Por Alfredo Zaiat | La economía digital en América Latina, un atajo al desarrollo

Una de las razones, no la única, del rápido regreso a la senda del crecimiento de China es la veloz y persistente transformación digital de su economía.

La economía digital de China estaba creciendo con fuerza antes de la pandemia, y con esta se aceleró. En 2018 ya representaba el 34,8% del Producto Interno Bruto (PIB), porcentaje que fue creciendo año a año por encima del crecimiento del Producto. La crisis del COVID-19 está destinada a reforzar esta tendencia.

El más reciente informe Perspectivas Económicas de América Latina 2020 de la CEPAL aborda la transformación digital como una oportunidad para superar las trampas del desarrollo a las que se enfrenta la región, las cuales se han visto acentuadas durante la pandemia.

Esta transformación está influyendo en las trayectorias del desarrollo en todo el mundo, y en América Latina y el Caribe ofrece oportunidades para acelerar ese proceso.

¿Qué es?

La economía digital se compone fundamentalmente de tres partes:

  • La infraestructura (hardware, software, capital humano).
  • E-business, es decir, cómo la tecnología digital influye en la dinámica de los negocios.
  • E-commerce, referido al comercio electrónico o compraventa de bienes y servicios por internet.

Esta división, no obstante, se vuelve más compleja a medida que las tecnologías de internet avanzan, como demuestran las redes sociales, los motores de búsqueda o la inteligencia artificial.

La economía digital ha dado lugar a nuevos modelos de negocio. Aunque muchos de estos guardan paralelismos con los negocios tradicionales, los avances en las tecnologías de internet han acelerado las escalas.

Ejemplos de nuevos modelos de negocio son los siguientes:

  • Comercio electrónico.
  • Servicios de pagos online.
  • App stores.
  • Publicidad online.
  • Cloud computing o computación en la nube como los programas de facturación online.
  • Plataformas de intercambio entre particulares.
  • E-learning.

Esta lista es solo una muestra de la dirección principal que han emprendido los nuevos modelos de negocio desde la irrupción de las nuevas tecnologías de la información.

Crisis

Cuando ese proceso de transformación se estaba desplegando irrumpió la pandemia, que está llevando el PIB a mínimos históricos en toda América Latina y el Caribe, con lo cual aumenta así la pobreza y la desigualdad.

En promedio, el PIB de la región se contraerá más de un 9% en 2020, y las tasas de pobreza podrían aumentar 4,4 puntos porcentuales.

El impacto social está siendo fulminante para el 40% de los trabajadores que no tienen acceso a ninguna forma de ayuda ni mecanismo de protección social.

También para las pequeñas empresas que carecen de capacidad para amortiguar el golpe. Podrían cerrar 2,7 millones de empresas, en su mayoría microempresas, lo que supondría la pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo.

Los Gobiernos han desplegado políticas para preservar las capacidades humanas, productivas y financieras. Sin embargo, las capacidades financieras e institucionales son limitadas y los problemas estructurales acentúan la crisis.

Oportunidad

La elevada informalidad, la baja productividad y la vulnerabilidad socioeconómica son potentes limitantes para enfrentar la crisis y, después, para comenzar la recuperación.

La propuesta es convertir este complicado escenario en una oportunidad para redefinir el contrato social, dando prioridad al bienestar de las personas.

Esto implica implementar sistemas de protección social más sólidos, una mejor y más accesible atención sanitaria, y una estrategia productiva inclusiva y sostenible.

La cooperación y la coordinación internacionales son cruciales en distintos ámbitos socioeconómicos para preservar la cohesión social, incluida la gestión de la deuda pública externa.

Sin embargo, a diferencia de la crisis financiera global de 2008 lo que predomina es la competencia y la disputa por la hegemonía liderada por los EEUU de Trump contra China.

Economía digital

En ese contexto adverso, las nuevas tecnologías han proporcionado soluciones para hacer frente a la pandemia y aliviar así las medidas de confinamiento y distanciamiento social al conectar a las personas, las empresas, los mercados y las instituciones.

Por otra parte, durante la pandemia se han comprobado las consecuencias y el costo de la brecha digital.

Son muchas las personas que no han podido aprovechar el uso de las tecnologías digitales y, por tanto, han quedado excluidas de las soluciones de aprendizaje por medios electrónicos y del teletrabajo.

La economía digital es un instrumento para el desarrollo pero solo si es universal e inclusiva; si no se convierte en un potenciador de la desigualdad.

El uso generalizado de estas tecnologías puede contribuir a impulsar la productividad y a promover la inclusión social.

Riesgos

Sin embargo, la economía digital también convoca importantes riesgos, los cuales son mayores en los países en desarrollo.

