El cartel mexicano de Sinaloa construyó su imperio sobre la base de la cocaína, pero está cambiando su enfoque hacia una nueva y más poderosa droga en respuesta a la cambiante demanda en EEUU: fentanilo.
El gran distribuidor de cocaína en EEUU, el cartel de Sinaloa apuesta por el fentanilo para satisfacer la demanda de opioides. El fentanilo es un potente analgésico opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente, según las autoridades estadounidenses.
Los carteles mexicanos añaden fentanilo a la heroína para aumentar su potencia y elevar su valor en el mercado.
Laboratorio de fentanilo del cártel de Sinaloa
El medio Business Insider tuvo acceso a un laboratorio de fentanilo operado por el cártel de Sinaloa.
El laboratorio representa una rudimentaria tienda de campaña improvisada en un bosque a un par de horas de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa. Las herramientas incluían una enorme olla, una prensa casera y algunos equipos de laboratorio.
En el laboratorio trabajaron cinco personas: un cocinero, tres ayudantes y un vigilante armado encargado de las comunicaciones por radio bidireccional. Todos se vestían con uniformes de camuflaje verde.
«Nuestra clientela al otro lado [de la frontera] ya no quiere la vieja heroína», dijo un miembro del cartel a cargo del laboratorio ilegal.
Los laboratorios de fentanilo y heroína operan desde 2019 cuando el cartel decidió dejar de lado los cultivos de marihuana y amapola para satisfacer la nueva demanda.
Los consumidores estadounidenses «se han acostumbrado a una heroína superpotente reforzada con fentanilo», añadió el miembro.
Según él, los usuarios en EEUU empezaron a pedir heroína potenciada con fentanilo en 2015, pero no recibieron el pedido y las recetas para cocinarla hasta 2019.
«El cocinero aprendió de un chino, traído hasta aquí por el cartel. Él es el único que conoce la receta», dijo el miembro del cartel a Insider.
Cartel vs. Control Antidrogas
La estrategia de mezclar heroína con fentanilo ha convertido al cártel de Sinaloa en uno de los principales actores del relativamente nuevo negocio.
Entre el 80 y el 90% del fentanilo y la heroína que se venden en la ciudad de Nueva York son producidos por el cártel de Sinaloa, según Ray Donovan, agente especial a cargo de la división de la Administración de Control Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) en Nueva York.
Un informe filtrado de la DEA de 2019 calificó al cartel como «un prominente productor y traficante de fentanilo basado en México hacia EEUU».
Las autoridades mexicanas informaron de un aumento del 466% en las incautaciones de fentanilo en 2020, que ascendieron a unos 1.301 kilogramos, en comparación con los 222 kilogramos de 2019, según la Secretaría de Defensa de México.
«Reventamos 175 laboratorios ilegales de fentanilo, un 92% más que los de 2019», reveló Luis Cresencio Sandoval, ministro de Defensa de México. Precisó que el 76% de los laboratorios descubiertos el año pasado estaban al aire libre, como el laboratorio de Culiacán.
Por su parte, los carteles mexicanos se han adaptado rápidamente a las condiciones cambiantes.
«Dejamos de utilizar los grandes laboratorios establecidos porque el Gobierno [mexicano] comenzó a golpearnos con fuerza. Este laboratorio fue asaltado por los militares hace unas semanas, pero nos avisaron de la operación y nos fuimos con todo el material valioso», dijo el vigilante del cartel.
La red narcotraficante
La mayoría de los productos químicos utilizados en las operaciones se importan ilegalmente de China y Alemania, según el cocinero. En cuanto el polvo de fentanilo llega a México, comienzan a cocinarlo para enviarlo a EEUU.
«Cocinamos de 10 a 20 kilos de heroína al día, y trabajamos la mayor parte de la semana», reveló. El valor en la calle de un lote de 10 kilos puede ser de hasta tres millones de dólares.
El 29 de enero, uno de los operadores más prolíficos del cartel de Sinaloa en Estados Unidos se declaró culpable ante un tribunal estadounidense de dirigir una red de distribución.
Ramiro Ramírez-Barreto suministraba heroína y fentanilo a Virginia, Carolina del Norte, Texas y California, según las autoridades estadounidenses.
Según los documentos judiciales de Ramírez, los distribuidores del cartel de Sinaloa utilizan «trampas ocultas en vehículos privados, correos y semirremolques, camiones y vehículos de recreo» para introducir heroína con fentanilo en Estados Unidos y sus alrededores.
La pandemia del coronavirus repercutió en los envíos de drogas a EEUU y los carteles cambiaron su táctica.
Los carteles mexicanos empezaron a reclutar a ciudadanos estadounidenses específicamente para introducir cargamentos en EEUU en un intento de superar las restricciones fronterizas temporales que solo permiten el paso a los ciudadanos estadounidenses.
«Desde que los gringos cerraron la frontera a los mexicanos, empezamos a utilizar a gringos con pasaportes estadounidenses para contrabandear por nosotros. Esto no se ha detenido, ni siquiera durante la pandemia», reveló el operativo del cartel quien trabajó con los ciudadanos estadounidenses.
A lo largo del año, los traficantes han recurrido cada vez más a herramientas más nuevas, como los drones y las criptomonedas y la llamada web oscura para las transacciones de drogas y el blanqueo de dinero.
«Detectamos intentos de contrabando con drones e interrumpimos intentos de contrabando con drones con regularidad, y ciertamente no era el caso hace un año», señaló Scott Brown, agente especial a cargo de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional en Arizona.
Asimismo, los carteles son más creativos en el uso de métodos más tradicionales, como las rutas marítimas y los túneles subterráneos cuyo uso por parte del cartel de Sinaloa había aumentado en un 40% durante la pandemia.
«Produciremos todo lo que quieran. Hay mucho dinero en esto. Si quieren drogas más duras, las produciremos y las pasaremos de contrabando al otro lado. Hay que dar al cliente lo que pide», dijo Ramiro Ramírez-Barreto.
En 2018, más de 30.000 personas sufrieron una sobredosis de fentanilo en EEUU, lo que la convierte en una de las drogas ilícitas más letales de la historia, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.