SANTIAGO – «Los puños frente al cañón» es el nombre de la cinta que el director de Taxi para Tres estrenó en el Festival de Berlín de 1975, luego de sacar del país el material que permitió el montaje de la obra durante el exilio del autor en Alemania. El video circuló clandestinamente en Chile hasta que el 2010 fue recuperado por la Cineteca de la U. de Chile, que ahora la pone a disposición en su sitio web en el marco del segundo foro virtual del CineClub Sala Sazié, instancia en la que el próximo martes 8 de septiembre se conmemorarán los 50 años del triunfo de la Unidad Popular.
La golpiza inhumana que recibió de parte de un grupo de carabineros podría haberlo amedrentado para siempre, sin embargo lo que sintió Orlando Lübbert ese día de 1968 fue que se había convertido en un campesino más y que los abusos que había visto y vivido en carne propia tenían que ser develados. La historia debía ser contada. Tenía sólo 22 años, era estudiante de arquitectura y amante de la historia, pero jamás había tenido entre sus manos una cámara de video. Por esos años lo que hacía junto a su amigo, el futuro guionista y director Gastón Ancelovic -fallecido en 2017-, era entrevistar y fotografiar a los campesinos en las tomas de terreno para contar en diaporamas -fotos proyectadas- los ires y venires de la Reforma Agraria impulsada por Eduardo Frei Montalva, y rechazada por los terratenientes. Así fue como Lübbert y Acelovic fueron detenidos por carabineros mientras hacían fotos y entrevistas en una toma de terreno en Ninhue. “Había una situación muy tensa, el MIR había anunciado una gran revuelta campesina, se declaró estado de sitio en toda la región y para ellos nosotros éramos unos guerrilleros más. Nos hicieron papilla y luego nos acusaron de andar robando lechugas en casa de este latifundista, cargo por el que te podían encerrar años”, recuerda el cineasta.
A pesar de lo vivido, Lübbert y Ancelovic volvieron a Santiago y armaron su primer diaporama de una hora, al que agregaron caricaturas de Hervi y Palomo, trabajo que se transformó en todo un éxito entre las organizaciones sociales y políticas de la época. “Habíamos reunido muchas fotos del movimiento campesino, del que no existía material audiovisual. Hicimos copias que se divulgaron mucho. La gente le llamaba cine porque tenía música, era bien entretenido y bien agitador también. Cuando llegó a Chile Marta Hanecker se enamoró de ese material y empezó a trabajar con él”, dice el director de “Taxi para Tres” sobre el germen de lo que sería su primera película, “Los puños frente al cañón”, obra que terminaría montando y estrenando en el exilio.
El filme, una mezcla entre diaporama y documental con recreaciones sobre la trágica historia del movimiento obrero chileno, fue montado en Alemania Oriental, donde se exiliaron Lübbert y Acelovic. Allí fue estrenada en el Festival de Cine de Berlín en 1975 con buena recepción. En Chile nunca se estrenó oficialmente, de hecho circuló en la clandestinidad a fines de los 80 y recién el 2010 fue recuperada una copia por la Cineteca de la Universidad de Chile, que la exhibió por primera vez en el Campus Juan Gómez Millas con una audiencia de estudiantes.
Ahora, en el marco de la conmemoración de los 50 años del triunfo de Salvador Allende, la película estará disponible en el sitio web del cineclub y será protagonista este martes 8, a las 18 horas, de la segunda edición virtual del foro Cineclub Sala Sazié, donde será analizada por Sergio Rojas, filósofo, doctor en literatura y docente de la Facultad de Filosofía y Humanidades y de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. En la actividad, que será transmitida por el Facebook live de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones (@VEXCOUchile), se comentará también el documental La espiral (1976), del sociólogo belga Arman Mattelart, quien registró y analizó cómo el gobierno de Allende sufrió el bloqueo constante de la derecha y la intervención de Estados Unidos hasta terminar en su derrocamiento.
“Después de la primera función en 2010, hicimos itinerar la película por diferentes lugares del territorio donde nos parecía que cumplía con ese carácter social que tiene, pero nunca ha tenido un estreno oficial ni comercial en el país”, comenta Luis Horta, cineasta y coordinador de la Cineteca de la U. de Chile. “Eventualmente la película va a estar alojada de forma permanente en nuestro repositorio (cinetecavirtual.uchile.cl) junto a otras 450 películas de nuestro acervo digital. A diferencia de «La batalla de Chile», por ejemplo, esta película no ha sido lo suficientemente analizada ni revisada y creemos que es un gran objeto de estudio”, agrega.
