SANTIAGO – Los últimos meses han sido difíciles producto de la emergencia sanitaria, especialmente en lo que respecta a salud mental por el temor a enfermarse y a que se enfermen los seres queridos, al aislamiento, al cambio en las rutinas familiares, al tener que modificar ciertas costumbres, como abrazarse o darse un beso para evitar el contagio, al usar mascarilla al salir de casa y a la incertidumbre de no saber cuándo terminará todo. ¿Cómo sobrellevar esta pandemia?, es lo que responde el Dr. Carlos Ibáñez, psiquiatra del Hospital Clínico Universidad de Chile.
El 3 de marzo fue diagnosticado el primer caso confirmado de COVID-19 en Chile, momento en que pasó a formar parte de la realidad de todos y que ha cobrado la vida de decenas de compatriotas. Ante esta situación el gobierno ha tomado ciertas medidas para frenar esta pandemia, como la restricción de la movilización y del funcionamiento de algunos servicios, cambiando con ello la vida de las personas y alterando la cotidianeidad familiar. Algunos han debido trabajar desde su casa y quienes tienen hijos, se han visto obligados a escolarizar la vida familiar para cumplir con tareas, guías y clases en línea.
Según explica el Dr. Carlos Ibáñez, psiquíatra del Hospital Clínico Universidad de Chile, “es normal estar ansioso y preocupado ante este escenario, porque genera mucha incertidumbre, pero hay que tener claro que es una situación transitoria y aunque no sabemos cuándo va a terminar, llegará el momento en que podamos abrazarnos nuevamente”.
Para enfrentar el aislamiento físico producto de la cuarentena, el especialista recomienda mantener las rutinas dentro de lo posible, tal como «levantarse en la mañana a una hora determinada, bañarse y cambiarse de ropa para no quedarse en pijama todo el día». Asimismo, indicó, «se deben mantener ciertas actividades durante el día, como por ejemplo, hacer teletrabajo, ayudar a los niños con las tareas, tratar de mantener un tiempo para descansar y ojalá encontrar algún espacio para estar a solas en alguna actividad aunque se esté en la misma casa, porque puede ser un tanto agotador estar todo el día realizando actividades juntos”.
Además, el Dr. Ibáñez relevó la importancia de mantener las rutinas de alimentación con las cuatro comidas diarias (desayuno, almuerzo, onces y cena), ya que «sirven para ordenar el día y también pueden ser puntos de reunión que permitan estructurar de mejor manera la distribución de las tareas durante el día”.
Equilibrar el trabajo a distancia y la escolarización de la vida familiar para evitar el estrés
“Debemos estar conscientes de que esta es una situación excepcional en la que no podemos exigirnos de la misma forma que nos exigíamos antes, y no podemos esperar también que los hijos cumplan con las metas de aprendizaje que estarían cumpliendo si estuviéramos en un periodo normal de clase. Entonces hay que moderar las autoexigencias y también las expectativas, sino realmente resulta inmanejable”, planteó el experto.
El psiquiatra advirtió además que se deben definir muy bien cuáles son los horarios de trabajo y cuáles los de descanso, “porque cuando el trabajo se incorpora en la casa, es muy fácil que se pierdan esos límites y que la persona esté todo el tiempo conectada. Esto no va a hacer que sea más eficiente o que avance más, sino que simplemente va a estar más cansado”.
Asimismo, planteó que “hay que enfocarse a ciertas tareas específicas, ponerse metas a corto plazo e ir cumpliendo con esas metas en períodos bien acotados en el día, dejando espacios para el descanso, desconectandose del e-mail o del whatsapp del trabajo”.
Para el Dr. Ibáñez, a pesar del temor y la preocupación que genera el contagiarse, la gran mayoría de las personas va a enfrentar esta situación de manera sana y van a tener una respuesta resiliente frente a este estrés. “Es importante ver que la mayoría de las personas vamos a poder sobreponernos a esta situación de manera positiva e incluso altruista, que vamos a poder cuidar a los otros y ayudar”, dijo.
Respecto a la necesidad de consultar a un especialista, el Dr. Ibáñez indicó que es preciso «si una persona tiene síntomas que afectan su funcionamiento diario, o sea, que por la tristeza le cuesta hacer las cosas o empieza a rendir mal en lo que normalmente hacía o está sintiéndose mal durante semanas y no se les pasa, hay que consultar. Si los síntomas son tan intensos que llegan a afectar el funcionamiento de la persona en el cumplimiento de sus roles, significa que debe pedir ayuda”.
“Para evitar esto», advirtió el especialista, «hay que conversar lo que se siente, mantenerse conectado con la familia extendida y los amigos, hacer actividades de relajación y técnicas que sirvan para disminuir la ansiedad -como yoga, respiración diafragmática, estiramiento y contracción muscular, meditación, minefullness- y no consumir alcohol, marihuana y otras drogas, ni tampoco benzodiazepinas automedicadas”.