«Estamos pasando hambre» fue el grito desesperado que decenas de vecinos del sector de El Bosque, al sur de Santiago, clamaron mientras protestaban y se enfrentaban a la Policía en las calles del barrio. Desobedecer la cuarentena impuesta en la capital del país fue la única opción.
Los habitantes de El Bosque, comuna vulnerable al sur de Santiago, llegaron a su límite y comenzaran una serie de manifestaciones, desplegando lienzos y montando barricadas en la calle para denunciar la escasez de alimentos y el nulo apoyo de las autoridades. Las protestas fueron reprimidas por las fuerzas policiales y transmitidas en vivo por la televisión chilena.
Protestas en El Bosque, zona sur de #Santiago El Estado neoliberal mostrando su fracaso frente a la crisis. Necesitamos un Estado que tome más responsabilidad económica en el país y no solo bonos o subvenciones. #Chile #ElBosque #Covid19Chile #18Mayo #CuarentenaChile pic.twitter.com/T05xO7PMbq
— Ukamau (@MpUkamau) May 18, 2020
Las insospechadas protestas se extendieron a lo largo de la semana —y también se repitieron en otros barrios de la capital chilena—. Tenían un factor común: los habitantes de la zona salieron a la calle a reclamar por el hambre que se comienza a sentir en sus hogares, tras la declaración de cuarentena total en el gran Santiago.
«Nosotros vivimos de lo que trabajamos en el día, yo en la feria, y muchos hoy no tenemos plata ni qué comer. Sabe, aquí hay abandono, hay maltrato, hay gente de la tercera edad, postrada, y nos piden que nos quedemos en las casas, sin recibir ayuda, qué nos queda», denuncia a Sputnik Alicia, (44) vecina y jefa de hogar de El Bosque, quien vive junto a sus padres ambos de la tercera edad.
«Los vecinos del Bosque decidimos salir a pesar de la cuarentena, por una razón muy simple, el hambre no espera a nadie, menos en este sector de vieja condición de miseria, aquí nadie le cuenta cuento a nadie de lo que es sentir hambre. Pero no esa hambre que tienen algunos como simple síntoma pasajero, no ese tipo de hambre, sino la que desespera», revela Juan (51) vecino de El Bosque y miembro de la asamblea territorial de su sector.
Y agrega, «esa hambre que sabes que tienes que arriesgar para resolverla, esa que no reconoce virus, ni cuarentena, esa hambre que desafía a toda la artillería de guerra que se te viene encima, con pacos y milicos preparados para la guerra. Esa hambre es la que nos presidió a los pobladores para salir a la guerra».
Para Rafael Agacino, cientista político, máster en Ciencias Económicas y Filosofía y académico de la Universidad de Chile, lo sucedido en El Bosque y en otros sectores populares de Santiago se tiene que comprender desde varias dimensiones, primero «porque en este país hay un 30% de trabajadores informales o con trabajo precario, que no tienen contrato, que dependen sus ingresos de las ventas o trabajos que hacen día a día, por lo tanto no tienen ningún tipo de sistema de seguro que pudiera protegerlo, de tal manera que quedarse en casa significa la muerte por inanición o desfallecer de hambre», puntualiza.
En segundo lugar, detalla Agacino, hay que tener presente las condiciones de vivienda que se dan en estos lugares, «son de hacinamiento superlativo, o sea esta idea de declarar cuarentena sin ver la forma en que viven los sectores populares, significa juntar hambre y juntar a sanos con infectados.»
Para el cientista político no hay capacidad para resistir físicamente, como tampoco las hay en situaciones normales, el que toda la familia pueda estar metida por completo en las pequeñas casas, porque estos grupos sociales «requieren el espacio circundante de la vivienda, y de hecho lo utilizan».
Los vecinos de la comuna de El Bosque, saben que con este tipo de protestas pasan por alto las recomendaciones sanitarias, pero se defienden señalando que están obligados a organizarse como comunidad para exigir ayuda para poder comer y que van a seguir.
¿Qué pasó el 18 de mayo en Chile?
El lunes 18 de mayo cuando se cumplían 7 meses desde que se iniciara la revuelta popular, los vecinos de El Bosque revivieron esas emblemáticas movilizaciones, solo que esta vez fue en medio de la crisis sanitaria del COVID-19.
Una protesta espontánea que sumó a distintas personas del sector, agobiados por no poder salir a trabajar y no tener sustento que llevar a sus casas. Vecinos variopintos que son los que conforman el pueblo empobrecido del país sudamericano.
«La cosa estaba bien mezcladita, pero claro, de las consignas la que prevalecía era la demanda por la necesidad que tenemos los pobladores por trabajar, en donde muchos de los que estaban en la calle ese día trabajan en las ferias libres del sector, pero también pude observar muchos viejos de la construcción que también estaban métale ‘camotazos’ (piedrazos) con los pacos (policía)», recuerda Juan.
«A mí hace un mes que me congelaron el sueldo, con esta famosa ley de protección al empleo, no tengo sueldo, y ahora tampoco puedo hacer algún ‘pololito’ (trabajo mejor), aunque sea vendiendo ropa en la feria, porque me obligan a estar en la casa, prometen bonos, ayudas y no llegan», relata a Sputnik Alfonso (85) vecino del sector cinco de El Bosque.
Reclamos y demandas, que este lunes 18 se volvieron violentas, porque según cuentan los mismos vecinos a la angustia del hambre se sumaron dos situaciones que terminaron por colmar la paciencia de muchos.
