SANTIAGO – La presidenta del Colegio Médico de Chile, Izkia Siches, irrumpió este año en la escena local como una de las principales líderes en la lucha contra el coronavirus, pero durante estos meses de pandemia ha debido lidiar con críticas machistas provenientes, principalmente, del conservadurismo masculino.
En junio de este año, el abogado Ricardo Escobar publicó una columna de opinión en el diario La Tercera titulada «La política, la zorra y el cuervo», donde citó la fábula escrita por Jean de La Fontaine, que cuenta cómo una zorra usó sus encantos para quitarle un queso al ave.
Al abogado le pareció correcto utilizar esa poco elegante metáfora para señalar que Izkia Siches seducía a la clase política durante la pandemia del coronavirus para conseguir sus objetivos. La columna fue tildada de «misógina», «violenta» y «despreciable» por más de 200 líderes feministas que al otro día publicaron una carta de apoyo en el mismo medio, titulada «Todas somos zorras ofendidas».
Como éstas, varias han sido las críticas que Siches ha debido soportar, principalmente de hombres. A pesar de eso, hoy ostenta el primer lugar en todas las encuestas de opinión en el país como la figura mejor evaluada en la lucha contra el COVID-19, representando el principal contrapeso ciudadano frente a la cuestionada política sanitaria del Gobierno de Sebastián Piñera.
El contrapeso femenino
Izkia Siches es médica internista con título de magíster en salud pública, tiene 34 años y fue militante de las Juventudes Comunistas de Chile en su periodo universitario. Sin embargo, su biografía quedó marcada en 2017 cuando se convirtió en la primer mujer en la historia en presidir el Colegio Médico, uno de los gremios más importantes del país y que durante 70 años siempre lo condujeron hombres.
Desde entonces, ha ejercido un liderazgo fundamental en las políticas públicas de salud en el país. Pero el 3 de marzo de este año se confirmó el primer contagiado de coronavirus en el país y los caminos del Colegio Médico y del Ministerio de Salud se dividieron.
Para enfrentar la pandemia, el presidente Sebastián Piñera y su hasta entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, eligieron el camino de las cuarentenas parciales. Durante marzo y abril, decidieron que la mejor medida para evitar los contagios era cerrar solo algunos barrios de las ciudades más afectadas, con el objetivo de que el comercio y la actividad económica siguiera su curso normal y no se viera tan interrumpida.
Por otro lado, Siches planteaba lo contrario. Hacía vocerías y daba entrevistas a los medios pidiendo cuarentenas totales y medidas más estrictas, pero el ministro de Salud hizo caso omiso a las súplicas del Colegio Médico.
El 13 de julio, el ministro Mañalich renunció al cargo tras una serie de cuestionamientos desde todos los sectores, acusándolo de ser «una pared» y no escuchar a los expertos. Sus políticas dejaron a Chile entre los 10 países con más contagios del mundo y al Gobierno de Piñera debilitado políticamente.
Y a su vez, la voz de Izkia Siches Pastén tomó aún más relevancia en la escena chilena del combate contra el virus.
«Oiga, señorita»
Cuando la figura de Siches comenzó a encumbrar en las encuestas y a ganar respaldo entre la opinión pública —incluso ha sido descrita como una potencial candidata presidencial para la oposición en 2022— los sectores más conservadores de la sociedad comenzaron a apuntar sus dardos contra ella. Casi siempre, hombres.
El presidente de la Confederación de la Producción y Comercio (el gremio empresarial más influyente de Chile), Juan Sutil, la trató de «cheque a fecha», una manera despectiva de ningunear a las mujeres jóvenes. Desde la Unión Demócrata Independiente, partido de derecha, pusieron en duda su competencia técnica, asegurando que «sólo es una médico internista, sin especialización», y en redes sociales muchas veces se burlan de su color de piel o sus orígenes para criticarla.
Incluso, el Colegio Médico hizo público un correo electrónico recibido en abril en que desconocidos amenazaron a Siches con duros epítetos. «Te vamos a degollar y violar», se leía en el texto, lo que generó un rechazo transversal de toda la clase política.
«El ambiente de la salud tiene sesgos muy masculinos. Hay una sensación de que los colegas, por el hecho de ser hombres, tienen más conocimiento que nosotras. Si te fijas, a los hombres siempre los tratan de ‘doctor’, aunque sean internos o alumnos que están aprendiendo, mientras que a nosotras siempre nos dicen ‘oiga, señorita’ aunque tengamos canas», criticó Siches en una entrevista con La Tercera.
Para contrarrestar la discriminación sexista en la salud Chile, Siches creó el Departamento de Género y Salud en el Colegio Médico, donde se abordan estos temas.
Estefanía Campos, coordinadora nacional del movimiento feminista Frente Poderosas, valoró la figura de Siches, en conversación con Sputnik: «Es impresionante. Su liderazgo emergió en un mundo científico que sistemáticamente ha tenido rostro de hombre».
Campos destacó su rol durante la pandemia, pero también hizo hincapié en la importancia de su presencia en el medio nacional. «Verla a ella en esa posición nos invita a soñar, le dice a las niñas que su rol no solo es estar en la casa, sino que pueden ser médicas, científicas, políticas o presidentas, y ese es un mensaje que tenemos que reivindicar».
Una de las reflexiones al margen de Campos fue sobre el apelativo de «zorra», que se usa para insultar a la mujer, pero que en su versión masculina la palabra significa «astuto». Hasta es por todos conocido el héroe enmascarado llamado El Zorro. Quizás Siches abra la puerta para que muchas niñas se atrevan a médicas, o zorras espadachinas.
Por Francisco Bravo Atias – Corresponsal en Chile de Sputnik desde 2017. Anteriormente trabajó en los diarios La Segunda y El Mercurio. Graduado de periodismo de la Universidad Diego Portales de Chile.