SANTIAGO – Académicos de la Universidad de Chile establecieron que uno de los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer es la pérdida de sentido de orientación, información con la cual desarrollan un software que pueda diagnosticar y diferenciar síntomas entre alzheimer y depresión en adultos mayores, pues muchas veces ambas enfermedades se confunden y los pacientes retrasan su tratamiento.
Chile tiene aproximadamente 200 mil enfermos de Alzheimer y la cifra se triplicará en 2050. En este contexto, académicos de la Facultad de Medicina y de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile están desarrollando un software que diagnostique y diferencie síntomas entre alzheimer y depresión.
Cambios en el estado de ánimo, dificultad para conciliar el sueño, fluctuaciones del apetito y cansancio además de falta de energía, son síntomas de depresión en adultos mayores, que en muchas ocasiones son mal interpretados como indicios tempranos de Alzheimer, cuyo principal síntoma temprano es la pérdida de memoria espacial o sentido de la orientación.
«Son patologías distintas con tratamientos diferentes, pero que suelen confundirse lo cual puede ser muy perjudicial para los pacientes de uno u otro caso, puesto que reciben una terapia que no les corresponde, empeorando sus cuadros clínicos y perdiendo la oportunidad de detener el avance del deterioro cognitivo entre quienes padecen Alzheimer», explica Andrea Paula-Lima, académica del Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y quien lidera la investigación.
Con esta información en mente, equipos de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas están desarrollando un software que pueda diagnosticar y diferenciar síntomas entre ambas enfermedades, lo cual permitirá a pacientes -sobretodo a adultos mayores- acceder a un tratamiento adecuado a tiempo.
Simuladores al rescate de la mente
Para desarrollar el software, la académica y su equipo determinaron una serie de experimentos, entre los cuales, destaca un test que mide la memoria espacial de la persona. A través de una simulación virtual en el computador, el paciente debe llegar nadando a una plataforma invisible, luego de ubicarse en el espacio a través de diferentes claves visuales que le aportan pistas para guiarse hacia su objetivo.
Gracias a este test específico -durante el cual se registró la actividad cerebral mediante electroencefalograma (EEG)- los investigadores concluyeron que quienes están en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer tienen fuertemente reducida la comunicación eléctrica entre la corteza cerebral occipital, que es donde se procesa la información visual, y la corteza prefrontal.
Asimismo, establecieron que el movimiento de los ojos de las personas con Alzheimer es distinto y el paciente tiende a permanecer mirando las claves visuales de la simulación, sin saber orientarse y así dirigirse a la plataforma.
«Esto es significativamente diferente entre los sujetos sanos, que la mayor parte del tiempo durante el test no pierden de vista la meta, mirando las pistas sólo como referencia, y cuya actividad cerebral eléctrica sigue su intensidad y propagación normales», explica la académica.
En base a esas conclusiones, la académica de la Facultad de Medicina se reunió con el equipo que lidera el profesor Juan Velásquez de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, con el propósito de desarrollar un software que, utilizando los indicadores obtenidos, permite hacer este tipo de diagnóstico entre los adultos mayores que podrían estar en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer y, de esa forma, diferenciarlos de los que en cambio pudieran estar en medio de un cuadro depresivo.
En una primera instancia, el equipo investigador de este proyecto probará el software en una fase piloto, con 15 pacientes diagnosticados con depresión, a los cuales seguirán periódicamente para conocer la evolución de su cuadro clínico.
«El desarrollo de esta herramienta permitirá su distribución y uso a lo largo de todo el país, mejorando el acceso al diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer, lo que redundaría en terapias oportunas para estos pacientes», finaliza la académica Paula-Lima.