La familia de la pequeña heroína de Chaitén, considera que hubo negligencia y errores fatales en los protocolos, hechos que no quisieron denunciar en su momento debido a que esperaban un pronunciamiento de las autoridades competentes que nunca llegó, para mejorar las condiciones médicas en el pueblo, junto a resultados favorables respecto al sumario exigido.
Por René Arriagada Barrientos – La Razón
“Queremos dejar un precedente, para que nunca más en las zonas extremas, las personas sufran por médicos incompetentes y errores de protocolo, no queremos más casos como el de Francisca” son las palabras de Roberto Barrientos, padre de Francisca Barrientos Cadagán, quién en septiembre de 2019 fue noticia a nivel nacional por su generosidad, luego de donar sus órganos y así ayudar a cinco vidas, tal como se lo dijo a sus padres desde muy niña, quienes respetaron su decisión sin vacilar.
Los Barrientos Cadagán no quisieron “empañar el acto de amor” de la menor de sus tres hijos y aguardaron para ver si desde la autoridad había respuestas a sus dudas, fundamentalmente respecto a los procedimientos médicos y el tratamiento que recibió la pequeña de 12 años, quien falleció por una neumonía aspirativa en el Hospital de Puerto Montt, luego de ingresar al Hospital de Chaitén con un derrame cerebral. Hoy sin asistencia psicológica ni tampoco respuestas por parte de la autoridad, decidieron iniciar un camino judicial, en búsqueda de establecer responsabilidades y mejorar las condiciones de salud en el pueblo. Una denuncia por cuasidelito de homicidio, con antecedentes que ya se encuentran en manos de la Fiscalía de Futaleufú, ya que nunca se realizó el sumario exhaustivo al que alguna vez se comprometió el Ministerio de Salud, realizándose sólo una auditoría que no estableció ni errores ni responsabilidades.
Francisca llegó la madrugada del 14 de septiembre al Hospital de Chaitén, calificada con una urgencia clase C3, fue atendida por el Director del recinto, Augusto Matamala Beizmovilic, quien a pesar de estar de turno llegó apurado desde su casa, según consigna la denuncia y la carta que recibió la OIRS de Chaitén. “El médico pidió muestras de sangre de la menor para exámenes que finalmente no se hicieron, porque el tecnólogo médico del recinto no estaba, por ende la sangre debió ser desechada. Durante todo este proceso, le advertimos en al menos tres ocasiones, que podría ser un aneurisma a lo que él respondió que no, con el argumento de que tenía sólo 12 años” remarca el padre de la menor.
“La administración de medicamentos se realizó 1 hora 45 minutos aproximados después de su ingreso, mientras convulsionaba y era mantenida sólo en observación”, así lo confirma Deyanira Cadagán, madre de Francisca quien agrega que “los errores fueron desde que se inició toda esta tragedia para nosotros, hasta que mi hija falleció por un paro cardiorespiratorio derivado de una neumonía aspirativa. Todo esto fue ocasionado por las pésimas condiciones de su traslado y tratamiento, no por el aneurisma”.
En la carta que fue entregada a la OIRS de Chaitén, los padres dejan de manifiesto que en reiteradas ocasiones se le preguntó al Doctor Matamala cuando podrían trasladar a la menor a Puerto Montt y no hubo respuesta. Él médico se despidió y le dijo a la doctora entrante que había que mantenerla en espera. “Cerca de las 11 am del 14 de septiembre anunciaron su trasladado al aeródromo porque no existía Aeroambulancia, iniciándose así un tortuoso viaje a Puerto Montt que no contó con las condiciones mínimas de oxígeno y ventilación, incluso sin insumos para poder tapar a Francisca, ya que los funcionarios estaban más preocupados de no perder las frazadas que del correcto traslado y la dignidad mi hija” agrega la madre de la pequeña quien asegura que recién cerca de las 12.30 pm se produjo el despegue.
La muerte de “La Panchita” como era conocida por toda la comunidad, golpeó fuerte a Chaitén y sus alrededores, donde la gente se volcó a la calles a recibir sus restos provenientes de Puerto Montt el pasado 20 de septiembre. De ahí en más la Alcaldesa Clara Lazcano, habilitó el Gimnasio del Colegio Municipal Juan José Latorre para su velorio. El recinto hoy lleva el nombre de Francisca, quien junto con transformarse en una heroína -por ayudar a que cinco vidas sigan adelante- dejó en evidencia las precarias condiciones de salud que tienen sus habitantes, que han salido a las calles del pueblo a pedir justicia por Francisca, por ellos y los que vendrán, exigiendo condiciones mínimas de salud, una aeroambulancia y la salida del cuestionado Director del Hospital Augusto Matamala, quien fue trasladado hace algunas semanas, para ejercer funciones en el Hospital de Futaleufú.