La película ‘Cosecha’, que trata del secuestro de personas en Kosovo a finales de la década de los 1990 para trasplantar sus órganos, podrá replantear muchos temas importantes para los serbios ante la comunidad internacional, aseguró el escritor Veselin Dzeletovic, cuya novela sirvió de base para la trama.
El rodaje debería comenzar a principios del 2021 y será dirigido por el director estadounidense Paul Kampf. La trama de la película se basará en la novela El corazón serbio de Yojan, que cuenta la historia de un alemán rico al que le trasplantaron el corazón de un serbio, que fue víctima de lo que se conoce como la casa amarilla.
Fue un edificio situado en el norte de Albania cerca de la ciudad de Burrel, donde, según varios testimonios, fueron trasladados los serbios secuestrados en Kosovo con fines de extraer sus órganos y venderlos en el mercado negro.
Este libro se publicó por primera vez en 2008 y desde aquel entonces ha sido reeditado más de 15 veces. Veselin Dzeletovic asegura que su historia puede cambiar la percepción negativa de los serbios en el mundo. También enseña lo que el pueblo serbio vivió en Kosovo.
«Mi objetivo es hacer que esta película sea tan importante como la novela, para que pueda cambiar algunas cosas. La novela contribuyó a que varios países retirasen su reconocimiento a Kosovo. Es muy importante para mí porque es una lucha por mi patria, por mi tierra. Representamos un país pequeño y no tenemos nada más en nuestras manos que esa verdad, pero creo que es suficiente para que tengamos algo que mostrar al mundo», señaló el interlocutor de la agencia Sputnik.
Una película sobre crímenes cometidos contra los serbios en Kosovo
Dzepetowicz subraya que en todas partes los serbios tienen fama de ser los «chicos malos«, mientras que, en realidad, todo es al contrario. Según el escritor, Occidente trata de presentar a «los terroristas albaneses» bajo una luz diferente, persiguiendo sus propios intereses, mientras que se les puede describir a ellos con solo una palabra: «los criminales». El objetivo de la novela y de la película, dice, es exhortar que los castiguen.
«Confío en Dios: sus pecados son tan pesados que tendrán que hablar de ellos para aliviar sus almas y entonces sabremos cuántos corazones serbios están latiendo en todo el mundo. (…) Todo el que guarda silencio sobre este crimen se convierte en un cómplice del mismo», asegura el autor de El corazón serbio de Yohan.
El principal protagonista de su novela fue a Kosovo y Metojia al conocer el nombre y el apellido de la persona que le salvó la vida. No sabía que fue víctima de un secuestro a la que asesinaron para extraer su corazón. Tolo lo que posteriormente conoció en Kosovo, incluida la verdad sobre los serbios, no lo pudo contar al público debido a la censura, recuerda Dzepetowicz.
«Todos los militares, cuando llegaron allí [a Kosovo], siguieron la orden de proteger a los albaneses de los serbios y cuando estaban allí veían que había una verdadera caza a los segundos y que se podía hacer cualquier cosa con ellos», lamentó.
Según explica, todas las personas que fueron secuestradas durante ese período —1999-2000, el plazo en el que se produjo el conflicto armado en Kosovo y tuvieron lugar sus secuelas inmediatas—, «todo eso ocurrió delante de la nariz de la comunidad internacional«.
«Insisto en que (…) la comunidad internacional también se cargué con una parte de responsabilidad por haber permitido todo esto», señaló.
El impacto puede ser tremendo
El crítico de cine Bozidar Zecevic subraya que la influencia del cine es enorme y que puede ser crucial, como en el caso de la tendencia políticamente motivada en Occidente de revisar la historia de la Segunda Guerra Mundial. Desafortunadamente, muchos historiadores también están involucrados en este proceso, bajo el disfraz de la ciencia, dicen cosas completamente absurdas, según el experto.
«Y somos testigos de la frecuencia con la que el cine se involucra en esta lucha de opiniones (…) En Occidente existe una percepción bien arraigada de los serbios, mientras que el tema del contrabando de órganos humanos y todos esos terribles delitos asociados con este sigue estando fuera del alcance del público en general», lamentó.
Tan solo una película sobre los crímenes albaneses podría ayudar a llamar la atención de la comunidad internacional a este problema, según el crítico. Una obra como esta, sea una película o un documental, opere o manipule los hechos, en cualquier caso volverá a plantear el tema ante la opinión pública. A su juicio, mucha gente en el mundo nunca ha oído hablar de la casa amarilla y del tráfico ilegal de órganos en Kosovo y Albania, así como de otros delitos relacionados con la región, por lo que esta película puede causarle un auténtico shock.
«Habrá muchos espectadores que dirán que todo esto son historias de ficción, propaganda serbia y etc. Ya experimentamos ese tipo de reacción y cabe esperarla. Pero esto no disminuye la importancia del proyecto: se trata de un gran paso adelante en la difusión de la verdad sobre la historia de Kosovo y los terribles crímenes que se cometieron allí», concluye.