En el marco del plan Covax, de la OMS, Bolivia recibirá 3 millones de dosis de vacuna contra COVID-19 para inmunizar en una primera etapa a un tercio de su población. El ministro de Salud, Edgar Pozo, dijo a Sputnik que en las próximas semanas definirán cuál vacuna es la más adecuada.
En las últimas semanas, representantes del Ministerio de Salud se reunieron con varias empresas farmacéuticas que actualmente desarrollan vacunas contra COVID-19. La enfermedad pandémica causada por el virus SARS-CoV-2 ya provocó 9.000 muertes en Bolivia, según registros oficiales.
A partir del mecanismo Covax, ideado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que las vacunas se repartan equitativamente en todos los países del mundo, el Gobierno de Luis Arce aseguró 3 millones de dosis para inmunizar aproximadamente al 30% de la población, de 11 millones.
«Estamos en plenas gestiones con diferentes organismos de la cooperación internacional, embajadas, países amigos. No estamos en absoluto descuidando un detalle tan importante como es la vacunación, que es uno de los principales factores de prevención», comentó a Sputnik el ministro de Salud, Edgar Pozo.
Sin revelar preferencias por ninguna fórmula vacunal, el jerarca informó que las primeras dosis llegarían al país en el primer trimestre de 2021. «El señor presidente nos ha encomendado que trabajemos en ese marco no solo el Ministerio de Salud, sino varias reparticiones del Estado. Las vacunas son un apoyo importantísimo para proteger a la población ante la posibilidad de que tengamos en unos meses más un rebrote de COVID-19», agregó.
Hasta el último día de noviembre, Bolivia acumulaba 144.708 casos desde marzo, cuando se declaró oficialmente la pandemia. El Gobierno contabilizó 8.957 decesos, pero probablemente serían más, ya que hubo un subregistro durante los meses de junio, julio y agosto, cuando los contagios avanzaron descontroladamente en todo el país.
La Fundación Milenio calcula que más de 1,2 millones de personas contrajeron COVID-19 en el país, pero muchos no lograron ser atendidos en los hospitales colapsados. Una gran cantidad de fallecidos, sobre todo en áreas rurales, habrían sido sepultados sin mediar el certificado de defunción correspondiente.
La segunda ola y la vacuna
Mientras se elabora el operativo para la vacunación, en Bolivia cruzan los dedos para que no llegue el temido y anunciado rebrote o la llamada segunda ola de COVID-19, que ya afecta a varios países, especialmente de Europa. ´
Desde el Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Cochabamba estiman que el rebrote empezará a finales de diciembre. El pico de esta segunda oleada sería entre febrero y marzo, coincidiendo con las fechas previstas por el Ministerio de Salud para iniciar la vacunación.
En una primera etapa se inoculará a los grupos de riesgo frente al coronavirus: mayores de 60 años; personas con enfermedades previas y profesionales de la Salud. En segundo lugar, recibirán la inyección el personal de las Fuerzas Armadas y policiales. Luego serán los mayores de 30 años, y finalmente jóvenes y niños —el grupo etario menos vulnerable a los síntomas de COVID-19—.
«Hemos acordado que la distribución y administración de las vacunas será de manera gratuita a la población. Lo aclaro, porque han estado corriendo versiones sin información oficial, según la cual habría que hacer pagos por las mismas. De ninguna manera», destacó el ministro de Salud.
«El Estado debe hacerse cargo de las vacunas. El Estado las va a pagar con recursos propios o de la cooperación internacional», remarcó Pozo en alusión al programa Covax.
De acuerdo con el ministro, habrá una campaña comunicacional para persuadir a la población a aceptar la vacuna, cuya administración no será obligatoria. «Vamos a empezar con una importante campaña de promoción y educación a la población. Vamos a salir con mensajes de convencimiento, para que la familia tenga clara la figura sobre esta enfermedad, que mata», enfatizó.
No obstante, el Gobierno nacional asegura que no descuida el tratamiento y la prevención del COVID-19 mientras no llegan las ansiadas vacunas. Considerando que se acercan las fiestas de fin de año, se prevé que el aumento del comercio y el tránsito de personas incremente la cantidad de contagios.
«Vamos a fortalecer y reforzar todos los centros hospitalarios y laboratorios del país para que mediante diagnósticos de pruebas de PCR, u otro diagnóstico cierto y reconocido, se nos permita dar un rápido tratamiento a los pacientes con COVID», explicó.
En el marco del Covax, que facilita la compra de vacunas para los países de ingresos bajos y medios, en América Latina se requieren 150 millones de dosis en una primera etapa, para inocular al 30% —aproximadamente— de la población de cada país. De esa cantidad, 3 millones corresponderían a Bolivia.
Aunque las vacunas ya fueron virtualmente repartidas por el mundo, aún no cuentan con permiso para que sean masivamente aplicadas. Las empresas Pfizer-BioNtech, de Estados Unidos y Alemania respectivamente, y Moderna (de EEUU) esperan al 10 de diciembre, cuando la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU —FDA, por sus siglas en inglés— evaluará si les otorga una autorización de emergencia para que comiencen de inmediato a pinchar brazos estadounidenses.
La efectividad de estas vacunas ronda el 94%. Otra fórmula que está lista para producirse masivamente es la Sputnik V, de Rusia, cuya efectividad también ronda el 95%.
Un desafío que plantea el próximo operativo de vacunación pasa por el traslado y la conservación de las dosis a una temperatura adecuada. Todas las vacunas requieren mantenerlas a -8 ºC, con excepción de la Pfizer-BioNtech, que requiere guardarla a -70 ºC. Ello aumenta sus costos de transporte y por consiguiente, su precio final.
Pero todos estos detalles se aclararán en los próximos días, conforme obtengan, o no, la autorización indispensable para vacunar a toda la humanidad a mansalva.
«Son varias vacunas en desarrollo. Pero ninguna de ellas ha terminado la tercera fase de prueba, de ratificación y certificación internacional. Por lo tanto, las vacunas van a ser tomadas en cuenta en la medida en que terminen sus fases de prueba y de ratificación. Además de otros factores, como la relación entre el costo y la calidad», afirmó el ministro Pozo.
Discreto, el jerarca insistió en el misterio: «Con el tiempo necesario, haremos conocer a la población. Ahora estamos en pleno proceso de definición».