En febrero de 1966, durante la guerra de Vietnam, un avión de reconocimiento estadounidense fue derribado en la zona de Hanói por un misil soviético S-75. Sin embargo, este dron había sido creado para ser destruido en una operación secreta de la CIA.
La defensa aérea norvietnamita captó el avión espía U-2 en su aproximación a Hanói. En respuesta, un misil SA-2 Guideline, también llamado S-75, de fabricación soviética se dirigió hacia el dron, destruyéndolo segundos después. No obstante, el éxito no fue total. Según el plan de la CIA, en los 200 milisegundos antes de su destrucción, la electrónica del dron registraría los detalles del rastreo por radar del misil, los sistemas de guía y la fusión de su ojiva, y los transmitiría antes de ser eliminado.
El S-75 es considerado uno de los sistemas de defensa aérea más exitosos y ampliamente utilizados en la historia. La peculiaridad del misil con casi 200 kg de ojiva, que volaba a velocidades superiores a Mach 3, era que no tenía que golpear el objetivo directamente. Solo necesitaba acercarse a unos pocos cientos de metros y su metralla actuaría como una gigantesca ráfaga de escopeta.
«EEUU estaba desesperado por obtener los detalles operativos de los misiles y el radar que los guiaba, pero los operadores de radar norvietnamitas eran inteligentes y minimizaron su exposición», escribe el portal Popular Mechanics.
A veces solo encendían sus aparatos cuando había un objetivo, y a veces rastreaban un avión con un tipo de radar antes de activar un segundo para guiar un misil en el último minuto. Además, se escondían bien y se movían frecuentemente. El espionaje, así como otros intentos de obtener datos, no tuvieron éxito.
Una vez que los agentes de la CIA lograron interceptar el manual de entrenamiento del S-75, pero la traducción no permitió averiguar los detalles técnicos exactos. La única oportunidad de aprenderlos era interceptar los impulsos de radio en un combate real. Para hacerlo necesitaban unos milisegundos, pero ninguno de los dispositivos electrónicos de reconocimiento de que disponía Estados Unidos en ese momento era capaz de obtener esa información en tan poco tiempo.
Los oficiales de inteligencia e ingenieros pasaron tres años preparando la operación. Múltiples mejoras en los drones objetivos Ryan Model 147D y 147E, con el nombre clave Brazo Largo, dieron como resultado la instalación de un equipo conocido como Sistema XVII.
«Lo único que llevaba el dron era un receptor de una sola banda y circuitos de acondicionamiento de señal», contó Steve Miller que trabajó con estos drones.
Además, los dispositivos han aumentado su perfil de radar para que parezca un avión espía U-2. Según la idea de los desarrolladores, momentos antes de la destrucción del dron, la electrónica tenía que reconocer los detalles de rastreo del radar, las señales del sistema de guía y fusionar las ojivas del misil atacante y transferirlas al avión de reconocimiento RB-47H Stratojet que estaba cerca.
Varios intentos resultaron infructuosos: los vehículos explotaron antes de que se registraran los datos. Pero el 13 de febrero de 1966, los estadounidenses lograron implementar la «interceptación perfecta».
«El 147E obtuvo un conjunto completo de información de guía de radar y fusibles sin contacto. La misión incluso registró con éxito la fuerza de la onda expansiva que destruyó el dron», escribe el medio.
Basándose en la información recibida, EEUU desarrolló un sistema de alerta que evitó que un misil S-75 impactara contra cualquier aeronave. Durante las pruebas, demostró un buen rendimiento: su objetivo no tripulado equipado evitó 11 misiles soviéticos, solo el 12 pudo derribarlo.
Como resultado, el complejo, designado AN/APR-26, fue instalado en masa en los aviones de EEUU, incluyendo el B-52 Stratofortress, el F-4 Phantom II y el C-130 Hercules. Sus pilotos fueron capaces de dejar la zona de defensa aérea enemiga a tiempo.
También podía detectar cuando el radar se fijaba, indicando que un misil estaba en camino para que el piloto pudiera realizar maniobras evasivas para lanzar el misil. Finalmente, si el misil se acercaba demasiado, la última línea de defensa del sistema intentaría derrotar su fusible de proximidad.
Las tasas de supervivencia de la aviación estadounidense en Vietnam comenzaron a aumentar, después de lo cual el subsecretario de Defensa, Eugene Fubini, llamó a la misión de interceptación del S-75 «la contribución más significativa al reconocimiento electrónico en los últimos 20 años».
Sin embargo, los ingenieros soviéticos actualizaron rápidamente sus sistemas de armas con múltiples versiones del S-75. Cada una de ellas requería más y más esfuerzos de la inteligencia de Estados Unidos para obtener información operacional.