La parlamentaria explicó que el fortalecimiento de la DGA y la creación de un plan estratégico de manejo de cuencas enmarcado en el plan estratégico de recursos hídricos, son claves para cuidar nuestro recurso hídrico y utilizar bien el agua que tenemos.
Tras prácticamente nueve años de tramitación en ambas Cámaras del Congreso, la reforma al Código de Aguas de 1981 pasó una etapa crucial el pasado miércoles 29 de enero, cuando en una sesión extraordinaria, la Comisión de Agricultura acordó aprobar unánimemente la totalidad de las indicaciones pendientes.
“Como senadores hemos realizado un trabajo responsable para proteger un recurso tan relevante para la vida humana y para el crecimiento productivo y económico de nuestro país. Han sido casi dos años de arduo trabajo sólo en la Comisión de Agricultura, por lo que agradezco la participación de todas las organizaciones civiles, asesores, profesionales y científicos que nos permitieron lograr un acuerdo transversal para aprobar en forma unánime éste nuevo Código de Aguas”, sostuvo Aravena.
Fortalecimiento de la DGA.
Otro de los puntos relevantes a destacar del nuevo Código de Aguas es que se fortalece la labor de la Dirección General de Aguas (DGA), otorgándole la posibilidad de solicitar el auxilio de la fuerza pública a fin de realizar fiscalizaciones, crear planes estratégicos de manejo de cuencas en caso de sequía y el aumento de las multas.
“Hoy la DGA cuenta con sólo 38 fiscalizadores, los cuales no dan abasto para proteger y mantener el debido cuidado de los recursos hídricos del país. Gracias a las modificaciones realizadas le otorgamos más poderes de fiscalización a este organismo y también la posibilidad de crear planes estratégicos de manejo en las cuencas. Agradezco la enorme disposición de los funcionarios de la DGA durante la tramitación del proyecto, su experiencia y conocimiento fue fundamental en este proceso”, agregó la parlamentaria.
Otro aspecto tremendamente relevante es la necesidad de inscribir los derechos de aprovechamiento en un registro único que llevará en Conservador de Bienes Raíces, para lo cual existirá un plazo de un año y medio o 18 meses, y que permitirá finalmente que conozcamos cuantos derechos existen y por cuántos litros por segundo están otorgados, información clave para el manejo de nuestros recursos. Vencido ese plazo, si es que no hay inscripción, se extinguen los derechos. Hasta la fecha, el desconocimiento alcanza a cerca de un 30% de los derechos de aprovechamiento entregados, cifra muy alarmante. Por otro lado, según se nos señaló por la Autoridad, actualmente existe especulación respecto de la cantidad de 590.000 aproximados litros por segundo, en derechos consuntivos no utilizados, o que debiesen pagar patente por no uso. Y por último, destacar que hoy únicamente estamos legislando para hacer un buen uso del 50% de agua subterránea disponible y sólo respecto de un 10% del agua superficial. Con este escenario hídrico, necesitábamos legislar con responsabilidad y urgentemente.
Finalmente, Aravena detalló que el nuevo Código de Aguas crea un plan estratégico de manejo de cuencas, enmarcado en el plan estratégico de recursos hídricos del Ministerio de Obras Públicas, a fin de mantener un estudio sistematizado de las 101 cuencas hidrográficas en Chile, con el fin de tener un mejor manejo del recurso y poder intervenir oportunamente en caso de escasez.
“Además del plan de manejo de cuencas, una de las grandes innovaciones que se aprobó es la creación de un nuevo estatus en el uso del agua, a fin de que derechos de agua puedan ser utilizados para fines de conservación, permitiendo tener así derechos de agua que no se extraen, lo cual es importante por ejemplo para centros turísticos y ONG que busquen la protección del ecosistema”, agregó la senadora por la región de la Araucanía.
Los integrantes de la Comisión aprobaron el Artículo 6, el que indica que los nuevos derechos de agua serán otorgados como concesiones temporales y bajo criterios de disponibilidad y sustentabilidad de la fuente. Se aprobó la extinción por no uso de 5 años para los derechos consuntivos y 10 años para los no consuntivos, para los nuevos derechos de agua, tanto para los superficiales como los subterráneos, a fin de proteger los acuíferos. El no uso implicará que no se realizaron las obras de extracción de agua, la bocatoma, la instalación de bombas, o sea que se haya solicitado el agua para un proyecto y no se están utilizando.
Asimismo, la parlamentaria añadió que “acordamos la temporalidad de los nuevos derechos de agua que se otorguen cuando entre en vigencia este Código, que será de un plazo de 30 años para los derechos consuntivos y de 20 años para los no consuntivos, los que serán renovables en la medida que se cumpla con todos los requisitos”.
Cabe señalar, que, con la aprobación de la reforma al Código de Aguas en la Comisión de Agricultura del Senado, sólo falta la revisión final del texto para que la iniciativa pueda ser conocida y analizada por la Comisión de Constitución en marzo, instancia que revisará sólo las normas que tienen que ver con la carta magna.