Julio, mes de fríos intensos en el hemisferio sur, mes en el que el miedo a dormir de las personas en situación de calle aflora porque también afloran los más despreciables ataques en su contra. Durante el mes de julio en Argentina y Uruguay prendieron fuego a personas que dormían en la calle. ¿Por qué odiamos al pobre?.
La aporofobia, el miedo y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres, ha terminado con la vida de muchos. Hay personas pobres que son asfixiadas, apaleadas hasta la muerte o incineradas por otras personas. En estos casos el odio hacia el otro diferente se manifiesta en violencia extrema y crímenes de odio, que conllevan el peor resultado posible: el asesinato.
En la madrugada del 15 de julio un hombre prendió fuego a Andrés Vargas, que dormía en una calle de Ciudad Vieja en Montevideo, Uruguay. Fue hasta ahí en bicicleta, con una botella con combustible bajo el brazo. Vargas está internado en el Centro Nacional del Quemado, en un estado muy delicado.El Ministerio de Desarrollo Social estima que el 93% de las personas en situación de calle de Uruguay están en Montevideo, donde en 2019 el organismo identificó que había 2.038, de las cuales 1.236 estaban pernoctando solas en la calle. Debido a la pandemia, estiman que esa cifra ha aumentado.
En Argentina el 4 de julio poco antes de medianoche una persona en situación de calle murió quemada en el barrio porteño Constitución, bajo la autopista 25 de Mayo. Quedó carbonizada al punto que viendo el cadáver solo se pudo verificar que era una persona; recién la autopsia pudo determinar que se trataba de una mujer.Según el último Censo Popular, elaborado en 2019 por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, había 7.251 personas en situación de calle. Ese año al menos dos personas en situación de calle fueron agredidas con fuego. Hoy no se sabe el número exacto, pero se los puede ver en muchos barrios de la ciudad: hay nuevos pobres.
En el resto de la región
Uruguay y Argentina no son los únicos países donde el odio hacia los pobres se deja ver en acciones violentas. En el municipio Mogi das Cruzes, del estado brasileño de Sao Paulo, a comienzos de abril al menos siete personas personas que estaban durmiendo en la calle despertaron entre llamas. Una de las víctimas contó que vio a un hombre corriendo con un bidón de cinco litros en la mano, según publicó Globo Noticias.
En 1997, Galdino Jesús dos Santos, líder indígena pataxó, fue asesinado en Brasilia por cinco jóvenes de la alta sociedad brasileña. Le prendieron fuego mientras dormía, informó Aventuras Na História. El hombre había viajado a la capital del país para defender la posición de su pueblo frente a la Fundación Nacional del Indio sobre la demarcación de tierras en el sur del estado de Bahía, la recuperación de la Tierra Indígena Caramuru-Paraguaçu.En Chile a principios de abril y otra vez durante mayo, varias personas en situación de calle fueron víctimas de agresiones con fuego; resultaron ilesas, pero perdieron todas sus pertenencias, según la web local Tropezón.
¿Por qué odiamos al pobre?
Según escribió en La Diaria Gustavo Pereira, profesor titular de Ética y Filosofía Política en la Universidad de la República de Uruguay, la discriminación se estructura en un conjunto de creencias falsas o distorsionadas que le atribuyen a un grupo de personas características que las hacen no ser dignas del respeto y consideración que se les debe a todos los ciudadanos.
Estas creencias tiñen las actitudes que los individuos de una sociedad tienen hacia los miembros del grupo discriminado, generando sentimientos de desprecio y alimentando posibles comportamientos violentos.La filósofa española Adela Cortina fue la creadora de la palabra agorafobia (del griego áporos, pobre y fóbos, miedo), que en 2017 fue incorporada al diccionario de la Real Academia Española. En una charla TED de 2018, Cortina explicó la importancia de tener una palabra que designe el odio al pobre: «Hay una gran cantidad de realidades humanas que no podemos señalar con el dedo [como] la justicia, belleza, democracia; tampoco el mundo de las fobias y odios, que son realidades a las que les tenemos que poner una palabra para reconocerlas, identificarlas e intentar tomar posición frente a ellas».
La aporofobia, sostiene Pereira, es un tipo de discriminación hacia los pobres basada en creencias falsas o distorsionadas que estipulan, entre otras cosas, que «los pobres son pobres porque no son suficientemente esforzados, que solamente quieren vivir de los programas del Estado, que no son capaces de planificar su vida y por eso tienen tantos hijos, o que simplemente son peligrosos».
«Despreciar y relegar a grupo de personas porque no tiene los medios suficientes (…) es un auténtico atentado contra la dignidad humana. También es un atentado contra la democracia porque no puede haber democracia con aporofobia. La gran clave de la democracia es la igualdad, no puede haber unos radicalmente bien situados y otros relegados. La aporofobia es inadmisible», concluyó.