Los placeres de una comida bien cocinada o de una relación sexual amorosa son «divinos» y han sido injustamente víctimas de un «exceso de celo» por parte de la Iglesia en el pasado, afirmó el papa Francisco en una de las entrevistas publicadas en un nuevo libro.
«El placer viene directamente de Dios. No es ni católico, ni cristiano, ni nada. Es simplemente divino», le reveló el papa al escritor y gourmet italiano Carlo Petrini.
«La Iglesia ha condenado el placer inhumano, brutal y vulgar, pero por otro lado siempre ha aceptado el placer humano, simple y moral», añadió, insistiendo que es «una interpretación errónea del mensaje cristiano» prohibir placeres terrestres a los creyentes.
El placer de comer existe para mantenerse sano, así como el placer sexual existe para hacer el amor más hermoso y garantizar la perpetuación de la especie, también señaló en la entrevista.
Los puntos de vista opuestos «han causado un enorme daño, que todavía se puede sentir con fuerza hoy en día en algunos casos», agregó.
«El placer de comer y el placer sexual vienen de Dios», enfatizó.
Francisco señaló una película danesa de 1987 llamada La fiesta de Babette ambientada en el siglo XIX que cuenta la historia de un chef que gana la lotería e invita a un grupo de adoradores protestantes ultrapuritanos a un suntuoso banquete.
La película es «un himno a la caridad cristiana, al amor», cree el papa.