Los servicios de la alianza de inteligencia Five Eyes acusaron a China de haber acallado y destruido deliberadamente pruebas acerca del brote de coronavirus y poner trabas a la transparencia internacional. El documento relacionado con su investigación fue filtrado por el periódico australiano The Saturday Telegraph.
Según este informe, el Gobierno chino ocultó las noticias acerca de la expansión del virus, silenciando o haciendo desaparecer a los médicos. Además, destruyó las evidencias en los laboratorios y se negó a proporcionar muestras a los científicos de otros países que estaban trabajando en una vacuna.
A pesar de todas estas acusaciones aun así la nueva investigación contiene muchos detalles que necesitan ser aclarados. Además, no todos los países que forman parte de la Five Eyes —Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda— están seguros de las conclusiones de sus expertos.
En particular, el nuevo informe se centró en un estudio que el equipo de la científica china Shi Zhengli realizó en 2013. En 2006 Shi Zhengli ocupó el cargo de directora del Centro para Enfermedades Contagiosas Emergentes en el Instituto de Virología de Wuhan. Durante la investigación del 2013 los científicos chinos recolectaron las muestras de heces de un murciélago en una cueva situada en la provincia de Yunnan y hallaron en los excrementos un virus parecido al SARS- CoV-2.
Tras escuchar las noticias acerca de la expansión de una nueva neumonía causada por el coronavirus, Zhengli habló sobre las noches de insomnio que había sufrido, preocupada de que su laboratorio pudiera haber sido responsable del brote. Sin embargo, posteriormente comentó a la revista Scientific American que se había convencido de que la secuencia genética del COVID-19 no coincidía con ninguna de las que su laboratorio estaba estudiando.
A su vez, el director interino de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, Richard Grenell, destacó que generalmente la Comunidad de Inteligencia de EEUU (CI) está de acuerdo con el amplio consenso científico de que el virus COVID-19 no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente.
«Como hacemos en todas las crisis, los expertos de la CI responden aumentando los recursos y produciendo la inteligencia crítica sobre los temas vitales para la seguridad nacional de EEUU. La Comunidad de Inteligencia continuará examinando rigurosamente la información emergente para determinar si el brote comenzó a propagarse a través del contacto con los animales infectados o si fue el resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan».
El informe de inteligencia obtenido por The Sunday Telegraph citó también otro estudio que los científicos de la Universidad de Tecnología del Sur de China publicaron el 6 de febrero. En él los investigadores chinos admitieron que era probable que el coronavirus pudiese haberse originado en un laboratorio en Wuhan.
Posteriormente este documento fue eliminado de la página web del ente docente, dado que no había sido sustentado por pruebas directas. Ahora, los periodistas del medio australiano no afirman que el estudio de la Universidad de Tecnología del Sur de China sea fiable, sino que ha sido incluido en el informe de la inteligencia que culpó al país asiático de la expansión de la pandemia.
Si bien el Gobierno australiano cree que el virus probablemente se haya originado en el mercado de Wuhan y otorga solo un 5% de probabilidad a que este haya escapado de un laboratorio, el de EEUU tiende a pensar lo contrario.
El presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal de Rusia, Leonid Slutski, destacó en una entrevista con la agencia Sputnik que las nuevas publicaciones de que China había acallado la información acerca de la expansión del coronavirus forman parte de una campaña politizada antichina que fue desatada en Occidente.
«China ha cooperado abiertamente y continúa cooperando con toda la comunidad internacional, proporcionando no solo la información, sino también la asistencia médica real», aseveró el político ruso.
Además agregó que todas las alegaciones acerca del origen artificial del coronavirus son conjeturas infundadas.
«Todas las acusaciones presentadas contra Pekín tienen como objetivo quitarse la responsabilidad por los problemas en el sistema de salud de los países occidentales, en particular, en Estados Unidos. Encontrar a un enemigo externo para distraer la atención pública es un truco muy cínico y desafortunadamente tradicional para Washington y los países satélites», concluyó.
EEUU es el país más afectado por la pandemia. Hasta la fecha los médicos estadounidenses registraron más de 1.160.990 casos de contagio con el SARS-CoV-19 en el país norteamericano. Más de 67.440 personas han muerto.