Más allá de la guerra multidimensional de Trump contra Pekín en varios frentes —culparla del COVID-19, Hong Kong, Taiwán, mar del Sur de China, Xinjiang, frontera de la India con China en el Himalaya— se están calentando los motores para una guerra financiera y China podría optar por su ‘opción nuclear’: desprenderse de la deuda de EEUU.
Una jugada maestra que guarda China se refiere a la opción nuclear: el retiro de los bonos del Tesoro que detenta por 1,08 billones de dólares.
Orange Wang, del South China Morning Post, comenta que las tensiones en varios frentes y en diversos niveles, entre Pekín y Washington, ha puesto sobre la mesa el acceso de China al dólar estadounidense, al grado tal que Zhou Li, anterior vicedirector del Departamento de Enlace Internacional del Partido Comunista Chino, reclama el desacoplamiento de China del sistema dólar cuando se han incrementado las «señales de guerra financiera»: «la posición monopólica global del dólar en el sector financiero le otorga una ventaja por lo que EEUU significa una creciente y severa amenaza para el mayor desarrollo de China».
Zhou reconoce que «el dólar se volverá un tema de mayor riesgo que nos tiene agarrados por la garganta».
Zhou diagnosticó que EEUU ha sido capaz de tener una gran influencia con el sistema internacional de pagos dominado por el dólar, el sistema SWIFT, para extender «su jurisdicción extraterritorial mediante sus políticas fuera de EEUU que incluye sanciones contra Rusia e Irán, lo cual incluye sanciones contra los abastecedores de energía que pueden poner en peligro la seguridad energética de China».
China detenta más de 2 billones de dólares en inversiones foráneas, cuya mayoría está denominada en dólares y se ubica en países en vías de desarrollo.
Zhou aconseja que «China debe acelerar la internacionalización del yuan, incrementar con mayor celeridad los pagos transfronterizos y crear arreglos para el yuan, establecer mecanismos de pagos en las divisas locales con mas países y crear las condiciones para maximizar el uso de la divisa china en la cadena de abastecimiento industrial global».
La presión de los legisladores de EEUU ha llevado a promulgar una serie de leyes para castigar a China por sus supuestos crímenes en Xinjiang y Hong Kong, mientras un equipo de tarea de la Administración Trump busca la forma de obligar a las empresas chinas listadas en la Bolsa de Wall Street para compartir su contabilidad interna.
Según Zhou, Pekín no debe desestimar la determinación de Trump y del Congreso estadounidense, por lo que el liderazgo chino debe sopesar que la viabilidad de la ruptura con Washington puede ser inevitable, a grado tal que los ultrasinófobos de EEUU, que culpan a China de la pandemia, en lugar de su catastrófico manejo, evalúan exigir estratosféricas compensaciones, muy parecidos a los daños de guerra.
Como si lo anterior fuera poco, el exfuncionario chino Zhou alertó que China debe prepararse a una «crisis alimentaria mundial y al retorno del terrorismo internacional».
Karen Yeung, de South China Morning Post, comenta que «reportes de noticias de EEUU sugieren que los funcionarios de la Casa Blanca han empezado ya a considerar la idea de cancelar toda o parte de la deuda por 1,1 billones de dólares que le debe a China».
La misma Karen, en un artículo más reciente, comenta que, en referencia a la Nueva Ley de Seguridad de Hong Kong por la China continental, la amenaza de las sanciones de EEUU sobre el asunto de Hong Kong —Trump firmó una Orden Ejecutiva que finiquitó el estatuto especial de Hong Kong— presiona por una urgencia para que Pekín corte su dependencia con el dólar estadounidense.
El problema con el desacoplamiento financiero de EEUU y China radica en saber cuál será la selección de los inversionistas foráneos y si utilizarán el yuan en lugar del dólar.
Lo mas misterioso radica en que, en medio de la guerra multidimensional de EEUU contra China, Pekín haya «incrementado en forma modesta su tenencia de Bonos de Tesoro en el mes de mayo por 10.900 millones de dólares, pese a las crecientes tensiones transpacífico y a las amenazas de guerra financiera entre las dos mayores economías del mundo».
Falta valorar cuál será el impacto sobre el futuro de Hong Kong —que aun mantiene su propia divisa: el dólar de Hong Kong—, otrora primer centro financiero capitalista, donde China oxigenaba sus pulmones financieros accediendo a los mercados globales. Aquí pactaba más del 70% de sus pagos offshore, lo cual puede afectar tanto el valor del yuan como su asequibilidad, no se diga su objetivo de internacionalizar al yuan.
No es ningún secreto exponer que desde la grave crisis financiera de 2008, tolerada por Barack Obama, China decidió optar por fortalecer su divisa en forma gradual por lo que ha firmado arreglos swap con casi 40 bancos centrales del mundo.
Parte de la estrategia de China, para evitar la asfixia de la hegemonía del dólar basada en el sistema de pagos SWIFT, orilló al acuerdo secreto por 25 años de China con Irán, y con bendición militar de Rusia.
Las represalias de China, según Orange Wang, consiste en aplicar la opción nuclear de desprenderse de su tenencia de la deuda estadounidense y que, a juicio de analistas (sin identificar), es altamente improbable «debido al daño que causaría a ambos países, así como a la economía global».
De acuerdo con Zhou Hao, prominente economista de los mercados emergentes de Commerzbank, «se carece de los datos de la tenencia de China en las acciones de Wall Street, por lo que es realmente difícil buscar estos datos desde un ángulo particular».
¿Resulta y resalta, entonces, que, peor que la opción nuclear de desprenderse de la deuda de EEUU, China cuenta todavía con una bomba de hidrógeno que consistiría en desplomar la Bolsa de Valores de Wall Street, lo cual sería letal para las aspiraciones reeleccionistas de Trump?
En China se mofan de las sanciones a los 92 millones de miembros del Partido Comunista de China por parte de la Administración Trump y pareciera que los preparativos de gran envergadura de una guerra financiera sin cuartel implican varias estrategias desconocidas por el gran público.
Así las cosas, Orange Wang comenta que «China no publica las cifras de su tenencia de los Bonos del Tesoro de EEUU, lo que significa que los datos del Departamento del Tesoro de EEUU pueden solamente contar una parte de la cantidad real, ya que se cree que Pekín usa a terceros apoderados para comprar bonos del gobierno de EEUU».
¿Será la compra por China de 10.900 millones de dólares en mayo uno de los clásicos cebos sacados del manual del Arte de la Guerra de Sun Tzu del siglo V a.C?
Cabe señalar que el camino para aniquilar a China, tanto por Trump como por el Congreso bipartidista, no será nada sencillo cuando China dispone las mayores reservas de oro y divisas del planeta por 3.100 billones de dólares, frente a unas paupérrimas reservas de EEUU de 123.000 millones de dólares. Cabe destacar que tampoco China publica su verdadera tenencia en reservas de oro, cuya cotización este año se ha incrementado casi 28% hasta la fecha.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Alfredo Jalife-Rahme – Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.