Por José Negrón Valera | Wikipedia y el modelado de la mente colectiva

El 10 de mayo, un día después de la gran fiesta patria del pueblo ruso, el presidente Vladímir Putin declaró que deseaba tener «una conversación con EEUU» por distorsionar el papel de la URSS en la derrota de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Para la Casa Blanca, fue la nación estadounidense y Gran Bretaña quienes lograron la hazaña.

Para el Ministerio de relaciones exteriores ruso, a través de un comunicado, «los funcionarios estadounidenses no tuvieron el coraje ni el deseo de rendir homenaje al menos a mitad de camino al innegable papel y a las colosales víctimas dispares que sufrieron el Ejército Rojo y el pueblo soviético en nombre de toda la humanidad».

El comunicado concluye con una reflexión: «Los hechos reales de la historia no pueden ser ignorados, independientemente de las simpatías o antipatías que despierte la Unión Soviética, que liberó al mundo de la peste marrón en aquellos años, o nuestro país en la actualidad».

La actitud de Estados Unidos no es un movimiento hecho al azar. Comprende una amplia y muy compleja red de procesos que han hecho a la opinión pública mundial dejar de creer en los hechos reales y concentrar su atención y simpatías por los hechos interpretados o ficticios.

Historia de una encuesta

En 1945, el Instituto Francés de Opinión Pública llevó a cabo una serie de encuestas en toda Francia para conocer qué pensaban los franceses sobre quién había ayudado más a vencer a Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

Los resultados fueron contundentes: «Una mayoría muy clara (57%) consideró que la Unión Soviética había sido la nación que más contribuyó a la derrota alemana, mientras que Estados Unidos e Inglaterra, aunque liberaron el territorio nacional, solo recolectan el 20%, respectivamente y 12%».

Nada que un buen objetivo y desinteresado repaso por la historia no nos diga. Sin embargo, lo verdaderamente asombroso viene después.

Tres nuevas encuestas realizadas en los años 1994, 2004 y 2015 mostraron algo completamente distinto. Los números se habían invertido.

Encuesta sobre participación de países en la derrota de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial
© FOTO : LES CRISES
Encuesta sobre participación de países en la derrota de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial
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Conforme el tiempo pasaba y la industria cultural estadounidense se consolidaba, la memoria comenzó a abandonar los hechos y se entregó al mundo de la ficción.

Desde El puente sobre el río Kway hasta Salvar al soldado Ryan, el pasado fue tergiversado con tanta regularidad, que ya dejó de importar la verdad histórica. Un director de cine y un estudio de producción son quienes proclamaban a los vencedores y a los vencidos.

No se trata de un hecho menor el que esta sistemática operación fílmica haya posicionado la idea de que Estados Unidos, por ejemplo, es el gran vencedor de la Segunda Guerra Mundial.

A decir verdad, esta manipulación tiene efectos sumamente potentes en la mente de la población y define el comportamiento de dicha nación a la hora de abordar los conflictos y su papel dentro de ellos. Pero también, y esto es lo más perverso, parcializa el comportamiento de muchos pueblos que suelen ver a la nación norteamericana bajo el lente mitificador de un pasado glorioso y de lucha abnegada por la libertad del mundo.

Sin embargo, a pesar de su omnipresencia y de acaparar más del 75% de la producción de contenidos audiovisuales a nivel mundial, no son Hollywood y las empresas como Disney y Sony las únicas herramientas de modelado de la mente colectiva.

Wikipedia, ¿un repositorio al servicio de quién?

A finales del año pasado, el presidente ruso, Vladímir Putin, hacía una propuesta que de inmediato hizo saltar los resortes de la máquina mediática occidental. Propuso en una reunión del Consejo para el idioma ruso reemplazar Wikipedia «con la nueva Gran Enciclopedia Rusa en formato digital».

Se trataría de un proyecto de unos 1.700 millones de rublos —25 millones de dólares— que busca construir una alternativa rusa para Wikipedia en el lapso comprendido entre 2020 y 2022. El objetivo es claro: ofrecer «información confiable presentada de una buena forma, moderna».

