La cooperación de China y Rusia con Venezuela para hacer frente a las pretensiones unilaterales estadounidenses socava la hegemonía de EEUU y acelera la transición hacia un nuevo orden geopolítico. Pero las transiciones geopolíticas no se resuelven nunca de forma pacífica, advierte la politóloga Arantxa Tirado Sánchez.
por Socio informativo
Agencia de Noticias Sputnik
Desde hace tiempo, EEUU viene observando con preocupación la expansión china en América Latina y el Caribe (ALC), un área geográfica que EEUU considera que es su «área natural de expansión», además de su «reserva estratégica», en definitiva, «su territorio», señala la especialista en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«La competencia china supone cuestionar estas premisas estadounidenses y disputar la hegemonía de EEUU allí, algo que tiene un impacto en el orden geopolítico. Esta presencia es un desafío que EEUU no puede permitir ni en términos económicos ni en términos políticos», explica.
En el caso concreto de Venezuela, se trata de una presencia que es fundamental para el país caribeño.
En lo económico, según la analista, «la inversión china en las empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco garantiza la diversificación económica en el área petrolera, central para la economía venezolana, en un contexto de bloqueo estadounidense».
Además, a través del Fondo Conjunto Chino-Venezolano, creado en 2008, «China ha prestado decenas de miles de dólares a Venezuela, dándole oxígeno frente al cerco de los mercados financieros y bancarios, agudizado en estos últimos meses», añade Arantxa Tirado.
«En lo político, la alianza con China, igual que la alianza con Rusia, supone la construcción de un bloque contrahegemónico de poder que coopera para hacer frente a las pretensiones unilaterales estadounidenses, sentando las bases de un sistema internacional multilateral a medio y largo plazo que socava la hegemonía estadounidense y acelera la transición hacia un nuevo orden geopolítico», explica.
Pero a corto plazo, esta alianza ayuda a Venezuela a poner freno a las amenazas estadounidenses de invasión porque coloca el conflicto entre EEUU y Venezuela en un marco geopolítico más amplio, al afectar los intereses y la presencia china en ese país, señala la interlocutora de la agencia.
«Una invasión militar para hacerse con el petróleo y minerales estratégicos venezolanos afectaría no solo a PDVSA, sino también a la la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC)», destaca.
Según la politóloga, si China toma una postura cada vez más activa en defensa de Venezuela, como ya está sucediendo más allá de los vetos a las propuestas de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU, «se podría desatar un conflicto abierto global que se sumaría a la incipiente guerra comercial entre EEUU y China en los mercados mundiales».
«La pugna por Venezuela puede ser el detonante que lleve a una guerra mundial que tendrá un impacto claro en la reconfiguración geopolítica y geoeconómica del sistema internacional pos Guerra Fría», advierte Tirado Sánchez.
Mientras tanto, China desafía la hegemonía de EEUU no solo en Venezuela. Se observa un creciente porcentaje de importaciones y exportaciones de las empresas chinas con toda la región de América Latina y El Caribe, así como un aumento de la Inversión Extranjera Directa (IED).
«La IED china en ALC está enfocada en un 90% aproximadamente a los recursos naturales (petróleo, gas y minería), lo que habla de áreas clave para el desarrollo económico del capitalismo fósil actual y el despliegue de industrias tecnológicas de punta que dependen de minerales estratégicos. China entra, entonces, en competencia con EEUU por esos recursos que ALC tiene en abundancia», señala la analista.
De acuerdo con la especialista, otro desafío es la Ruta de la Seda china que podría involucrar también a ALC. El proyecto chino de construir un canal interoceánico en Centroamérica disputa el monopolio del canal de Panamá, al igual que la entrada de IED china en puertos como el de La Unión en El Salvador, zonas que habían sido de expansión exclusiva estadounidense.
«Este desplazamiento de EEUU en las rutas comerciales, marítimas o terrestres, hacia el Pacífico o el reforzamiento de la presencia china en Eurasia es denunciado por EEUU como una amenaza también militar», subraya Arantxa Tirado.
Según la experta, EEUU «se juega su dominio mundial ante el desafío chino, pero no va a dejar arrebatarselo sin pelear antes».
«Se demuestra, una vez más, que la economía y la guerra no pueden disociarse y que las transiciones geopolíticas en el sistema internacional, como nos decían [Giovanni] Arrighi [economista y sociólogo italiano] y [Beverly Judith] Silver [socióloga y economista estadounidense] hace años, no se resuelven nunca de forma pacífica», concluye la politóloga.