Unas 10.000 familias en situación de hambruna a causa del coronavirus acudieron al Banco de Alimentos de San Antonio en busca de asistencia.
En medio de una demanda sin precedentes, este es solo uno de los cientos de centros de este tipo que hay en EEUU y que se están enfrentando a este reto. En Twitter se publicaron fotos en las que se ve cómo los estadounidenses hacen unas colas muy largas para poder recibir una caja con comida.
The food banks in San Antonio have endless queues of cars outside them 😢
The real human costs of this virus and the economic downturn are brutal 😰 pic.twitter.com/d3GKCMRMPt
— Ric Burton (@ricburton) April 10, 2020
«Estas colas que se están formando son las más largas que he visto en mi vida. Me refiero a que nunca he visto este tipo de demanda. Todavía no podemos vislumbrar el fin de la crisis, igual que no podemos discernir el de estas colas», destacó el presidente del Banco de Alimentos de San Antonio, Eric Cooper, en una entrevista con el Business Insider.
Su ente ofrece estos servicios en 16 condados en Texas. Muchas familias llegan a San Antonio 12 horas antes de que empiecen a distribuir la comida para asegurarse de obtener su caja con carne, cereales y otros productos imprescindibles.
Actualmente, el Banco de Alimentos de San Antonio no es la única organización que se enfrenta al aumento de la demanda y lucha por repartir alimentos entre todos aquellos que los necesitan después de que la pandemia dejase sin trabajo a 22 millones de estadounidenses. Antes de que la pandemia azotara EEUU, los bancos de alimentos ayudaban a alimentar a unas 60.000 personas por semana. Ahora, su número puede llegar a unas 120.000 durante el mismo plazo.
Feeding America, la red que engloba a 200 bancos de alimentos incluido el de San Antonio, descubrió que el 95% de sus entes reportaron un gran aumento en la demanda de asistencia en comparación con el año pasado y que el 70% lo hizo tras el inicio de la pandemia. Sin embargo, los analistas estadounidenses advierten que unos 17,1 millones de personas más podrán experimentar en el futuro inseguridad alimenticia si el virus continúa propagándose por el país.
El incremento de la demanda no es el único problema que los bancos de alimentos tienen que afrontar actualmente. El cierre general causado por la pandemia afectó considerablemente a las reservas de alimentos. Los suministros empezaron a disminuir después de que la gente pasase a comprar en abundancia alimentos en las tiendas y los restaurantes, que solían donarles restos de comida, se cerrasen indefinidamente.
Además, los agricultores se ven obligados a desechar miles de litros de leche y tirar a la basura millones de kilos de productos frescos debido a la falta de la infraestructura necesaria para poder redistribuirlos por los bancos.
«Ha habido una disminución de entre el 40% y el 60% en las donaciones. Los bancos de alimentos tienen que satisfacer la demanda con menos alimentos», destacó la vicepresidenta de Feeding America, Katie Fitzgerald.
Actualmente, Feeding American trabaja junto con American Farm Bureau para eliminar esta escasez y conseguir la comida y los lácteos para las familias que los necesitan. Lo hacen de acuerdo con la ley conocida como Families First Coronavirus Response Act e incluye la asistencia en nutrición por valor de 1.000 millones de dólares. Además, utilizan el programa The Emergency Food Assistance Program para conectar a los granjeros y al Departamento de Agricultura de EEUU con los bancos de comida. De esta manera, estos últimos podrán entregar a la gente los excedentes alimenticios.
Sin embargo, Eric Cooper teme que la comida no consiga llegar a tiempo. Es posible que los primeros camiones con los alimentos del Departamento de Agricultura arriben solo en la segunda mitad de este verano, pero «las familias necesitan comer algo ahora mismo».
«Me doy cuenta de que las colas se alargarán antes de que logremos acortarlas, ya que tenemos que estar preparados para alimentar a estas personas. Y ese es el mayor desafío. ¿Tendremos suficiente comida?», se pregunta.