Israel lidera la lista de los países que más ha vacunado a su población contra el coronavirus. Algunos lo califican como un éxito, otros denuncian que la exclusión de los palestinos de esta campaña confirma la «discriminación institucionalizada» del Gobierno israelí.
En menos de un mes Israel ha logrado vacunar contra el coronavirus a más del 25% de su población.
«¡Campeones del mundo! Seguiremos así y seremos los primeros en salir de la plaga, abrir nuestra economía y volver a la vida», celebró en sus redes sociales el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, días después de iniciarse el plan de vacunación en su país.
Sin embargo, organismos internacionales, activistas y defensores de derechos humanos denuncian que de la campaña de inmunización más rápida del mundo se ha excluido a los palestinos.
Amnistía Internacional denuncia que esta situación «pone de manifiesto la discriminación institucionalizada que define la política del Gobierno israelí hacia la población palestina» y que «no podría haber mejor ilustración de hasta qué punto se considera que las vidas israelíes valen más que las palestinas», como dijo el director regional adjunto de esta organización para Oriente Medio y el Norte de África, Saleh Hijazi.
«Israel lo que ha hecho en los últimos meses es adquirir alrededor de 14 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus. Si tenemos en cuenta que cada persona necesita dos dosis para estar completamente vacunada, podríamos decir que Israel ha comprado vacunas para alrededor de 7 millones de personas de su territorio, pero la realidad es que ninguno de los destinatarios de estas vacunas va a ser ciudadanos palestinos», explica Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional para España.Según han alertado desde la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (Acnudh) esta exclusión afectaría a más de 4,5 millones de palestinos que viven en Cisjordania y la Franja de Gaza, territorios ocupados por Israel.
Desde el Gobierno israelí aseguran que sí vacunarán a los palestinos que vivan en su territorio, pero no a los que vivan en las zonas regidas por la Autoridad Nacional Palestina.
«Nuestro cálculo se basó en ciudadanos israelíes. Si llegamos a la situación en la que todos en el país que quieran vacunarse estén vacunados, estaremos más listos para compartir las vacunas con los vecinos. En este momento estamos hablando de ciudadanos israelíes. No he oído hablar de ninguna obligación de Israel de pagar las vacunas de otras personas», dijo a la cadena CNN el ministro de salud israelí.
Pero ¿quién debe vacunar a los palestinos?
«Israel tiene la obligación como potencia ocupante de abastecer a la población de los territorios ocupados de una serie de servicios, entre ellos, lo necesario para la salud. Es una barbaridad que se esté vacunando de forma masiva a la población israelí y que no estén vacunando a los palestinos», denuncia el eurodiputado Manu Pineda, presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las Relaciones Unión Europea-Palestina.
«Es una obligación internacional, es una obligación que Israel, como potencia ocupante tiene no solo con la población israelí, sino también con la población palestina que vive en territorios que están actualmente ocupados por Israel. Esto es independiente de que la Autoridad Nacional Palestina tenga un mandato limitado sobre algunos de estos territorios, como son, por ejemplo, la Franja de Gaza y algunos territorios de Cisjordania», insiste de las Heras.
«Hay muchos colonos judíos que viven en territorios que, teóricamente, administra la Autoridad Palestina, a ellos sí que los van a vacunar, pero a los palestinos de ese mismo territorio no. Entonces, no es que van a vacunar por territorios, sino que no vacunarán a los habitantes en ese territorio que no sean judíos. Esto es discriminación», remarca Liliana Córdova, portavoz del la Red Internacional Judía Antisionista.
Desde el Gobierno israelí se apela a los Acuerdos de Oslo firmados a mediados de los años 90 para argumentar que la Sanidad en esos territorios es competencia de la Autoridad Nacional Palestina.
«Uno no puede invocar unos acuerdos que ha incumplido. Si los Acuerdos de Oslo se hubieran cumplido de una manera adecuada, entonces Israel le hubiera entregado ya el control total, administrativo y militar, policial a la Autoridad Palestina. Precisamente la Segunda Intifada aparece en el año 2000 porque no hay un traspaso de esos territorios y esas responsabilidades», apunta de Currea Lugo.»Al continuar el territorio bajo ocupación por un incumplimiento total y absoluto de los Acuerdos de Oslo, el Derecho Internacional determina que el derecho a la salud es responsabilidad de la potencia ocupante, que en este caso es Israel. Por lo tanto, no se puede ser tan tramposo de decir que aplicamos los Acuerdos de Oslo para no dar respuesta a las demandas de vacunación, pero no lo aplicamos cuando se trata de luchar contra la ocupación», insiste de Currea Lugo.
El COVID-19 avanza
Mientras tanto, la pandemia de coronavirus avanza. Desde el inicio de la pandemia, en los territorios palestinos se han registrado más de 153.000 casos de coronavirus y más de 1.700 muertes.
