Michelle Bachelet (centro izquierda), paseaba por una calle de Ginebra cuando fue increpada por una persona de origen mapuche. La mujer vio en el encuentro la oportunidad de reivindicar los derechos de la población mapuche, y, mientras grababa a Bachelet, consiguió que esta accediera a comprometerse más con los Mapuches en Chile.
La antigua presidenta de Chile y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos vivió tensos momentos en la ciudad suiza de Ginebra. Allí Michelle Bachelet se dirigía a una reunión que, según afirmó, no era del ámbito de la ONU, y de pronto, una representante de la comunidad mapuche la detuvo y la comenzó a grabar.
La mujer trató de ejercer presión sobre la exmandataria, cámara en mano, a fin de que mejore la situación de su grupo étnico en Chile, a quien afirma que la Justicia nacional trata con otros estándares.
Hasta conseguir un mínimo compromiso de parte de la increpada, no parece dispuesta a dejar de grabar, e incluso repite que la seguirá hasta su destino. Bachelet responde: «Yo puedo llamar a la Policía, porque me parece el colmo que usted me interrumpa (…) Voy a llamar a la gente de mi seguridad. Le estoy pidiendo que me deje tranquila y no lo hace, entonces me está agrediendo».
La política explica que no todo está en sus manos. Aclara que liberar a los presos no es algo que dependa de ella, ni siquiera del Gobierno de Chile, sino del poder judicial, por lo que pide que no la obligue a prometer algo que no puede cumplir. Eso sí, la transeúnte consigue que Bachelet se comprometa:
«Llegando el lunes a mi oficina, porque tengo que ver todos los antecedentes, voy a revisar todos los elementos y voy a mirar de qué manera se puede ayudar. Pero no te puedo prometer hacer algo que no está en mis manos», dice la alta comisionada.
La mapuche no parece contentarse con esto e insiste en que los presos deberían poder cumplir con su condena en su comunidad. En el caso concreto de la Cárcel de Angol, la mujer le habla de la huelga de hambre que se está viviendo allí, a lo que Bachelet responde lo siguiente:
«No sabía de la huelga de hambre que me estabas diciendo y de Chile (…) Lo que pasa es que cuando tengo tiempo, me meto a ver El Mercurio y no aparece nada de esto, porque yo veo los diarios chilenos. No tengo otra fuente de información», aclara la política.