«La cosa fue tomando vuelo primero con unos vecinos del sector, vimos como camiones de la municipalidad recorrían las calles a modo de fumigar, estaban echando una especie de líquido, que era bastante fuerte, y muchos salimos a reclamarles diciéndoles que era más prudente que esa labor la hicieran de noche, en donde había menos gente en la calle, a lo cual el hombre contesto de muy mala manera, fueron los primeros camotazos que le llegaron», explica Juan.
Este hecho se acrecentó, según relatan los vecinos, por la molestia que existía debido a que el día anterior se hallaron dos adultos mayores «literalmente muertos solos en su casa, no concurriendo nadie de salud a verlos». Una situación que provocó que la gente echara a los camiones a punta de piedras, y que motivó la llegada de Carabineros.
«Llegó un furgón de pacos el cual también fue hecho retroceder a camotazo limpio. Esto fue creciendo, empezaron a llegar más pacos, y más gente se sumaba al apedreo, nosotros nos conocemos en el sector, no le podría decir que esta acción fue concertada» puntualiza Juan.
Quien reflexiona respecto a la autoridad central, «estos jamás se esperaban que saliéramos a la calle con todo, este virus, que de real debe ser cierto pero también es cierto que vino a darle un respiro al Piñera, la relevancia que tiene de haber salido a la calle es que esto ya no se para, y ahora la cosa va en todos lados»
Un golpe de Estado encubierto
Para Alicia la molestia y la frustración se ha acumulado por mucho tiempo, desde antes del estallido social porque «la marginación es total, porque la verdad no existimos, no estamos en las cifras buenas de la economía, somos anónimos, somos lo que no les gusta mostrar», señala con mucha desazón. Además, considera que hoy se aprovechan y manipulan la crisis sanitaria para impedir que la gente manifieste este malestar.
«Es por esos que muchos decimos aquí en el Bosque que este virus es piñerista, le vino a salvar el culo en cierta medida» reflexiona Juan, y señala «nosotros pensamos que este virus se termina cuando el Piñera cumpla su mandato, este solo está ganando tiempo, por qué les compró armamento a los pacos, esto tiene mucha importancia para todos».
Rafael Agacino, comparte parte de lo señalado por los pobladores, respecto a quienes son las personas que salen a protestar y que existe un aprovechamiento de la pandemia por parte de la autoridad.
«Es el pueblo, el pueblo con su diversidad y multiforma, reclamando a un Estado, que ya se encontraba en condición de ser un estado policial en pleno desarrollo, y reclamando a un modelo económico que genera desigualdad la que se hacía cada vez más evidente, y que se agrava con la pandemia «, explica Agacino.
Y agrega, «aquí hay una eclosión de los sectores populares más empobrecidos, sectores más precarizados que se activan fundamentalmente en torno a las comunas. No es en torno al sector de la Plaza de la Dignidad, que es lo simbólico, por así decirlo. Aquí está la señora, está el viejito, están personas maduras, muchos sectores de clase, fracciones de clase que se incorporan a esta lucha».Para el cientista político es este pueblo el que desobedece a la autoridad sanitaria, esa que ha impuesto el estado de excepción «que opera bajo la política higienizante, de la razón médica, que sustituye el decreto del ministerio del Interior, por el decreto sanitario. Sustituye al ministro del Interior por el ministro de Salud, esto es un virtualmente un golpe de Estado, sin lugar a dudas. Un estado de excepción que nos condena a la atomización, a la vuelta a la intimidad (que es un lugar de mayor violencia patriarcal, contra los niños), es el intento de disolver y romper con las formas comunitarias que se venían generando desde antes de la pandemia, sobre todo después del 18 de octubre», indica Agacino.
Represión y soluciones «parche»
La respuesta del Gobierno a las protestas contra el hambre nuevamente fue la represión, y una querella en contra de 15 detenidos de El Bosque apelando a la Ley antibarricadas y Ley antisaqueos. Además agilizó la entrega de cajas de alimento anunciadas por el presidente Piñera el día anterior, dos medidas cuestionadas por los pobladores.»El tirarnos a los pacos con todo tiene una clara intención de contenernos, de mantenernos aislados segregados sin comunicación entre nosotros, el Piñera es el más contento con este virus, es como una especie de cómplice de este ‘csm’ (insulto)», señala Juan.
Y sobre la ayuda sentencia en poblador manifiesta, «esas migajas a nosotros nos tiene sin cuidado, todos aquí sabemos que con esas cajas no se resuelve nada, claro no cuestionamos a la gente que quiera recibirlas porque realmente aquí la cosa es dramática».
La revuelta regresó y no va a parar
Para Rafael Agacino, se viene la tarea de reponer «el lugar de las movilizaciones en la calle, determinada por los territorios», no solo en los lugares simbólicos como la Plaza de la Dignidad, y donde las formas de organización deben ser las asambleas.
«Las asambleas como expresiones genuinas de organización del pueblo, donde se practica el apoyo mutuo, la solidaridad, la formación, la generación de pliegos locales, avanzando hacia el dialogo, hacia un gran congreso programático», señala el cientista político.
«Solo el pueblo ayuda al pueblo, el pueblo tiene que organizarse y tiene que levantar un movimiento político, no hay otra posibilidad. La tarea es la convergencia hacia la unidad política y social del pueblo», sentencia.
«Nosotros creemos aquí en el Bosque que la revuelta ya comenzó, ya no se puede esperar más» declara Juan, y recuerda que ese día se sentía con mucha fuerza el grito emblema de la dictadura: ‘Morir luchando de hambre ni cagando'».
«Creo que eso en el fondo grafica que ya no tenemos miedos, vamos a seguir saliendo a las calles, este virus es también parte de la revuelta de octubre, y esto lo sabe el Piñera. Qué nos espera, mas represión y apaleo, pero eso es un pelo en la cola con la revuelta, que se viene con todo».
Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.