A finales de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la pandemia de la ‘gripe española’ azotó al mundo y dejó un aproximado de 50 millones de muertos. Las formas en las que se afrontaron los problemas económicos de esa época, con una Europa devastada por la guerra, pueden dar algunas pautas de qué se puede hacer hoy.
La mal llamada ‘gripe española’ apareció en Kansas, Estados Unidos, en 1918, producto del brote de un subtipo del virus H1N1. Duró unos dos años y se la suele considerar como una de las pandemias más devastadoras de la historia, con una cantidad estimada de 50 millones de muertos alrededor del mundo.
Si bien las cosas no son exactamente iguales que hace 100 años, observar cómo se trataron los asuntos sanitarios y su repercusión en la economía de la época puede acercarnos a comprender los aciertos y errores en el manejo de la pandemia de COVID-19 que atraviesa el mundo hoy.
¿Priorizar la salud o la economía?
Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) analizó datos de la también conocida como pandemia de influenza en 1918 y 1919 en Estados Unidos y concluyó que las disposiciones sanitarias son un factor central que evita a largo plazo la depresión de la economía, ya que permite que la sociedad se recupere más velozmente.
En este sentido, medidas como el distanciamiento social, las restricciones de horario en los espacios públicos o el uso obligatorio de utensilios de protección fueron consideradas sumamente influyentes en el posterior crecimiento económico del país.
«Encontramos que las ciudades que intervinieron más agresivamente a través de políticas de salud pública mejoraron significativamente su economía en los períodos posteriores a la pandemia», explicó uno de los investigadores, Emil Verner, en un comunicado del MIT.
Por ejemplo, en las ciudades que se dispusieron medidas de distanciamiento social tan solo 10 días antes que otras, puede verse un crecimiento relativo de 5% en el empleo manufacturero luego de finalizada la pandemia. Además, el número asciende en la medida en que lo hace el tiempo de duración del aislamiento.
Asimismo, aquellas localidades que cerraron las escuelas tempranamente, como Saint Louis y Missouri, se recuperaron económicamente de forma más rápida que las que tardaron en hacerlo, como Philadelphia y Pennsylvania.
«Las pandemias llevan a una depresión persistente en la economía a través de efectos secundarios en la oferta y la demanda. Las ciudades que implementaron más rápidamente y de forma más estricta intervenciones sanitarias vieron amortiguada su economía», concluye el estudio.
Verner hizo hincapié en que el aspecto sanitario y el económico no pueden entenderse de modo separado porque «la pandemia es, en sí misma, sumamente destructiva para la economía». Además, sostuvo que si bien estos resultados no pueden extrapolarse de manera directa a las circunstancias actuales, algunas de las lecciones del pasado pueden ser muy relevantes para saber cómo enfrentar la pandemia de COVID-19.