Si no se canaliza adecuadamente podría provocar los siguientes efectos:

  • Una mayor concentración del mercado.
  • Un aumento de las desigualdades.
  • Pérdidas de puestos de trabajo.
  • Problemas de privacidad y seguridad.

La transformación digital no impulsará automáticamente el desarrollo, sino que requiere de la adopción de una serie de políticas públicas que deben coordinarse en el marco de estrategias nacionales de desarrollo.

Este desafío tiene carácter transfronterizo y, por tanto, requiere de una mayor cooperación regional. Entre ellos, la regulación y las normas, la inversión, el comercio, la seguridad digital y las cuestiones fiscales derivados de la digitalización de la economía.

Claves

El proyecto Going Digital de la OCDE identifica cinco dimensiones de políticas para que la transformación digital favorezca el crecimiento y el bienestar:

  1. Ampliar el acceso a tecnologías digitales.
  2. Reforzar su uso efectivo.
  3. Fomentar la innovación digital.
  4. Garantizar trabajos de calidad.
  5. Promover la prosperidad social.

«La adopción de medidas en estos ámbitos ayudará a superar las trampas del desarrollo de América Latina y el Caribe», propone la CEPAL.

Medidas

La CEPAL propone una seria de medidas para que la transformación digital se convierta en una nueva oportunidad de desarrollo de la región

  1. En América Latina predominan microempresas y pequeñas empresas de escasa productividad, desconectadas de sus mercados y sin capacidad para absorber el shock generado por la pandemia. Entonces las herramientas digitales pueden contribuir a impulsar la productividad e incrementar su competitividad. Por tanto, «las políticas deben tener por objeto apoyar la adopción de herramientas tecnológicas con ecosistemas digitales integrales, infraestructuras adecuadas y conocimientos digitales apropiados», aconseja.
  2. Abordar las brechas digitales para que los beneficios de la transformación digital lleguen a todos. Persisten las disparidades de acceso y uso en los distintos territorios, grupos socioeconómicos, de edad o de género, las cuales se ampliaron en la pandemia. «Esta situación potencia mayores brechas entre ganadores y perdedores, planteando así amenazas adicionales a la estabilidad y la cohesión social», advierte.
  3. Las tecnologías digitales ofrecen desafíos al mercado laboral. En la región, algunos puestos de trabajo corren un alto riesgo de automatización, mientras que otros experimentarán cambios sustanciales en la forma de realizarlos.
    «Las políticas deben asegurar una transición fluida al adoptar los nuevos empleos y dejar atrás los puestos de trabajo obsoletos», propone.
  4. Para asegurar que los beneficios de la transformación digital se aprovechen en el hogar y en el trabajo es necesario impulsar las competencias adecuadas en las primeras etapas de la vida y durante el desarrollo vital de las personas. «No basta con proporcionar a los centros educativos y estudiantes más desfavorecidos un mayor acceso a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), sino que también se necesitan programas que desarrollen las aptitudes adecuadas tanto en los estudiantes como en el profesorado», aconseja.
  5. Las nuevas tecnologías digitales pueden transformar las instituciones públicas y conseguir que sean más creíbles, eficientes, inclusivas e innovadoras.

«Se puede contribuir, de ese modo, a restablecer la confianza en los gobiernos simplificando los complejos sistemas burocráticos, prestando servicios públicos más inclusivos, como los servicios de salud a través de internet o el aprendizaje por medios electrónicos, que lleguen a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, dotándolos de una mayor apertura y transparencia», afirma.

Agenda

No suele haber una armonización de los marcos regulatorios digitales de América Latina y el Caribe, ni de las experiencias en materia de cooperación regional y subregional.

La integración regional también puede entonces ayudar a materializar el potencial digital de América Latina y el Caribe.

Un mercado digital regional podría acelerar el desarrollo, ayudando a los países a mejorar la infraestructura de telecomunicaciones y expandir el comercio, afectado por la pandemia.

Iniciativas de cooperación regional, como la Agenda Digital para América Latina y el Caribe de la CEPAL de 2020 (eLAC2020), podrían resultar útiles para que los países latinoamericanos formulen marcos y niveles de desarrollo digital en conjunto.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Alfredo Zaiat – Periodista, escritor y economista, jefe de la sección de Economía y del suplemento Cash de Página 12 desde 1997. Conduce desde hace 18 años el programa radial ‘Cheque en blanco’. Ganador del premio ETER en varias oportunidades. Integra el cuerpo docente del Programa Amartya Sen de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros ‘¿Economistas o astrólogos?’, ‘Historia de la economía argentina del siglo XX’ junto a Mario Rapoport, ‘Economía a contramano’, ‘Amenazados. El miedo en la economía’ y ‘Macrisis. Otro fracaso del neoliberalismo en Argentina’.