A pesar de ponerlos en duda, los consideró ‘una dolorosa herida a nuestra amada Iglesia’, al tiempo que la congregación tomó distancia al afirmar que ninguno de los párrocos mencionados pertenecen ni han trabajado en ese templo, donde siguen ‘un estricto código de ética’.
Las redes sociales estallaron con mensajes de fuerte censura a los involucrados, en su mayoría, sin victimizar a ninguna de las partes, mientras que aisladas voces intentaron proteger la integridad de la Iglesia tras calificar de excepciones a los curas citados.
En su reporte, Valenzuela concluyó que la institución habitualmente se coloca en contra de proyectos de leyes sobre educación sexual, además de considerar como ‘aberración a personas con una orientación sexual distinta’ y habla de una moralidad que ‘no practican ellos’, afirmó sobre la base de la denuncia publicada.
Como antecedente a estos hechos, el sacerdote David Cosca se vio involucrado en un caso de asesinato ocurrido en un hotel de la localidad en circunstancias que no fueron esclarecidas públicamente, pero al parecer tomó contacto en el lugar con la víctima, su victimario y otras personas, por lo cual fue imputado como cómplice.