La OMS se volvió una vulgar sucursal de la controvertida Fundación Bill & Melinda Gates, su primer donante. La globalista Microsoft, fundada por Bill Gates, ostenta una capitalización de mercado de 1,36 billones de dólares frente al raquítico presupuesto de la OMS que, con la salida de EEUU, posee 4.760 millones: ¡30 veces menos que Microsoft!
El momento Sputnik y el momento Putin sobre la primera vacuna del mundo contra el COVID-19 despertó la envidia y la furia de los medios multimedia anglosajones, adscritos al globalismo y sembrados en la carrera geopolítica y farmacológica de las vacunas.
Más allá del esperado escepticismo sobre la seguridad y eficacia de la vacuna rusa, llamó poderosamente la atención que se haya sumado la controvertida OMS a las críticas infundadas de sus mecenas anglosajones, como acotó uno de los principales consejeros del Director General de la OMS: el canadiense-anglosajón Dr. Bruce Aylward, entrenado por la London School of Hygiene and Tropical Medicine y la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health.
Cabe señalar que la hazaña farmacológica rusa, en caso de ser efectiva, deja rezagadas tanto a la vacuna británica AstraZeneca de la Universidad de Oxford como a la vacuna china CanSinoBio.
Dejo de lado las anteriores controversias de la OMS, que brilló por su ausencia en investigar los efectos en la salud por el desastre nuclear en Fukushima. También el papel de su directora entre 2004 y 2017, la sino-canadiense Margaret Chan Fung Fu-chun, por su pésimo manejo del brote de la fiebre aviar H5N1 de 1997 al frente del Departamento de Salud de Hong Kong, sin contar los despilfarros estrafalarios en sus truculentos viajes. También soslayo el pésimo manejo de la OMS del brote de ébola en 2014 en África occidental.
La OMS ha sido severamente criticada por sus sesgados análisis, políticamente motivados, sobre su clasificación de sustancias potencialmente cancerígenas. Peor aún: la OMS despilfarra más de 200 millones de dólares al año que representan mucho más de lo que invierte en conjunto en malaria, tuberculosis, sida y problemas de salud mental.
El financiamiento de la OMS es aterradoramente perturbador cuando se escudriña a sus 20 principales donadores bajo el esquema globalista de asociación público-privada (PP) que puso de moda financierista el Banco Mundial para la transición de enajenación catastral a la privatización plena de las joyas geoestratégicas de los países en vías de desarrollo.
Con la sonora salida de Trump, quedó en primer lugar, como donador de la OMS, la Fundación Bill & Melinda Gates, seguido por el Reino Unido, y en cuarto lugar la controvertida Alianza GAVI. ¡Todo un proyecto globalista anglosajón de control de la salud de los humanos!
Ya había abordado cómo la Alianza GAVI constituye la llave médica para el gobierno mundial del Foro Económico de Davos, al unísono, de nuevo, de la Fundación Bill & Melinda Gates como primer donador de la reciente Cumbre Global de Vacunas bajo los auspicios del Reino Unido y que recaudó casi 9. 000 millones de dólares: ¡el doble del presupuesto anual de la OMS!
La Alianza GAVI, con bendición globalista anglosajona y cuyo principal donador es la Fundación Bill & Melinda Gates, ¿es el caballo de Troya de la OMS?
Hoy la OMS padece un notorio síndrome de Estocolmo y ahora opera su gran reset instrumentado por el Foro Económico Mundial de Davos 2021.
No fue gratuito que la vacuna británica AstraZeneca de la Universidad de Oxford haya sido seleccionada como primer fabricante de vacunas en las instalaciones de COVAX, dirigidas por la Alianza GAVI. ¿De allí nace la cólera contra la delantera de la vacuna rusa?
¿Por qué desea la anglósfera globalista controlar tanto las pandemias como la salud de los casi 8.000 millones de habitantes en la biósfera, según el reloj poblacional global?
Ahora Bill Gates ha exhibido una nueva cuan extraña vocación por las pandemias y las vacunas que no formaron parte de su (de)formación académica, que por cierto no concluyó.
Cabe señalar que a mediados de julio las autoridades del Reino Unido, en específico, el Centro Nacional de Ciberseguridad (NCSC) —quizá a sabiendas del descomunal avance de la vacuna rusa— denunció, sin evidencias, que Moscú intentó robar los datos de la vacuna de AstraZeneca/Universidad de Oxford.
Hoy Microsoft —de la que la controvertida OMS parece ser su vulgar filial—, cofundada por el polémico Bill Gates, ostenta el primer lugar de EEUU, medido por la capitalización de mercado, y el segundo lugar a escala global, detrás de la petrolera saudita Aramco, con 1,36 billones de dólares y que ha dejado atrás a:
- Apple con 1,28 billones (tercer sitial en el ranking global);
- Amazon con 1,23 billones (cuarto lugar);
- Alphabet con 919.000 millones (quinto lugar);
- Facebook con 584.000 millones de dólares (sexto lugar).
Resulta perturbador el control casi absoluto no solo de la OMS, sino también del dominio estadístico por los epidemiólogos de entidades globalistas anglosajonas como el Imperial College London y la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health.
Es ampliamente sabido que el ominoso reporte sobre el COVID-19 del Imperial College London influyó notablemente en la aplicación de medidas de confinamiento en el Reino Unido y EEUU, donde brillaron intensamente los modelos matemáticos del prominente epidemiólogo Neil Ferguson.
Por cierto, Neil Ferguson fue orillado a renunciar después de que su amante casada lo visitó en su casa en Londres dos veces sin respetar la guía de la distancia social que él mismo había exigido.
Hoy los fustigados epidemiólogos, por poco creíbles, de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health marcan en forma inverosímil la pauta sobre el curso de la pandemia en el mundo sin ningún control ajeno y/o foráneo.
Lo perturbador radica en que la Universidad Johns Hopkins fue el asiento ideológico y estratégico de los neoconservadores straussianos, encabezados por el subsecretario del Pentágono Paul Wolfowitz, quien dirigió la invasión y la destrucción de Irak.
Asimismo, los intereses pecuniarios del globalista Michael Bloomberg —exalcalde de Nueva York y aliado y correligionario del megaespeculador George Soros, con una fortuna de 54.900 millones— contribuyen a la aplicación de las políticas de salud pública en la controvertida universidad.
En una entrevista con el portal Wired, el depredador financiero Bill Gates, quien opera con máscara de filántropo —en similitud a su aliado George Soros—, divide al mundo entre ricos y pobres cuando «el mundo rico debería terminar seguramente con la pandemia del COVID-19 a finales del 2021″, mientras que el restante «lo haría a finales del 2022».
Curiosamente, Gates se ha quedado atrás en la carrera farmacológica con la vacuna de su empresa Inovio Pharmaceuticals. Trump ha favorecido financieramente más a la empresa Moderna, donde aparece como asociado el infectólogo Anthony Fauci, mediante el National Institute of Allergy and Infectious Diseases que dirige.
Pese a ello, Gates se mostró optimista por la efectividad de las vacunas contra el COVID-19, advirtiendo que existirá una dificultad para su distribución: «No será una solución expansiva y de bajo costo para el resto del mundo».
El verdadero mundo requiere de una nueva OMS, más plural y menos elitista, alejada de los controles globalistas anglosajones.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Alfredo Jalife-Rahme – Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.