El rápido desarrollo de la inteligencia artificial podría provocar el aumento del desempleo o hasta dar lugar a una rebelión de las máquinas en las próximas décadas.
- Plantas de tratamiento de aguas
Los sistemas inteligentes de tratamiento y purificación de aguas, ubicados a las afueras de grandes ciudades, podrían representar un peligro para la salud en caso de un cambio en su configuración.
Asimismo, la contaminación del agua que causa el plástico o —en algunos casos— las sustancias estupefacientes, representan una amenaza aun cuando la planta funciona sin fallas.
- Aire acondicionado
Las ‘casas inteligentes’ nos permiten, entre otras cosas, controlar el aire acondicionado a distancia. Sin embargo, en teoría, puede ser gestionado por una tercera persona o cambiar su ‘comportamiento’ debido a un error en el algoritmo o una ‘rebelión de las máquinas’.
Por ejemplo, la inteligencia artificial ‘hostil’ podría hacer bajar la temperatura en todos los edificios del ‘sistema inteligente’, algo que, a su vez, llevaría a un aumento de los casos de gripe y resfriado, ya que existe un vínculo entre la temperatura y las capacidades del sistema inmunitario del organismo.
- Sistemas de navegación por satélite
El sistema de navegación GPS utiliza en su trabajo los relojes atómicos —ubicados tanto en las estaciones terrestres, como en los satélites—, así como una secuencia pseudoaleatoria no repetitiva, que se usa para distinguir la señal del ruido ambiental.
Sin embargo, incluso un pequeño cambio en la precisión del reloj o la secuencia de símbolos podría afectar los sistemas globales de telecomunicación que se utilizan, por ejemplo, en las redes eléctricas o hasta en las bolsas de valores.
En caso de una supuesta ‘rebelión de las máquinas’, los navegadores GPS para automóviles también podrían crear rutas de viaje interconectadas para varios usuarios, algo que daría lugar a un caos en el tráfico.
- Frenos de automóvil
Los automóviles más avanzados se parecen cada vez más a los teléfonos inteligentes, que obtienen regularmente las actualizaciones del sistema operativo y de las aplicaciones.
Por ejemplo, en el 2015, los usuarios de Tesla tuvieron la oportunidad de descargar el sistema de control de velocidad adaptativo bautizado Autopilot.
Pero ¿qué pasaría si las actualizaciones contuvieran errores capaces de desactivar los frenos o cambiar la ruta del vehículo y expulsarlo al lado equivocado de la carretera?