Juan Astorga Junquera, arquitecto jubilado de la Universidad de Los Andes e investigador en el área de telemática e historia, aporta su punto de vista a Sputnik en este debate.

«De todas las redes sociales, la que más me interesó desde el comienzo es la Wikipedia. Mis estudiantes universitarios de pregrado, yo, al igual que los del resto de los cuatro niveles del sistema educativo venezolano (imagino que mundial ya que está editada en 300 lenguas) hacen sus tareas con ellas y consultan cualquier tema. Tiene un poder de penetración en el imaginario, mayor que las demás porque subyace debajo de todas ellas, en tanto ella misma no se define como red social”, afirma.

Para Astorga Junquera, Wikipedia comenzó su recorrido presentándose como una idea altruista y ecuménica para colocar el conocimiento humano al alcance de todos, libre de derechos de autor y distribuida en manera gratuita a través de la red en formato de enciclopedia. «Supuestamente es neutral, calificada y verdadera», apunta.

Dos características parecen contradecir estas premisas. La primera de ellas, es su condición de red anónima, «al contrario que la original enciclopedia del siglo de las luces, que fue redactada por las mentes más brillantes y calificadas de su época», prosigue el investigador. En segundo término, tampoco es arbitrada, es decir, los artículos que posee no son sometidos a un proceso de verificación de su formación, credenciales o trayectorias.

«¿Cómo es posible construir el proyecto intelectual más ambicioso de la historia de la humanidad con individuos que no se sabe quiénes son, que tampoco se conoce qué preparación poseen, que pueden opinar sobre cualquier tema y encima que se pueden tachar y editar unos a otros sin limitaciones, a excepción del tiempo que lleven en el proyecto, único criterio para tener unos mayor rango y jerarquía que otros. Sin duda alguna este es un proyecto fracasado desde su nacimiento y como se ha advertido ya por numerosos especialistas no tiene posibilidad alguna de lograr esos cometidos que declara», advierte Astorga.

Las problemáticas presentes en dicha red, también han sido advertidas por otros analistas.

Dante Augusto Palma explica que las manipulaciones de los contenidos nacen por tres tipos de problemas. Uno de ellos, considerar que mientras más ediciones tenga un determinado artículo, será más neutral o certero. El segundo aspecto se deriva de «suponer que un enlace externo respaldatorio de la información sería garantía de credibilidad«. Por último, una práctica que se ha venido convirtiendo en algo habitual «la contratación de editores que vendrían a zanjar las diferencias de opinión».

«Poco importan ya las advertencias de que, como circulara hace algunos años, la gran mayoría de los artículos de Wikipedia sobre temas de salud, por ejemplo, contuvieran errores, o que, como publicara El País en 2016, hasta 4,7 millones de las ediciones que se hacen en la enciclopedia virtual las realicen los denominados ‘bots’, esto es, robots, o programas informáticos que incorporan las empresas para, entre otras cosas, hacer publicidad», explica el analista.

Palma cita a su vez a Ryan Holiday, quien en su libro Confía en mí, estoy mintiendo: confesiones de un manipulador de los medios, hace una advertencia que para quienes al menos vivimos en Venezuela, se constituye en el día a día, cuando se trata de confrontar los hechos con las versiones de los medios de difusión.

Holiday señala que muchos periodistas que trabajan en portales online, están a merced de Wikipedia, porque ahí es donde hacen sus investigaciones. Se convierten en nodos de una red que replican y replican, información no comprobada, falaz, pero que por efecto de la multiplicación termina erigiéndose en la verdad consensuada.

«Wikipedia se utiliza para difamar y como son cada vez más frecuentes las guerras de ediciones en las que, en un breve lapso de tiempo, centenares de usuarios disputan el enfoque de un hecho o el perfil de un personaje generando que el artículo en cuestión quede bloqueado a nuevas ediciones. Con este truco, Wikipedia es, además de una enciclopedia virtual de libre disponibilidad, el terreno en el que operan grupos de presión interesados en dañar una marca, presentar su interpretación de un hecho determinado como la versión oficial, o dañar a un personaje público gracias a una difamación cuyo enlace remite a lo que pudiera haber publicado algún medio tradicional en el que el mismo grupo de presión logró instalar la difamación», concluye Holiday.

