La depilación se impone entre los varones jóvenes y los pelos ya no son un signo de virilidad sino que se ven como antiestéticos y poco higiénicos. Eligen depilarse para lucir mejor, resaltar sus músculos, transpirar menos y por pedido de sus compañeras sexuales. A su vez, algunas mujeres optan por dejarse el vello. ¿Cambio de estereotipos?
Según datos de la Sociedad Argentina de Medicina Estética, la cantidad de hombres que se depilan se triplicó en los últimos años y hoy alcanza el 40%. Mientras antes era una cuestión que se limitaba a los deportistas, hoy los jóvenes lo eligen por comodidad y estética.
«Los que comenzaron a depilarse fueron los varones gays y después eso se empezó a trasladar hacia los heterosexuales. Cuando les preguntas te dicen que es por cuestiones de higiene y salud pero siempre está por detrás lo estético, pensar que sus cuerpos parecen más bellos si están depilados», dijo Gabriela Bard Wigdor, doctora en estudios de género e investigadora del Conicet.
Mientras antes la masculinidad dominante estaba asociada al hombre «peludo, fuerte y bravo» hoy los estereotipos están cambiando y cada vez hay «mayor diversidad en las formas de ser varones». Algo que, de acuerdo a la especialista, favorece al mercado de la estética que amplía su público.
La mayoría de los que se depilan son hombres de clase media y media-alta, en general de entre 20 y 30 años, pero también mayores de 30 o 40, que al separarse regresan al «mercado sexual» y compiten con los más jóvenes.
«La mayoría de las mujeres busca hombres más bien lampiños, entonces se empieza a generar esa presión también hacia los mayores, aunque sea una práctica más avalada entre los jóvenes», indicó Bard.
¿Qué zonas eligen ellos? Según la investigadora se depilan mayoritariamente los genitales —por pedido de sus compañeras—, hombros, espalda y pecho. Pero se dejan los vellos en axilas y piernas. La técnica más utilizada es el láser para estos últimos y afeitadora para la zona genital. La minoría elige cera, cuando consideran que la depilación definitiva es muy cara.
A su vez, cada vez más mujeres eligen no depilarse como forma de protesta ante las «imposiciones estereotípicas sobre la feminidad» lo que demuestra una reconfiguración en los roles de género. Para Bard la depilación debería verse como una opción, para ambos sexos, y no como una necesidad o imposición.