Un satélite de la NASA capturó imágenes desgarradoras de altos niveles de monóxido de carbono en la atmósfera, producto de los numerosos incendios en la selva amazónica.
La agencia espacial recolectó nuevos datos de su sonda AIRS que midió los niveles de monóxido de carbono a una altura de 5.500 metros del 8 al 22 de agosto en la región amazónica de Brasil.
Las imágenes permiten darse una idea del nivel de monóxido de carbono que sube a la atmósfera: los colores verde, amarillo y rojo representan la concentración del gas.
NASA maps carbon monoxide from #AmazonRainforest fires from orbit: https://t.co/xFvWUfDfVm pic.twitter.com/eRrp34QvGm
— NASA JPL (@NASAJPL) August 23, 2019
«El verde indica concentraciones de monóxido de carbono de aproximadamente 100 partes por billón en volumen (ppbv); el amarillo – de unas 120 ppbv; y el rojo– de unas 160 ppbv», escribió la NASA en el comunicado de prensa. «Los valores locales pueden ser significativamente más altos», aclaró.
El monóxido de carbono puede viajar largas distancias y permanecer en la atmósfera durante aproximadamente un mes. Causa la contaminación atmosférica y estimula el cambio climático.
La preocupación por la mayor selva tropical del mundo surgió cuando este año se produjo un número récord de incendios forestales en la Amazonía. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales —INPE, por sus siglas en portugués—, se registraron más de 75.000 incendios en lo que va del año que elevaron la marca interanual un 85%.
El INPE indica que entre enero y julio se han quemado en Brasil 57.827 kilómetros cuadrados, de los cuales 27.149 kilómetros cuadrados corresponden al Cerrado, un bioma de sabana tropical que se extiende del noreste al centro y al oeste del país, y 18.629 a la Amazonía, que comprende a toda la franja norte del país.
Aunque los incendios forestales son comunes en la Amazonía durante la estación seca, como la actual, buena parte de ellos han sido producidos por agricultores y se han dispersado con fuerza a raíz de la deforestación hasta llegar a zonas deshabitadas, lo que pone en riesgo varias regiones pobladas en el norte de Brasil.
Los Brasileños manifestaron su descontento con el presidente del país, Jair Bolsonaro, quien declaró que los «incendios forestales existen en todo el mundo y eso no puede servir de pretexto para posibles sanciones internacionales». Fue en referencia a las advertencias del mandatario de Francia, Emmanuel Macron, acerca de represalias económicas por la posible responsabilidad del Gobierno brasileño de miles de focos de fuego que destruyen la Amazonía.