Parecía que Australia le había ganado la batalla al coronavirus sin sufrir grandes pérdidas económicas, pero los datos no engañan y llevan medio año mostrando valores negativos.
Es oficial, Australia está en recesión. Mientras la pandemia continúa lastrando las economías del mundo, la Oficina Australiana de Estadísticas (ABS, siglas en inglés) confirma que la del país oceánico se ha contraído en un 7% en el segundo trimestre del año.
Esta caída, sumada al 0,3% perdido en el primer trimestre, supone dos trimestres consecutivos de regresión. Dicho en otras palabras, «nuestro período récord de 28 años consecutivos de crecimiento económico ha llegado oficialmente a su fin», tal y como anunciaba el tesorero de Australia, Josh Frydenberg, citado por el medio CNBC.
No obstante, la caída del PIB en el trimestre que acaba en junio se ha quedado en un 5,9%, algo menos desastroso que el 7,5% pronosticado por la empresa de banca HSBC.
«Los devastadores números de hoy confirman lo que todos los australianos saben: que el COVID-19 ha causado estragos en nuestra economía y en nuestras vidas como nada que hayamos experimentado antes. Pero hay esperanza y hay una vía de salida», sostuvo Frydenberg.
Cabe recordar que en un principio Australia, al igual que otros países como la vecina Nueva Zelanda o Corea del Sur, se benefició de las prontas y efectivas medidas que tomó su Gobierno para gestionar la crisis provocada por el virus y fue ejemplo para el mundo en su gestión.
Ahora, según el economista jefe de HSBC para Australia, Paul Bloxham, el «gran debate» es si el país insular verá alguna recuperación en este tercer trimestre de 2020. Esto se antoja incierto teniendo en cuenta que hay un importante brote del virus que está causando preocupación actualmente en el estado de Victoria.