Benjamín, el único menor de edad preso político del estallido en Chile

La Fiscalía lo acusa del incendio de una estación de metro y solicita una condena de 10 años de prisión. Benjamín, 16 años, fue detenido afuera de donde estudiaba por la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) el 7 de noviembre del 2019. Su familia y los grupos de apoyo denuncian un montaje que solo criminaliza a la niñez y la pobreza. 

¿Quién no se acuerda de aquel 18 de octubre del 2019 que hizo historia en Chile? Era un viernes cuando miles de ciudadanos iniciaron una revuelta social sin precedentes en el país de un continente ya convulsionado por otros sucesivos estallidos en Ecuador y Bolivia. En Santiago, las protestas empezaban con estudiantes secundarios contra el alza del pasaje del tren subterráneo. Y así desataron movilizaciones masivas.

En los primeros días varias estaciones de metro fueron destrozadas por los manifestantes. Una de ellas fue la Estación Pedrero, lugar donde a Benjamín se le imputa, junto a su tío, el actuar de forma coordinada para realizar un ataque incendiario contra la tren subterráneo.

«La fiscalía decide acusar a Benjamín y a su tío de la quema del metro Pedrero porque necesitan poder sindicar a alguien como responsable de las acciones que se llevaron a cabo durante esos días, incluidas las quemas de las estaciones de metro», señala a Sputnik Javiera Crespo, miembro de Comisión de apoyo jurídico y familiar de la Coordinadora 18 octubre, que trabaja por la libertad de los presos de la revuelta.

Porque para Crespo la PDI al igual que los demás órganos de Orden e Inteligencia del Estado necesitan un «chivo expiatorio» para los casos del metro, «por la connotación pública y mediática que dichos hechos alcanzaron y que, al igual que en muchos de los casos, no hay pruebas o son insuficientes, o no indican responsabilidad directa de los imputados en los hechos».

Este sería el caso de Benjamín, el único menor de edad que aún se encuentra en un Centro de Internación Provisoria (CIP) del Servicio Nacional de Menores (SENAME), y que engrosa la lista de las cerca de 2.500 personas presas en el contexto del estallido social vivido en el país sudamericano.

Un caso que, al igual que la gran mayoría de los presos políticos de la revuelta, según Crespo, carece de pruebas inculpatorias incluso para mantener la prisión preventiva, la cual para este menor de edad alcanza ya los 9 meses desde su detención, ese jueves 7 de noviembre.

No fue una broma fue un espectáculo

Cartel de pedido de libertad para Benjamín
© FOTO : GENTILEZA COORDINADORA 18 DE OCTUBRE
Cartel de pedido de libertad para Benjamín
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Benjamín pensó que se trataba de una broma, no pensaba que lo que sucedía era real cuando el operativo policial, compuesto de cinco automóviles de la PDI, llegó a su liceo, ubicado en la comuna de La Granja, para detenerlo y subirlo con violencia a uno de los vehículos.

«La detención de Benjamín fue a la salida de su colegio, fue con maltrato verbal, le pidieron el celular y su contraseña. Justo, entonces, se pinchó el teléfono de Benja, y escuchó el papá del Benjamín, él escuchó cuando lo estaban insultando, arriba del vehículo», recuerda Pilar Morales, mamá de Benjamín. 

La mujer relata que fue un verdadero espectáculo, porque mientras cinco autos detenían a su hijo de 16 años, a su casa llegaron otros siete automóviles de la policía que cerraron toda la cuadra. Ella no estaba en el domicilio, solo sus padres, personas de avanzada edad, que presenciaron el allanamiento.

«Mi casa fue allanada, todo lugar, no hubo lugar que no revisaran. No dejaron que los vecinos se acercaran o que vinieran a ver a mi mamá, a mi papá que son personas ya mayores», cuenta Pilar.

«Se llevaron solamente la ropa de Benjamín porque no encontraron ni un combustible, nada de acelerante, ni nada de eso. Nosotros no teníamos nada en nuestra casa que ocultar, así que mi mamá, igual cuando ella supo, los dejó ingresar. Mi mamá se quería morir porque nunca pensamos que a Benjamín lo estaban culpando de algo tan grande como quemar el metro de Pedrero«, añade.

