Las almendras comestibles son el resultado de la mutación de un solo gen hace miles de años. Este es el descubrimiento de la bioquímica española Raquel Sánchez Pérez en colaboración con Birger Lindberg Moller de la Universidad de Copenhague.
Según su estudio, publicado en Science, se trata del gen bHLH2. Su mutación es suficiente para que la planta no produzca amigdalina, un compuesto amargo que además libera cianuro. Para un adulto, el consumo de 20 a 50 almendras amargas es mortal.
«En la almendra dulce, las enzimas involucradas en la producción del compuesto tóxico amargo no se forman», explica Sánchez, citada por ABC.
Se supone que en algún lugar del Mediterráneo, más bien en Asia occidental, hace miles de años la almendra empezó a dar frutos dulces que fueron apreciados por la gente que continuó la labor de la naturaleza, seleccionando y plantando almendras. Este árbol está mencionado en la Biblia: «Y aconteció que al día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había brotado, y florecido con flores abiertas, y producido almendras» (17:8).
Ahora, según Sánchez, el principal objetivo es utilizar los datos de la genética para erradicar la almendra amarga de España, lo que ayudará a fomentar la exportación.