La pandemia cambiará el mundo para siempre. El nuevo coronavirus detendrá la globalización, provocará el ocaso de Estados Unidos, aumentará ideas nacionalistas y creará un sistema económico mundial más sostenible, escribe la revista estadounidense Foreign Policy con referencia a varios destacados analistas internacionales.
Ideas nacionalistas
«La pandemia fortalecerá el Estado y reforzará el nacionalismo. Los Gobiernos de todo tipo adoptarán medidas de emergencia para gestionar la crisis, y muchos se mostrarán reacios a renunciar a estos nuevos poderes cuando la crisis termine», opina Stephen M. Walt, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard.
Un refuerzo del nacionalismo lo pronostica también John Ikenberry, profesor de política y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton.
«Dado el daño económico y el colapso social que se está desarrollando, apenas ocurrirá cualquier otra cosa que no sea un refuerzo del movimiento hacia el nacionalismo, la rivalidad de las grandes potencias y el desacoplamiento estratégico», cita el medio al experto.
Estados Unidos suspendió la prueba de liderazgo
«Estados Unidos dejará de percibirse como líder internacional debido al estrecho interés propio de su Gobierno y su incompetencia», señala Kori Schake, vicedirector general del Instituto Británico Internacional de Estudios Estratégicos.
Según Schake, los efectos globales de esta pandemia podrían haberse atenuado en gran medida si las organizaciones internacionales hubieran proporcionado más información y con mayor antelación, lo que habría dado a los Gobiernos tiempo para prepararse y dirigir los recursos hacia donde sean más necesarios.
«Esto es algo que Estados Unidos podría haber organizado, demostrando que, si bien tiene un interés propio, no es lo único que tiene. Washington falló la prueba de liderazgo, y el mundo está peor por ello», subraya.
La transferencia del poder de Occidente a Oriente
«El COVID-19 también acelerará el cambio de poder e influencia del Oeste al Este», destaca Stephen M. Walt.
Corea del Sur y Singapur respondieron mejor ante la epidemia, y China reaccionó bien tras cometer algunos errores en la primera etapa, observa el profesor. Mientras tanto, la respuesta en Europa y EEUU fue «lenta y aleatoria», agrega.
El coronavirus solo acelera un cambio que ya había comenzado: «de una globalización centrada en Estados Unidos a una globalización más centrada en China«, comenta, a su vez, Kishore Mahbubani, distinguido miembro del Instituto de Investigación de Asia de la Universidad Nacional de Singapur.
Fin de globalización económica
Algunos analistas opinan que la pandemia de coronavirus podría acabar con la globalización económica.
«El COVID-19 está obligando a los Gobiernos, empresas y sociedades a reforzar su capacidad de enfrentarse a largos períodos de autoaislamiento económico», señala Robin Niblett, director de Chatham House también conocido como Instituto Real de Asuntos Internacionales del Reino Unido.
El investigador principal de estudios sobre América Latina del Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU, Shannon K. O’Neil, considera que las empresas replantearán y reducirán las cadenas de suministro multinacionales que dominan la producción hoy en día.
«Más empresas querrán saber más sobre la procedencia de sus suministros y cambiarán la eficiencia por la redundancia. Los Gobiernos también intervendrán, obligando a las industrias estratégicas a tener planes de respaldo y reservas nacionales. La rentabilidad caerá, pero la estabilidad de la oferta debería aumentar», pronostica.
La historia de COVID-19 será escrita por los vencedores
Como siempre ha sido, la historia será escrita por los «vencedores» de la crisis de COVID-19, observa el general retirado del Cuerpo de Marines de EEUU John Allen, presidente de la Institución Brookings y excomandante de las fuerzas de EEUU en Afganistán.
«Cada nación y cada individuo está experimentando la tensión social de esta enfermedad de maneras nuevas y poderosas. Inevitablemente, las naciones que resistan mejor [la pandemia] —tanto en virtud de sus sistemas políticos y económicos singulares como desde la perspectiva de la salud pública— se atribuirán la victoria sobre las que tengan un resultado diferente y más devastador».