Chile y el eterno retorno
Durante más de 2 años, Orlando Lübbert se encerró en la Biblioteca Nacional estudiando la historia del movimiento obrero, revisando revistas antiguas como Sucesos y Zig-Zag, extrayendo material visual que le ayudara a armar la historia del “Los puños frente al cañón”, pero el golpe militar lo truncó todo.
¿Cómo lograron sacar el material de Chile y ustedes mismos exiliarse?
Nosotros sabíamos desde mucho antes el peligro que corríamos, había rumores de golpe y lo cierto es que andábamos con el material para todos lados. Luego del golpe todo se complicó, pero Gastón (Ancelovic) estaba casado con una francesa, tenía pasaporte francés y tenía esa protección, a veces incluso dormía en la embajada, pero yo no tenía nada. Fue el director Sergio Castilla («Te amo made in Chile») y su mujer que era sueca quien me hizo el contacto con el embajador sueco, a quien le planteé la necesidad de sacar ese material al igual que el de «La batalla de Chile», de Patricio Guzmán, que en esos momentos estaba preso en el Estadio Nacional. Logramos sacar las cajas, que vendríamos a encontrar al año después, cuando logramos salir de Chile. Primero me fui a México, donde me ayudaron a tramitar un pasaporte alemán, gracias a mis raíces alemanas. Fuimos a buscar el material a Suecia y luego con Gastón nos encontramos en Alemania, donde nos pusimos a buscar quien nos ayudará a producir la película y nos pusimos a trabajar. En ese momento todo cobró más sentido que nunca.
En 1975 estrenaron la película en el Festival de Berlín y también en Rotterdam ¿cómo fue la recepción del público?
Era una película hecha a pulso, con muy pocos recursos y es incomparable con la producción del cine de hoy, pero la película tiene alma y un material de archivo único que hoy ya no se encuentra. Tenemos el testimonio de un viejito que conocimos fortuitamente en la Ligua, durante una exhibición de nuestros diaporamas y que resultó ser el último sobreviviente de la Matanza de San Gregorio de 1921. Con ese testimonio reconstruimos la matanza en Antofagasta. Circuló mucho y causó furor, era una cuestión muy exótico y también porque de alguna forma da una explicación al golpe militar en Chile. La película plantea la idea de que hay toda una historia de abuso, de persecución militar hacia los trabajadores y las clases obreras y que el golpe es sólo un hito más en la historia trágica de Chile, la que terriblemente se repite como un eterno retorno.
¿Cómo cree que se lee hoy la película en el contexto actual chileno?
Yo hoy tengo miedo por mis hijos, temo que van a tener que vivir lo mismo que viví yo porque es increíble como todo se repite. Si quieres entender a Chile tienes que entender los años 30 y escuchar lo que decía Marmaduque Grove y luego lo que decía Allende, es igual. La figura de Arturo Alessandri es lo mismo que vemos hoy, un tipo de derecha vestido de social demócrata, apelando al pueblo y a la lucha social, pero de la boca para afuera. Hoy veo cómo se repite todo en el lenguaje, en la misma ignorancia histórica y me parece terrible.
La película está hecha para otra época, hay un lenguaje que quizás le puede molestar a la gente porque se hablaba del imperialismo, del marxismo, Guzmán le cambió un montón de términos a “La batalla de Chile” y la alivianó un poco, pero yo no haría jamás eso. Me parece que “Los puños frente al cañón” es una película digna de procesar, de que la gente la discuta, que la gente que estudia historia la pueda usar, hay que usarla como material de reflexión.
¿Por qué la película no circuló antes en Chile, en televisión abierta por ejemplo?
Chile no es un país interesado en rescatar la memoria. La televisión chilena nunca pasó ni esta ni «La batalla de Chile», ni ninguna película de ese tipo, incluso con gobiernos progresistas. Ese es uno de los grandes pecados de lo que se llamaba la izquierda chilena y es lo que ahora están pagando, cuando la Concertación tuvo el poder nunca se atrevió a hacerlo. Hice una de las primeras películas sobre Colonia dignidad y cuando volví a Chile en 1995 y surgió el tema porque la huida de Paul Schaffer, mandé la película a TVN y el señor (René) Cortázar nunca me contestó, nunca me pescaron, yo no quería había de plata, la idea era que la película se difundiera y ese era el momento. lamentablemente nuestro cine sigue mirando al norte, sigue pendiente de el Oscar y de Hollywood. El cine es un mecanismo de culturización y desgraciadamente nosotros seguimos viendo lo que EEUU quiere que veamos. Yo he hecho cine político y siento orgullo de haberlo hecho porque no es fácil, pero no es lo que los chicos quieren hacer hoy.
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Por Denisse Espinoza – Vexcom / Universidad de Chile.