SANTIAGO – «Estar triste», con «falta de ganas, incluso para hacer actividades que le gustan» y «cambios en el apetito» fueron algunas de las observaciones de casi 5.000 apoderados de Cerro Navia, Lo Prado y Pudahuel sobre las condiciones socioemocionales de sus hijos durante la pandemia. La investigación, centrada en escolares de prekínder a cuarto básico, fue realizada por académicas del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Norte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
El proyecto “Impacto en la Salud Mental de Preescolares y Escolares Chilenos Asociado a la Cuarentena por COVID-19” analizó las respuestas que dieron los apoderados de 4.772 estudiantes de prekínder hasta cuarto básico, cuyas edades fluctuaron entre los cuatro y los 11 años, pertenecientes a 46 establecimientos de educación pública de las comunas de Cerro Navia, Lo Prado y Pudahuel, quienes completaron un cuestionario online de condiciones socioemocionales respecto a sus hijos.
El estudio fue desarrollado por las doctoras Marcela Larraguibel y Muriel Halpern, especialistas en Psiquiatría Infantil y del Adolescente, y la psicóloga infanto-juvenil María Elena Montt, todas académicas del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Norte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, junto al doctor en Psicología Rodrigo Rojas-Andrade, docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
“El instrumento de evaluación fue elaborado por un panel de expertos y encargado por el Departamento de Educación Pública de Ministerio de Educación, y es una herramienta que incorpora, entre otras dimensiones, un reporte de sintomatología de salud mental antes y durante la cuarentena por COVID-19. La encuesta online fue distribuida por el Servicio Local de Educación Pública, desde el 18 de agosto al 26 de octubre del año 2020, a todos los colegios públicos de todo el país, y su aplicación estuvo a cargo de los profesores jefes y las duplas psicosociales de cada escuela. Nosotras nos centramos en las respuestas que dieron los apoderados de las comunas señaladas, para lo cual contamos con el apoyo y las autorizaciones tanto de los establecimientos como del Mineduc, sin descartar que, a futuro, podamos estudiar qué pasó en otros sectores de la capital o regiones del país, de manera de comparar las respuestas y hacer un análisis más global”, explica la doctora Larraguibel.
Todos los síntomas aumentaron
Las investigadoras dividieron la muestra entre aquellos niños que no presentaban presencia de sintomatología antes y durante cuarentena; los que presentaron sintomatología solo durante la cuarentena; aquellos que durante la cuarentena disminuyeron sus síntomas y, por último, los que mantuvieron sus síntomas durante y antes la cuarentena.
Entre los resultados, las académicas destacan que el 20,6 por ciento de los padres señalaron que sus hijos evolucionaron de no presentar ningún síntoma referido a su salud mental antes de la pandemia a tener al menos uno durante la cuarentena. “Todos los síntomas pesquisados aumentaron, pero los que presentaron un aumento más significativo fueron “estar triste”, en un 24,6 por ciento; “falta de ganas, incluso para hacer actividades que le gustan”, en un 29,5 por ciento; “cambios en el apetito, ya sea comiendo más o menos que antes”, en un 26,4 por ciento, y “problemas para dormir” –ya sea que no quiere acostarse, le cuesta conciliar el sueño, despierta en la noche o tiene mucho sueño durante el día-, en un 26,4 por ciento”.
Añade además que los síntomas más frecuentes referidos por los padres en sus hijos durante la cuarentena fueron la “irritabilidad, mal genio” (71,9 por ciento), “No obedecer” (70,7 por ciento) y “cambios en el apetito” (72,8 por ciento), los cuales también han sido reportados en otros estudios internacionales. Pero cabe destacar que en estos casos la línea de base antes de la cuarentena de estos síntomas ya era alta; es decir, de un 56, 57,3 y 51,3 por ciento, respectivamente.
Asimismo, las investigadoras cifraron el aumento del resto de síntomas entre un 15,4 y un 22,3 por ciento. “Siendo que todos los síntomas aumentaron en promedio, en algunos niños se presentó la disminución de algunos de ellos; y entre los síntomas que mostraron un descenso, los que lo hicieron en mayor medida fueron los de “preocupación por las tareas escolares” y “quejarse de dolor de cabeza o de guatita”, por lo que se puede presumir que en esos casos el ir al colegio les generaba un cierto estrés”, señala la doctora Larraguibel.
El análisis de las causas, tras los resultados de este estudio descriptivo, es multifactorial, dice la académica. “El aumento de la sintomatología en cuarentena puede deberse a, por ejemplo, el miedo a infectarse o morir él o sus familiares, el cambio de las rutinas, la disminución o desaparición de las interacciones sociales con sus familiares y pares, la falta de ejercicio y actividades al aire libre y el cambio en la metodología de aprendizaje académico. También, a que los papás pueden estar estresados o irritables por las pérdidas económicas, familiares y laborales, además de ver disminuidas sus habilidades parentales por el teletrabajo. Cualquiera de estos factores u otros pueden estar presentes, lo que favorece la expresión de síntomas en la esfera de la salud mental en los niños. Cada familia tiene un perfil diferente de razones que pueden estar dando cuenta de esta situación”.
La especialista plantea que “el sentido de este estudio es apuntar a que se puedan tomar medidas para la detección temprana de estos síntomas, lo cual permite hacer intervenciones tempranas para promover la resiliencia en ellos y sus familias, previniendo o mitigando el impacto de la pandemia en su salud mental y cambiar trayectorias psicopatológicas que podrían ser perdurables en el tiempo”.
¿Estos resultados pueden avalar la importancia de un posible retorno a clases presenciales?
Claro que sí, porque todos estos síntomas podrían disminuir si los chicos pueden volver a clases de manera presencial. Y para los padres puede ser un factor protector que los niños vayan al colegio, porque les permitiría trabajar tranquilos, y no tener que estar apoyando su escolaridad como mediadores del aprendizaje en la casa, porque esta fue una tarea que se les agregó a las que ya habitualmente tienen, quizás sin que cuenten con las herramientas académicas necesarias. Si es necesario mantener la cuarentena, se deben tomar medidas para mitigar el impacto de esta en la salud mental de los niños; por ejemplo, a través de psicoeducación o programas que fomenten la salud mental infantil.