Sra. Directora:
Son lamentables las escenas que vimos el domingo 31 de enero de 2021 tras la tormenta de verano, sobre todo en la zona metropolitana de Chile. Afortunadamente no hay vidas humanas que lamentar, aunque si vidas animales y daños materiales. Pero lo peor de todo, es que estas situaciones ocurrirán cada vez con mayor frecuencia e intensidad. ¿Por qué? Por un lado porque la deforestación no ha parado, al contrario, avanza sin miramientos de los impactos ambientales, sociales y económicos que provoca.
Los árboles protegen el suelo de la acción violenta del agua cuando llega en forma de tormenta, impidiendo que se desprenda y permitiendo que el agua se infiltre en el suelo en lugar de escurrir por la superficie. Pero si despojamos al suelo de su protección vegetal, sobre todo en zonas de fuertes pendientes y poca pluviosidad, lo más probable es que cuando haya una tormenta, habrá un aluvión. La expansión de las zonas construidas y la tala de bosques para el desarrollo inmobiliario, son un gran aporte para que en el futuro volvamos a ver estas tristes escenas. La deforestación es además uno de los principales factores que han generado el cambio climático: el aumento de la temperatura promedio del planeta. Este aumento, por muy pequeño que sea, tiene enormes impactos.
El calentamiento global ha causado que la altura a la que el agua cae en forma de nieve, se eleve, y por tanto caiga agua más en estado líquido que sólido, lo que genera un desequilibrio en la relación entre el agua y el suelo, que en esa zona está más acostumbrado a recibir nieve que lluvia torrencial. El cambio climático además genera que los eventos climáticos sean más intensos, y por tanto podemos esperar que las tormentas, de verano e invierno, sean cada vez más intensas, elevando los riesgos naturales.
¿Pero qué estamos haciendo para detener el calentamiento global? Absolutamente nada y todo lo contrario, pese a los tratados internacionales firmados por gran parte de los países del planeta, los factores que provocan el cambio climático siguen siendo alimentados por el sistema capitalista global. Las soluciones de mercado como los bonos de carbono y el mecanismo REED+ solo han permitido que se agrave la situación. El desarrollo sustentable también ha calado hondo en las mentes y los corazones de quienes tienen esperanzas de poder resolver la crisis climática y mantener el capitalismo aunque de una forma “amigable” con el medio ambiente, cosa que es imposible.
Saquémonos la venda de los ojos y comencemos a ver las cosas como son: capitalismo, desarrollo, crecimiento, progreso, son caras de la misma moneda que ha traído el planeta hasta este punto. Debemos mirar hacia otros horizontes si queremos resolver este problema antes que el planeta sea inhabitable. Mirar tal vez hacia dentro, hacia el interior de los territorios donde habitan personas que viven dentro de los ciclos de la naturaleza. Mirar hacia dentro, hacia la esencia de lo que es ser un ser humano, parte de la biodiversidad del planeta.
Atte.
Alejandra Parra Muñoz – Máster en Planificación, University of Otago (NZ), Bióloga en Gestión de Recursos Naturales, Red de Acción por los Derechos Ambientales, Candidata a constituyente Distrito-23 en lista de Organizaciones Sociales y Territoriales del Wallmapu.