanda no puede ser satisfecha y la sociedad se descompone en élites beligerantes y electores en competencia. La única solución real a esta situación es hacer sacrificios para vivir con medios modestos y abandonar a las élites parasitarias», concluye.