Los científicos de la Universidad de California en Berkeley lograron registrar un terremoto de magnitud 3,5 y encontrar una nueva zona de fractura de la placa tectónica con ayuda de cables de fibra óptica.
En el experimento se usó una sección de 20 kilómetros de cable de fibra óptica tendido en el fondo de la bahía de Monterrey, frente a la costa central de California hace 17 años. Los científicos lo conectaron con el dispositivo, que envía pulsos cortos de láser, y comenzaron a capturar los fotones dispersos por la superficie de fibra óptica, cuyas propiedades permitían juzgar el voltaje del cable en diferentes puntos.
La magnitud de dispersión se midió cada dos metros, lo que convirtió un cable de 20 kilómetros en una cadena de 10.000 sensores sísmicos. Según los autores, estos sistemas pueden detectar las fluctuaciones de tamaño desde unos nanómetros hasta cientos de picómetros por metro de longitud.
«La ventaja de la sismología de fibra óptica es que se puede usar cables de telecomunicaciones en lugar de colocar miles de sismómetros», explicó Nate Lindsay, uno de los autores del estudio, agregando que solo hay que conectar el cable al aparato.
Durante el experimento subacuático, los científicos pudieron registrar varios ecos del terremoto, que ocurrió a 45 kilómetros en tierra, y abrir la zona de la falla subacuática, de la que no se conocía anteriormente.
Asimismo, los científicos señalaron los beneficios del nuevo método para explorar las estructuras geológicas en el fondo del mar y predecir los terremotos con mayor precisión.