La tendencia se conoce como ‘sleep divorce’ o ‘divorcio de dormitorio’ y consiste en parejas que duermen en camas o habitaciones separadas. Ronquidos, movimientos durante la noche y horarios laborales diferentes son algunas de las razones que los llevan a tomar esta decisión con el objetivo de dormir bien y mejorar la relación.
Una encuesta realizada en 2012 por la organización Better Sleep Council concluyó que una de cada cuatro parejas duerme por separado para tener una mejor noche de sueño. Según otra investigación realizada en Alemania en 2016, los problemas para dormir y los de pareja tienden a ocurrir en forma simultánea.
«Dormir en camas separadas es algo muy común pero al mismo tiempo es un tema que se ha mantenido en silencio en las parejas desde hace muchas generaciones. Ahora se plantea porque hay una mayor apertura y diversidad respecto a los tipos de relaciones», dijo la psicóloga mexicana y educadora de la sexualidad humana Liliana Herrera.
La decisión de dormir separados se debe tanto a necesidades fisiológicas, como la de lograr un buen descanso, como psicológicas, relacionadas con desear una mayor independencia.
«En ocasiones alguno de los integrantes de la pareja presenta problemas para conciliar el sueño porque el otro está viendo el televisor, escuchando música, por ronquidos, por mala higiene, por movimientos nocturnos. Incluso por enfermedad o embarazo», indicó.
Estas situaciones generan conflictos y el no poder conciliar el sueño aumenta el estrés y la irritabilidad, hecho que repercute en varios aspectos de la pareja como el deseo sexual.
De todas maneras, a las personas aún les resulta difícil plantear la dinámica de dormir en camas o cuartos separados ya que piensan que esto es un síntoma de crisis en la relación o que va a implicar una disminución de las relaciones secuales.
«El erotismo es muy importante en la pareja pero este no se limita a un estímulo como es la cama. Es fundamental vivir el placer y romper la rutina de diferentes formas», concluyó Herrera.