Pilar relata que ese día su mamá la llamó al trabajo y le avisó de la detención de Benjamín, y que lo habían trasladado hasta la Brigada de Investigación Criminal de Ñuñoa. Ella junto con su marido fueron al lugar y, al momento de querer ingresar, un joven que se encontraba en la portería le dijo que mejor no entraran «porque estaba lleno de periodistas».

«Así que estuvimos como dos horas en un almacén, y este joven me llamó y pudimos ir donde estaba Benjamín».

Afiche por la liberación de Benjamín
© FOTO : GENTILEZA COORDINADORA 18 DE OCTUBRE
Afiche por la liberación de Benjamín
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Para la Coordinadora 18 de octubre es evidente que lo que busca el Estado y su administración es «primero condenar de manera anticipada y mediática a los compas (compañeros), con la prisión preventiva, con el revuelo y el abordaje mediático que alcanzan estos hechos».

Pilar señala que hasta ese momento no dimensionaba de qué se lo estaba acusando a su hijo. «Éramos tan ignorantes en algunas áreas judiciales porque nunca nos había pasado nada, nunca hemos tenido problemas con la Justicia. Entonces para mí era todo extraño, todo nuevo».

Solo una semana después, y con la misma cobertura mediática, fue detenido Daniel Morales, tío de Benjamín, hermano de Pilar, acusándolo también de la quema de la estación Pedrero. La fiscalía en su caso pide 20 años de cárcel, tras reformalizarlo junto a Benjamín, imputándoles el «actuar de forma coordinada para el ataque incendiario».

Para Pilar toda esta situación se transformó en una persecución familiar «porque varios de nosotros perdimos trabajos, estábamos todo el día vigilados. Nos seguían a los trabajos, y siempre había gente infiltrada, incógnita, paseando por aquí» agrega la madre.

Un día que cambió Chile y la vida de Benjamín

Cartel de reclamo por la libertad de los presos políticos del estallido social en Chile
© FOTO : GENTILEZA COORDINADORA 18 DE OCTUBRE
Cartel de reclamo por la libertad de los presos políticos del estallido social en Chile
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El 18 de octubre como cada mañana Pilar salió de su casa muy temprano para ir trabajar haciendo aseo en el sector oriente de la capital. «Lo extraño fue que llegó en ese entonces el que era mi patrón y me dice que me retire, ya que al parecer había un problema en el metro».

Recuerda que llegó a su hogar aproximadamente a las 11, y en el trayecto vio varios microbuses quemados, mucha gente en las calles, en distintos lados había fogatas, «personas manifestándose en las calles gritando, haciendo barricadas».

Ese día Benjamín y Daniel habían ido a una reunión de su equipo favorito de fútbol, y en el trayecto se encontraron con las protestas, con lo que estaba pasando en todo Santiago y en el metro Pedrero.

Según la Fiscalía Oriente y la policía civil, ambos habrían llegado a la estación del tren subterráneo siguiendo un llamado realizado por una facción de la Garra Blanca, barra del equipo de fútbol de Colo Colo.A partir de las imágenes de un video, mensajes de texto, ropa y una fotografía, que mostraba «un sujeto vistiendo un pantalón tipo buzo deportivo color negro con tres franjas blancas en los costados», además de una polera deportiva y zapatillas específicas, y que llevaba el rostro cubierto con pasamontañas, la Fiscalía identificó en primera instancia y entre cientos de jóvenes al menor de 16 años.

Con esas pruebas, filtradas por un medio de comunicación masivo, junto con un seguimiento de comentarios y perfiles en las redes, los habrían llevado a identificar a Benjamín, a pesar que no se encontraron elementos inflamables en su casa, que los mensajes no hablan específicamente de un incendio, y que en las imágenes a ninguno de los dos, ni el menor ni su tío, se les ve prendiendo fuego.

