Varios países latinoamericanos comienzan a pensar formas de flexibilizar las cuarentenas, buscando reactivar la vida de sus golpeadas economías. Del otro lado, expertos internacionales y la propia OMS advierten que levantar el confinamiento antes de tiempo puede habilitar un serio rebrote del coronavirus.
Muchos de los países latinoamericanos ya superan las cuatro semanas de cuarentena —en algunos casos obligatoria, en otros recomendada por los gobiernos— y son varios los gobernantes que comienzan a delinear alternativas para comenzar a flexibilizar las restricciones a la circulación. Si bien la pandemia de COVID-19 continúa siendo un problema sanitario, la urgencia por reactivar las economías empujan a los mandatarios a pensar en nuevas fases de la respuesta.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, sorprendió al anunciar, el 8 de abril, su decisión de habilitar el reinicio de los cursos presenciales en 973 escuelas rurales del país a partir del 22 de abril. En la misma conferencia, el mandatario ratificó que los trabajadores de la construcción retomarían sus tareas el 13 de abril.
En el país sudamericano no rige una cuarentena general obligatoria sino una «exhortación» del Gobierno a sus habitantes para permanecer en sus casas. Para el Gobierno uruguayo, la suma de casos de COVID-19 —512 positivos al 13 de abril— no es alarmante y está lejos de los 8.700 que, según el Ministerio de Salud, serían necesarios para hacer colapsar al sistema de salud nacional.
«Nada indica que vayamos a estar peor», esbozó, confiado, Lacalle Pou durante esa conferencia.
Uruguay no está solo en su optimismo. El ministro de Salud paraguayo, Julio Mazzoleni, afirmó que luego del 19 de abril —fecha prevista para el final de la cuarentena obligatoria— podría establecerse una suerte de «cuarentena intermitente«.
«En este tema uno debe ser muy cuidadoso, pero no hay un manual de cómo hacerlo. Lo que va a pasar con nosotros y otros países de la región es que vamos a dar un paso adelante, vamos a parar, puede ser que retrocedamos. Vamos a ir evaluando cómo se va comportando», explicó el jerarca en declaraciones a Telefuturo y recogidas por el diario paraguayo La Nación.
Los números del coronavirus en Paraguay parecen ser alentadores. Al 13 de abril, tiene 147 contagios y tan solo seis fallecidos. Sin embargo, el Gobierno paraguayo reconoce que quisiera aumentar la capacidad de testeo, que actualmente ronda los 200 exámenes diarios.
Colombia es otro de los países que piensa en el después. El domingo 12 de abril, en una entrevista con la cadena televisiva Caracol, el presidente colombiano, Iván Duque, explicó el escenario que imagina luego del 27 de abril, día en que culmine el período de cuarentena obligatoria decretado por el Ejecutivo.
«Nosotros no podemos esperar que después del 27 vamos al estadio, no va a haber fútbol, no podemos esperar volver a conciertos, bares o discotecas. Vamos a tener que dejar muchas prácticas de nuestra vida social a un lado porque esa interacción sirve para que el virus crezca», apuntó el mandatario.
Sin embargo, remarcó la importancia de «ir retomando elementos de la vida productiva», siempre con precauciones sanitarias. En ese sentido, indicó que se buscará el «mayor teletrabajo posible» y, para las personas que tengan que circular, se harán cambios en el transporte público para evitar aglomeraciones.
En México, la fecha estimada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, para flexibilizar las medidas es el 10 de mayo, diez días después del final de lo que denominó ‘Jornada Nacional de Sana Distancia’ y que rige hasta el 30 de abril. En declaraciones recogidas por la revista Proceso, AMLO dijo que le gustaría «empezar gradualmente» con el reinicio de la actividad, «desde luego con todo cuidado, con todas las recomendaciones». De todos modos, aclaró que esa decisión está en manos de los médicos que asesoran al Gobierno mexicano.
En Perú, en tanto, el Grupo Prospectiva COVID-19 —integrado por profesionales que asesoran al Gobierno de Martín Vizcarra— comunicó que recomendó al Ejecutivo establecer una ‘cuarentena provincial’ luego del 26 de abril, día en que culminará la cuarentena obligatoria iniciada en marzo. Este modelo, consignaron medios peruanos, prevé flexibilizar la circulación en las provincias con pocos casos. La provincia de Lima, donde se encuentra la capital homónima y donde se acumulan más casos, sería la última en salir de la cuarentena. Los viajes entre provincias también estarían regulados y quienes deban moverse de una región serían puestos inmediatamente en cuarentena.
