Se trata de la creencia de que una persona puede contagiarse con COVID-19 por el aire. El análisis del historial médico de más de 75.000 pacientes con COVID-19 en China no ha detectado ni un solo caso de transmisión por este medio. Si bien durante los primeros días de la epidemia varias publicaciones científicas presentaron evidencias de que el SARS-CoV-2 podía detectarse por el aire, estas deben interpretarse con cautela, consideran los expertos del ente internacional.
Y es que es necesario distinguir la transmisión de un virus por vía aérea de la que se produce a través de las gotitas de saliva, que normalmente miden entre 5 y 10 micrones de diámetro. Esta última puede producirse cuando una persona mantiene contacto directo con el infectado que muestra síntomas —tos o estornudos— y se encuentra a un metro de este. En estas circunstancias existe el riesgo de que las gotitas de la saliva del infectado penetren en la boca, la nariz y los ojos de otra persona.
La transmisión por aire es diferente y tiene que ver con la presencia del coronavirus en el aire durante un largo período del tiempo en forma de aerosoles —unas gotas que miden menos de 5 micrones en diámetro —. Además, este modelo implica que las partículas patógenas pueden transmitirse por aire a distancias superiores a un metro. La OMS no descarta que los humanos puedan contagiarse con el coronavirus mediante la transmisión aérea, pero este escenario es posible solo en un número limitado de casos.
«En el contexto de COVID-19, la transmisión aérea puede ser posible en aquellas circunstancias y entornos específicos en los que se realizan los procedimientos que generan dichos aerosoles, como durante una intubación endotraqueal, una broncoscopia o succión abierta [entre otros tratamientos de apoyo a los pacientes]», reza el comunicado publicado por el ente.
El contagio puede producirse a través de los fómites (patógenos) dejados por el infectado sobre superficies y objetos cercanos. Existen también evidencias de que el SARS-CoV-2 puede causar una infección intestinal y estar presente en las heces del infectado. No obstante, hasta la fecha solo un estudio ha logrado llegar a esta conclusión.