Es a partir de estos materiales que el fiscal Manuel Guerra cierra la investigación y solicita 10 años de cárcel para Benjamín y 20 para Daniel Morales.

«Ese día que el fiscal pidió lo que quiere que cumplan, que son 10 años y 20 para Daniel, el Benjamín se puso a llorar, no aguantó. Me dice, ‘mamá algo que no hice yo, me están pidiendo 10 años», relata Pilar. 

«Pienso que, a los violadores, a los verdaderos homicidas y a las verdaderas personas que son peligro para la sociedad las dejan impunes, las dejan libres. Y mi hijo que solamente se fue a manifestar, subió por curioso a lo mejor, porque era todo nuevo para él, está pagando ahí», añade.

Para la integrante de la comisión de apoyo jurídico y familiar de la Coordinadora 18 octubre la posibilidad cierta de la condena contra Benjamín, sin pruebas suficientes como ha señalado, «resulta ser una criminalización, en este caso de un menor de edad, que responde no solo a la decisión de los tribunales de Justicia sino a una instrucción política que recae sobre él».

«Asimismo, el hecho de que los canales de TV y otros medios hegemónicos tengan acceso a pruebas, peritajes y demás partes del juicio es también parte del engranaje, que no solo condena a la precariedad y miseria, sino que también busca encarcelar a quienes se manifiestan de manera justa contra ella», acusa.

Nueve meses

Tras la detención de Benjamín, el menor es trasladado a un recinto del Sename, lugar donde ya lleva nueve meses de prisión preventiva, meses que han sido muy duros para la familia de Benjamín.

«Es tan doloroso, porque tu hijo te lo tratan como un delincuente, como el terrorista más grande que ha habido dentro de los 30 años, de nuestro país. Que tu hijo poco menos es un cabro de 16 años que sabe química, que sabe física, siendo que no tiene idea», señala Pilar.Ella describe a su hijo como una persona alegre, como un joven amable, educado, que participa en la iglesia y le gusta el deporte. «Es simpático con las otras personas, siempre se pone en el lugar de las otras personas».

Hoy, sin embargo, todo ha cambiado «ya no es mi Benjamín alegre, sino que ya es mi Benja callado, se aísla, ya pasa sentado en un rincón, su cara triste, ya no anda abrazándote, no te anda dando besos. Han pasado ya… pasamos una navidad horrible, sin ganas de nada».

Benjamín fue detenido cuando tenía 16 años. Los 17 los cumplió estando preso en el CIP de San Joaquín. Pilar junto a unas 30 personas fue a las afueras del recinto a cantarle el cumpleaños feliz. «Yo dije: yo sé que no es un feliz cumpleaños, pero para mí es el día que naciste, así que voy a cantarle. Él yo sé que no lo escuchó, pero le hicimos un video y él lo pudo ver», detalla su madre.

Ahora que pasó el día del niño, para Pilar fue otra fecha muy dura, «porque para mí, mi hijo es un niño. Los 16 años se están formando recién. No tienen una definición, así que para mí es mi niño».Con tristeza la madre relata que le llegaron unos chocolates. Se lo contó a Benjamín y él de dijo «con un nudo en la garganta, ‘mamá, ábrelos tú, porque yo no sé’, y dice, ‘ve y si no los regalas’. Yo digo: hijo, no pierdas la esperanza. Me dice ‘mamá, yo no hice lo que me acusan. Por último, que me castiguen por hacer desordenes, pero no por quemar Metro Pedrero, porque yo no fui'», recalca la madre.

Para Crespo, la actuación del Estado lo que persigue es «amedrentar a quienes se manifiestan por medio de estas condenas ejemplares, que recaen sobre Benjamín y muchos otres. Reforzando la idea del delincuente, del violentista, y dejándonos en claro que tanto los tribunales de Justicia, como las cortes, los medios de comunicación masivos, la clase y el poder político no se detendrán en su búsqueda de responsables de los hechos que se generan a partir del 18 de octubre» .


Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es corresponsal de Sputnik en Chile y académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.