SANTIAGO – En los inicios de la pandemia ya hubo una primera oleada de agresiones mayor que la habitual. La falta de información de los usuarios que demandaban atención; el temor general frente al covid y el estrés de los trabajadores, tensionó la labor asistencial. Ahora, cuando ya retornan los pacientes a los consultorios y el aforo se calcula según los metros cuadrados de cada establecimiento, la situación vuelve a agravarse.
Cristina Farr, dirigenta de la Federación Metropolitana Occidente, dice que la gente está más agresiva y menos tolerante, “porque existe mucha frustración social; siempre ha habido violencia en los centros, pero ahora es de mayor gravedad. El usuario demuestra su frustración, sobre todo, a través del insulto”, alerta.
En las últimas semanas, en los dos sapu de su comuna -Quinta Normal- hubo hechos de violencia física que afectaron a trabajadores y trabajadoras. Ella lo atribuye a que la pandemia ha develado la precariedad en los cesfam: “no podemos retomar todas las atenciones con la prontitud que los usuarios desean, porque debemos cumplir un aforo de una persona por cada diez metros cuadrados. Y como nuestros centros son antiguos, no disponemos de la infraestructura para ello, y la gente nos reclama y grita”, afirma.
La postergación de consultas y la lentitud en la atención no solo afecta a APS sino a todo el sistema. En el Servicio de Salud Occidente al cual pertenecen, cientos de pacientes esperan interconsulta con especialista o cirugías, y el hospital Félix Bulnes no ha retomado las agendas. Lamentablemente, quien debe dar explicaciones por esa carencia y recibe la rabia y angustia de usuarios y usuarias es el personal de atención primaria.
Otro elemento a considerar, indica, es que la crisis económica ha aumentado la delincuencia, y llega mayor número de detenidos a los centros a constatar lesiones. De hecho, los hechos recientes en los sapu Garín y Lo Franco implicaron a personas que ingresaron baleadas al recinto y se violentaron en su interior.
La respuesta del municipio de Quinta Normal es que pondrá cámaras de seguridad a la brevedad en ambos recintos. Asimismo, se acordó que carabineros entregue “un apoyo oportuno, porque llegaba 20 a 30 minutos tarde, aunque el consultorio Garín está al frente de la comisaría y Lo Franco se encuentra a la vuelta”, expresa la dirigenta.
A pesar de las carencias y de los bajos sueldos, “porque las remuneraciones no han mejorado en los últimos 3 a 4 años, todo el personal de los sapu de mi comuna está muy comprometido con la salud de la población”, concluye Cristina Farr.
Violencia en aumento
Si bien no es una situación aún generalizada, en los últimos días se ha sabido de situaciones graves de violencia en centros de salud de Lota, San Miguel, Quinta Normal, Coronel y Estación Central.
La presidenta de Confusam, Gabriela Flores, atribuye esta mayor agresividad a que la gente se encuentra más estresada por la pandemia: “teme contagiarse al concurrir a los consultorios; el encierro ha afectado su salud mental y su situación económica le provoca angustia. En esas condiciones llegan los usuarios a atenderse y quieren que se responda de inmediato a sus requerimientos, actuando con violencia verbal o física hacia los funcionarios cuando así no sucede”.
La dirigenta nacional afirma que las agresiones se irán incrementando porque se han postergado miles de atenciones por el covid. Ya han planteado el tema al subsecretario de salud, Arturo Zúñiga y esperan que el Ministerio de Salud tome cartas en el asunto ante la desesperación de los pacientes.
Agrega que es urgente que las autoridades reactiven la mesa nacional de seguridad y las correspondientes a los servicios de salud para abordar las agresiones. Pero también es fundamental, dice, que se planifique con anticipación cómo se resolverá “la avalancha de demandas en salud de la población una vez que se controle la pandemia”.