A lo largo de la historia el mundo ha atravesado importantes pandemias, como la de cólera (1886), la gripe española (1918) y la gripe asiática (1957). Cada una de estas permitió formar y consolidar el sistema público de salud en Chile, mientras azotaba el país.
Por *Carolina Trejo
Entre los años 1886 y 1888, la pandemia de cólera azotó a Chile, y más de 28.400 personas murieron. El temor y la inseguridad se apoderó de la población, razón por la que el Estado pasó a implementar una serie de políticas públicas de carácter sanitario contra del temido flagelo.
El entonces presidente Manuel Balmaceda (1886-1891) estaba en conocimiento de los estragos que había provocado la pandemia en Europa, por lo que intentó evitar su la llegada al país con una serie de medidas para controlar el ingreso y la expansión de la enfermedad. Al igual que hoy con el COVID-19, se establecieron cordones sanitarios, desinfección de aguas, medidas de higiene personal y pública, control de pasos cordilleranos y vías marítimas, además de cuarentenas a los recién llegados.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, en diciembre de 1886 el cólera ingresó a Chile desde Mendoza, Argentina. En poco tiempo, la enfermedad se propagó por todo el valle central. Atacó Santiago, atacó el puerto de Valparaíso; se esparció al norte y sur del país.
Cuando la epidemia se desató, se creó un Servicio Sanitario del Cólera que se ocupó de la atención y traslado de los enfermos, y de sepultar a los que fallecieron en un cementerio especialmente creado para los coléricos, en los extramuros de la ciudad.
«Los antecedentes históricos respecto a esta epidemia junto a la evidencia arqueológica, nos indicaría que en este lugar fueron inhumados las personas más vulnerables y de menos recursos que fallecieron producto del cólera. Hombre, mujeres y niños que fueron apartadas y enterradas en pésimas condiciones y olvidadas en este lugar», señala a Sputnik Valentina Trejo, arqueóloga de la Universidad de Chile quien participó en las excavaciones del cementerio de coléricos.
Muertos que según el registro civil alcanzaron las 28.432 personas, lo que representó la pérdida de hasta el 5 % de la población en los centros urbanos del país. Una tragedia sanitaria que dejará huellas en la infraestructura y en el sistema de salud de Chile, al impulsar obras destinadas a dotar de una red de agua potable para Santiago, junto con la creación del Consejo Superior de Higiene Pública, que antecesor del Instituto Bacteriológico, hoy transformado en el Instituto de Salud Pública.
Las gripes española y asiática en Chile
Esta no ha sido la "peor pandemia" vivida por Chile. Recordemos que en 1918-1920 la Influenza Española (o Gripe Española) mató en Chile a más de cuarenta mil personas (40.000)
— Arturo A Muñoz (@artamumu) April 5, 2020
La pandemia va dar un nuevo impulso a la modernización de la salud pública chilena, al dictarse el primer Código Sanitario en 1918 junto con medidas para incrementar la educación higiénica entre la población, sobre todo en materia de hábitos de aseo y limpieza tanto al interior como al exterior de las viviendas. Además, contribuyó a la instauración, en la década de 1920, del modelo de la nueva medicina o medicina preventiva.
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En el invierno de 1957, aparece un nuevo brote de gripe en el país. Es un virus proveniente de China que ingresó a Chile a través de un barco estadounidense que recaló en Valparaíso. A pesar de las medidas de prevención y de salubridad, como la suspensión de clases, la gripe se propagó con rapidez en todo el país.
Una crisis sanitaria que conoció de cerca Margarita Vidal, quien en la época tenía 15 años y debió apoyar el trabajo que se hizo en el hospital de San Antonio. «Mi madre, que era practicante, trabajaba en el hospital del puerto y me advirtió que yo tendría que ir con ella en calidad de ‘voluntaria’ a ayudar porque había mucho personal médico enfermo a causa de la gripe», recuerda.
Y agrega: «Tuve que barrer, lavar chatas, instrumental de operación, por cierto, con las precauciones correspondientes y un sinfín de labores que no eran para nada gratas, pero absolutamente necesarias. Mi ‘voluntariado’ terminó cuando me enfermé de la gripe».
Esta pandemia cobró la vida a cerca de 20 mil personas, en su mayoría niños y adultos mayores de los sectores más vulnerables, y colocó a Chile entre los índices de mortalidad más altos del mundo. La crisis sanitaria debilitó a la ya entonces alicaída presidencia a Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958), y comenzó a configurar al Ministerio de Salud como se conoce actualmente.
*Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Columnista de Sputnik. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.