«El impacto está siendo alto, lo que pasa es que no hay datos actualizados, no se está testeando, no se está rastreando, no se está haciendo un censo de contagiados, de ingresados a los hospitales, en las UCI, ni de muertos. No tenemos datos actualizados porque, una vez más, el régimen israelí no está atendiendo a la población palestina del mismo modo que atiende a la ciudadanía israelí», precisa el europarlamentario Manu Pineda.Además, se denuncia que el hacinamiento que sufren los palestinos que viven en territorios asediados, como en la Franja de Gaza, no permite frenar la expansión del virus.
«En Gaza hay una concentración demográfica bastante elevada, mucho más grande que la de Manhattan, para colocar un referente, y eso aumenta los riesgos de contagio por las medidas de hacinamiento, de concentración de población», alerta de Currea Lugo.
«Situación desesperante»
Distintos organismos internacionales, organizaciones defensoras de los derechos humanos y activistas de la causa palestina han pedido en reiteradas ocasiones al Gobierno israelí que levante el bloqueo que mantiene sobre la Franja de Gaza desde hace 13 años.
«El derecho a la salud es muy limitado en Palestina, el acceso a medicamentos, el acceso a tratamientos, a servicios de cirugía especializados se ve seriamente impactado por la ocupación que hace Israel. El año pasado reportamos la destrucción de sedes de salud palestinas que se habían construido para hacer seguimiento a la pandemia del COVID-19, lo que significa una actitud no solo violatoria del derecho palestino, sino al derecho humanitario», denuncia de Currea Lugo.»Los almacenes de medicamentos de los centros médicos de la Franja de Gaza están prácticamente vacíos, pero no de ahora, desde hace años. Yo salí de la Franja de Gaza en 2014 y ya estaban vacíos, el bloqueo no se ha suavizado, sino que ha ido en aumento, con lo cual ahora la situación es absolutamente desesperante«, denuncia Pineda.
Pineda pide a la comunidad internacional tomar acciones urgentes y contundentes que pongan fin a un sistema de discriminación que está provocando la muerte de miles de palestinos.
«Por ejemplo, un niño que tenga cáncer en la Franja de Gaza y que no pueda ser curado allí porque no tiene acceso ni a tratamiento ni a las medicinas, necesita salir de la Franja de Gaza para ser tratado, pero la potencia ocupante, Israel, en muchos casos no permite que salgan de la Franja de Gaza ni para recibir tratamiento médico. En muchísimos casos se da la autorización de salida a los niños, pero no a sus padres, con lo cual son muchos los niños de tres, cuatro, seis años que se deben trasladar solos en unas circunstancias difíciles, sufriendo un cáncer y, en muchos casos, morir en soledad porque no le permiten ni a su madre, padre o a algún familiar acompañarlos «, explica Pineda.Para Liliana Córdova, portavoz del la Red Internacional Judía Antisionista, este acoso hacia el pueblo palestino tiene un objetivo.
«Llevarlos a tener un cotidiano insoportable en medio de ese plan que dice que cuanto más difícil tengan la vida, más se van a querer ir. Es un plan de discriminación que tiene como objetivo ahuyentar a los palestinos de su propia tierra», apunta Córdova.
Vacunas para palestinos
En medio de esta grave situación humanitaria, las autoridades palestinas sellaron un acuerdo con Rusia para el envío de 4 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. A la vez que anunciaron la compra de dos millones de dosis de la compañía farmacéutica británica AstraZeneca. Otra parte de las vacunas será proporcionada por el programa COVAX, respaldado por la ONU.
«Evidentemente, ante la negación por parte de las autoridades israelíes de la vacuna para su población, las autoridades palestinas están buscando una serie de alternativas, como esta compra de la vacuna procedente de Rusia. Pero, independientemente de todo esto, lo que no podemos dejar de lado es que Israel es la potencia que está ocupando ilegalmente determinados territorios en Palestina, como la Franja de Gaza o Cisjordania y, como la potencia ocupante tiene obligaciones en virtud del Derecho Internacional Humanitario de cuidar y garantizar la salud de estas personas que viven en estos territorios, independientemente de que las autoridades palestinas estén tratando de lograr la vacuna contra la COVID-19 para su población», insiste de las Heras.
«El problema es que se intenta desviar la atención sobre el tema de la ocupación y colocar a Israel como un país que lo hace bien con la vacunación, y no, es qué mal lo hace porque dejar a más de 4 millones de personas desamparadas no es precisamente una respuesta de salud pública, además de ser una respuesta torpe porque esto tampoco les permitirá a ellos mismos controlar la pandemia dentro de su población», advierte de Currea Lugo.
Y mientras los palestinos esperan por ser vacunados, el director general de la OMS advierte que la inequitativa distribución de la vacuna, con «el enfoque de yo primero» está llevando al mundo «al borde de un catastrófico fracaso moral».
Y mientras los palestinos esperan por ser vacunados, el director general de la OMS advierte que la inequitativa distribución de la vacuna, con «el enfoque de yo primero» está llevando al mundo «al borde de un catastrófico fracaso moral».