Tal y como lo expone la revista MIT Technology Review, uno de los principales problemas de Wikipedia y que se apoya en el aspecto citado por Holiday, es la cobertura sesgada de su contenido.

«Las entradas sobre Pokémon y las estrellas femeninas de porno son muy completas, pero sus páginas sobre novelistas femeninas o regiones del África subsahariana son apenas bocetos. Las entradas creadas por figuras de autoridad siguen sin ser la norma. De los 1.000 artículos que los propios voluntarios del proyecto han etiquetado como núcleo de una buena enciclopedia, la mayoría ni siquiera merecen la puntuación de calidad media de la propia Wikipedia», sentencia MIT.

Solo para corroborar cuánta influencia tienen los grupos de presión y modelado de la imagen, basta una muestra: las páginas de Juan Guaidó y Nicolás Maduro en Wikipedia.

Al primero de ellos, Wikipedia solo le dedica un párrafo denominado «polémicas», donde trata de lavar el hecho de la relación del dirigente opositor con grupos paramilitares colombianos como Los Rastrojos. El asunto se despacha en unas breves líneas: «El director del Centro de Comunicación Nacional, Alberto Federico Ravell, defendió a Guaidó, justificando que ‘estas personas estaban en una alcabala, le pidieron tomarse una foto y él se la tomó'».

No existe una sola valoración sobre las acusaciones por la apropiación indebida de CITGO, su conexión con la trama de la Operación Gedeón, ni siquiera sobre las denuncias hechas por propios miembros de oposición en torno al supuesto robo de la ayuda humanitaria conocida como el Cucutazo.

No obstante, el tratamiento dado al presidente Nicolás Maduro es completamente opuesto. El 80% de la entrada en Wikipedia se dedica a poner dudas en torno al «lugar de nacimiento y nacionalidad» de Maduro, sobre «comentarios homofóbicos e insultos» supuestamente proferidos por el mandatario, «amenazas de violencia», «ejecuciones extrajudiciales» que no han podido ser comprobadas por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, y por supuesto, el señalamiento de «compra de cientos de votos y marcada abstención» de las Elecciones presidenciales de 2018 en la que fue elegido. ¿Las pruebas? Tal y como lo comentan los analistas, links externos que remiten a portales online de claro sesgo contra la Revolución Bolivariana. Una red de falacias que se retroalimenta a sí misma.

Astorga consciente de este panorama concluye: «Wikipedia nunca estuvo dirigida a crear un compendio del conocimiento humano. Estuvo dirigida desde el comienzo a recabar el conocimiento del sentido común humano de las diferentes culturas. La cultura es el último campo de batalla, la Wikipedia es el arma más poderosa».

Habría que pensar, que tal y como el propio presidente Putin lo expone, contar con una enciclopedia digital que brinde acceso masivo a la historia y a la realidad contemporánea, es una idea que no solo es positiva, sino que debe ser protegida. En este sentido, con Wikipedia ocurre lo mismo que con otras redes sociales, no hay garantías de que se beneficie al colectivo si los intereses que subyacen detrás de ellos responden a la corporatocracia y a élites empresariales difusas.

El propio cofundador, Larry Sangrer, recién lo dijo el año pasado. Debido a todas las falencias expresadas, manipulación de fuentes, sesgo e incluso la propia burocracia interna del sistema, es que «el sistema de Wikipedia no funciona».


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por José Negrón Valera – Antropólogo y escritor venezolano, investigador en guerra no convencional, contraterrorismo y operaciones de información. Autor de los libros ‘Un loft para Cleopatra’,  ‘Reyes y dinosaurios’ y ‘Saber y poder: el proceso de renovación académica en la UCV (1967-1970)’. Premio Nacional de Literatura “Stefanía Mosca” 2018.