En el 2015, las Fuerzas Armadas de Turquía anunciaron que los rifles turcos G3 de 7,62 milímetros estarían equipados con una cubierta para el gatillo. Aparte de protegerlo de manipulaciones indeseadas, el nuevo mecanismo debería ayudar a prevenir los suicidios, aseguraban sus creadores.
Para aquel entonces, los suicidios llegaron a ser un problema grave en las Fuerzas Armadas del país: más soldados se habían quitado la vida que los que la perdieron en combate, según recoge el periódico turco Daily Sabah.
Solo entre 2005 y 2015, al menos 934 efectivos se habían suicidado frente a los 818 soldados que perdieron la vida en enfrentamientos. Hace cinco años existían muchas razones por las que los militares de Turquía habían optado por acabar su vida desde los impactos psicológicos hasta las policías racistas aplicadas hacia las minorías, advierte a su vez el medio Silah Report.
Desde entonces se publicaron muchas imágenes y vídeos que mostraban el nuevo mecanismo instalado en los rifles turcos.
La cubierta protectora fue diseñada principalmente para los militares que prestaban servicio militar en las dependencias locales y no para los que formaban parte de las fuerzas operacionales, batallando en las áreas controladas por el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK) o que luchan actualmente en la provincia siria de Idlib.
El principio de funcionamiento del nuevo mecanismo era muy simple. Una placa de metal estampada se unía al receptor del arma a través de un punto de soldadura, rodeando el gatillo. Por lo tanto, el soldado podía acceder al gatillo solo cuando agarrase la empuñadura del arma normalmente y era incapaz de apuntarla hacia su cara debido a la protección.
Sin embargo, muchos expertos argumentan que este mecanismo no ha sido una buena solución al problema de los suicidios. Numerosas familias todavía piensan que sus hijos realmente cayeron en combates en lugar de quitarse la vida. En particular, alegan que las autoridades militares del país no siempre realizan una investigación completa y tienden a registrar sus muertes como suicidios.
Las críticas de la cubierta protectora del gatillo, tal vez más convincentes, apelan al hecho de que si una persona decide suicidarse, nada puede impedirle quitarse la vida. Silah Report cita a personas que consideran que la implementación de esta cubierta es «un esfuerzo del Gobierno turco para evitar la responsabilidad».
Un examen a fondo revela que las autoridades otomanas siguen sin eliminar los factores que causan los suicidios, solo hacen que sea un poco más difícil cometerlos, advierten en el artículo. Asimismo, los militares que utilizan los rifles G3 con estas cubiertas protectoras aseguran sentirse incómodos e incluso corren peligro de dañarse los dedos.
«No piensas en seguir las instrucciones sobre el gatillo porque te araña los dedos. La posición más cómoda es poner la mano cerca de guardamonte. De lo contrario, es muy difícil insertar los dedos», explicó una fuente militar anónima citada por el medio.
De ahí, en el artículo concluyen que las Fuerzas Armadas de Turquía optaron por recurrir por una solución simple para atajar el problema de los suicidios. Además, la modificación sólo fue implementada en los fusiles G3 y no se instaló en los más nuevos rifles MPT-76. Tampoco se ha revelado de manera oficial cuántos mecanismos han sido producidos, en cuántas armas se habían instalado o si está práctica de modernización de armas continúa realizándose hasta ahora.