Los países que comienzan a pensar en posibles salidas de la cuarentena mantienen una postura optimista en relación a haber retrasado o alivianado sus respectivos ‘picos’ de contagio. Si bien cada país tenía previsiones diferentes desde mediados de marzo, la mayoría de los estados latinoamericanos preveía que la cantidad diaria de infectados continúe creciendo al menos hasta fines de abril y principios de mayo.
¿Cuándo flexibilizar la cuarentena?
A pesar de la voluntad de los gobiernos latinoamericanos de retomar la normalidad lo antes posibles, expertos internacionales afirman que antes de flexibilizar las medidas los países deben tener varios puntos en cuenta.
Entrevistado por la revista Scientific American, Tom Inglesby —director del Centro de Seguridad Sanitaria de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg— consideró que los gobiernos que deseen flexibilizar medidas deben considerar tres aspectos básicos. Si bien su explicación fue hecha en relación a estados de EEUU, podría servir para otros países.
A su juicio, «cualquier Estado que esté considerando relajar el distanciamiento social debería tener una demostrada tendencia a la baja en los casos en las dos semanas anteriores». En la misma línea, sostuvo que los estados deberían también tener en cuenta si otros estados fronterizos presentan tendencias similares.
Inglesby también consideró que para flexibilizar la cuarentena los gobiernos deberían asegurar que «cualquier persona que tenga síntomas compatibles con COVID-19 pueda tener un test y tener los resultados en el mismo día». Además, deberían comenzar a desarrollar test serológicos, capaces de detectar si la persona estuvo infectada y ya desarrolló anticuerpos.
El tercer factor a considerar es que el personal de salud pueda contar con todo el equipamiento de protección necesario para «cubrir y anticipar» posibles rebrotes de casos surgidos de la flexibilización en las cuarentenas.
La preocupación por levantamientos apresurados de las cuarentenas es compartida por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). Su director, Tedros Adhanom Gebreyesus, advirtió el viernes 10 de abril que «el levantamiento del confinamiento demasiado rápido puede conducir a un letal resurgimiento del contagio».
Gebreyesus dijo que la organización trabaja junto a los países que buscan flexibilizar las cuarentenas y remarcó la importancia de que los gobiernos tengan en cuenta seis factores:
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que la transmisión del coronavirus está controlada;
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que hay suficientes servicios médicos y de salud pública disponibles;
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que se minimizan los riesgos de brotes en entornos especiales como los centros de atención a largo plazo;
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que existen medidas preventivas en los lugares de trabajo, las escuelas y otros lugares donde es esencial que la gente vaya;
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que los riesgos de importación del virus se pueden gestionar;
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que las comunidades son plenamente conscientes y participan en la transición;
¿Por qué no flexibilizar la cuarentena todavía?
Para comprender los riesgos de flexibilizar las restricciones de circulación antes de tiempo, bien vale la pena tomar el ejemplo de China. Un estudio elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Hong Kong, y publicado por la revista médica británica The Lancet, demuestra la importancia de evitar una segunda ola de contagios tras flexibilizar las medidas.
Los investigadores tomaron los datos de las diez provincias de China con más casos de COVID-19 fuera de Hubei, la provincia en la que comenzó el brote. En los territorios seleccionados, entre las que se encontraban grandes ciudades como Beijing y Shangai, la velocidad de reproducción del virus (denominado como Rt) «decreció sustantivamente» luego del 23 de enero, día en que comenzó la cuarentena en Hubei.
La baja en los casos en las ciudades más importantes de China se importante hasta el 7 de febrero, cuando culminó el Festival de la Primavera en el país asiático. Luego, consigna la investigación, las principales ciudades volvieron a reportar casos de COVID-19 importados de Hubei. La cantidad de casos importados del exterior también se disparó en las principales ciudades de China, pasando de 20 a 352 entre el 4 y el 22 de marzo, según recopiló el estudio.
Para los investigadores, los datos sugieren que «puede ser un desafío mantener el Rt bajo cuando las actividades económicas se reanuden por completo en lugares con transmisión comunitario de COVID-19» como la propia Hubei o países del exterior.
«Las medidas de contención basadas en el aislamiento y la trazabilidad de contactos eventualmente fallarán si la exportación de casos continúa creciendo exponencialmente, lo cual parece probable dado que la transmisión local ya se estableció en países grandes, incluídos EEUU y los países europeos».