Este mes de enero Venezuela denunció unos ejercicios militares entre EEUU y Guyana. Mientras que la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, calificó las maniobras como una acción «agónica» de la Administración del presidente saliente, Donald Trump, los expertos señalan que la política estadounidense respecto a Venezuela apenas va a cambiar con Joe Biden.
Si en algo hay consenso entre demócratas y republicanos es en el tema de Venezuela, comentó a Sputnik Aníbal García Fernández, analista del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
Según el experto, «ambos partidos muestran una continuidad en cuanto a derrocar al Gobierno venezolano y Biden ha anunciado que pretende ‘devolver la democracia a Venezuela’, eufemismo usado para no decir que pretenden un cambio de régimen por distintas vías».
«Quizá esté descartada la opción militar con Biden, pero las opciones de desestabilización interna, así como presiones económicas (vía sanciones inteligentes), diplomáticas y con otros países como es el caso de Colombia continuarán», pronosticó.
El analista observó que «Guyana es parte del Grupo de Lima y ha expresado ya su postura en contra del pueblo y el Gobierno venezolano. En este sentido Guyana forma parte de esa media luna en contra de Venezuela (conformada por Colombia, Brasil, Perú)».
Desde la última visita de Mike Pompeo en septiembre de 2020 se habían planeado los ejercicios con Guyana, además de que, tras las elecciones, ha habido un acercamiento con EEUU en temas de seguridad.
Aunque todavía no hay claridad en cuanto a la política concreta hacia Guyana por parte de Biden, para García Fernández, «es claro que buscarán, por muchos frentes, derrocar al Gobierno de Caracas y eso incluye a Guyana y sobre todo, el apoyo a que el Esequibo sea de Guyana, aunque eso implique ir en contra del derecho internacional y el reconocimiento del Acuerdo de Ginebra de 1966».
El pasado 11 de enero, Delcy Rodríguez, en particular, denunció la entrada de la petrolera estadounidense Exxon Mobil en el territorio jurisdiccional de Venezuela y su patrullaje en la zona.
García Fernández señaló que «la política energética de Biden apunta hacia el fortalecimiento de energías renovables, a no permitir nuevas perforaciones de fractura hidráulica y a eliminar ayudas económicas al big oil, o sea, el conjunto de empresas petroleras».
Sin embargo, según el experto, las empresas petroleras «tienen vínculos amplios» con los congresistas de EEUU. El analista recordó que «cualquier iniciativa de Biden sobre el sector petrolero debe pasar por el Congreso y el Senado, y ahí no hay consenso en torno a una política energética en contra de las grandes petroleras».
Al mismo tiempo, García Fernández apuntó que Biden se enfrenta a dos aspectos a corto plazo:
- los desajustes del petróleo ligados a la pandemia y crisis económica de las empresas petroleras;
- la presencia china en América Latina en proyectos de infraestructura y energía.
«Lo anterior, no excluye la posibilidad de que se incentiven este tipo de negocios petroleros en América Latina, región rica en recursos estratégicos, entre ellos petróleo y gas», comentó.
De hecho, Trump continuó la política de Obama llamada Connecting the Americas 2022, que pretende conectar por gasoductos y en materia de electricidad a varios países del continente, agregó el experto.
Para Brasil, los problemas están centrados en la política ambiental del presidente Jair Bolsonaro, señaló García Fernández. En el debate presidencial, Biden propuso crear una iniciativa global de 20.000 millones para salvar la Amazonía. Bolsonaro rechazó este proyecto argumentando que va en detrimento de la soberanía brasileña.
«No obstante, EEUU tiene claro que Brasil es uno de los principales socios en América Latina».
Colombia, a su vez, «seguiría siendo la piedra angular de la política estadounidense en la región, a través del fortalecimiento de energías renovables y las relaciones históricas de Biden con el país, así como de su asesor y ahora designado para delinear la política hacia la región Juan González, experto en ALC y con amplios vínculos con políticos colombianos».
El analista también consideró probable la cancelación del gasoducto de Keystone XL.
«Si se cancela, las refinerías estadounidenses requerirán surtirse de petróleo pesado de la OPEP, y en concreto de Venezuela, que, a pesar de las sanciones, sigue permitiendo que algunas empresas participen en extracción y transporte de petróleo».
En el caso de Surinam si bien el pozo que tiene Exxon con participación de Petronas (Malasia), ha tenido buenos resultados en exploración, requiere de un contexto mundial favorable para el petróleo y los precios en un contexto de pandemia y de desajustes entre extracción y consumo de derivados como gasolinas, aspecto que afecta a todo el mundo, concluyó García Fernández.