El distanciamiento social y la crisis económica durante la pandemia de COVID-19 redujo el control del cáncer en América Latina, lo que resultará en un aumento de diagnósticos en etapa tardía y de los gastos para su atención. Esto concluyó un estudio realizado en nueve países liderado por el fallecido oncólogo y expresidente uruguayo Tabaré Vázquez.
La pandemia ha deteriorado la atención sanitaria oncológica, a lo que se suma el impacto de los síntomas del COVID-19 en los pacientes con cáncer: ya ha sido demostrado que quienes están cursando la enfermedad tienen mayor riesgo de padecer complicaciones graves y de morir que la población general.
Se estima que en la región de las Américas 4 millones de personas fueron diagnosticadas en 2020 y 1,4 millones murieron por esta enfermedad, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Aproximadamente, el 57% de los nuevos casos de cáncer y el 47% de las muertes ocurren en personas de 69 años de edad o más jóvenes, cuando se encuentran en lo mejor de sus vidas.
El estudio liderado por Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) reunió a expertos de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Honduras, México, Nicaragua y Perú —miembros de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica (SLACOM)—, y confirmó que hubo una reducción en:
- el número de consultas por primera vez en servicios oncológicos (entre 28% y 38%, según el país).
- el número de estudios patológicos (entre 6% y 50%).
- cirugías oncológicas (entre 28% y 70%).
- quimioterapias (entre 2% y 54%).
A su vez, la investigación concluyó que los datos disponibles sobre radioterapia indican «una reducción significativa» en el caso de Chile (muestra del subsector público) y de Perú (prestador privado).
También confirmó «una importante reducción» en los estudios de PAP (entre 46% y 100%), mamografía (entre 32% y 100%) y sangre oculta en materias fecales (Uruguay 73%).
Los expertos de la SALCOM advierten que, en consecuencia:
- En el corto plazo «habrá una disminución de la incidencia del cáncer», producto de demoras en el diagnóstico y tratamiento oportuno de la enfermedad.
- En el mediano plazo, cuando se restablezcan las condiciones de acceso a la atención, probablemente haya un desborde de la capacidad de los sistemas de salud, aumente la incidencia y la proporción de pacientes con enfermedad en etapas más avanzadas.
- En el largo plazo, prevé una disminución de la sobrevida y un incremento del gasto en la atención del cáncer.
La SLACOM analizó los casos atendidos entre el 16 de marzo y el 30 de junio de 2020 en los nueve países y comparó ese periodo con el mismo de 2019.
El cáncer en el mundo y en América Latina
El cáncer es la segunda principal causa de muerte en el mundo, luego de las enfermedades cardiovasculares. Se estima que hubo 20 millones de nuevos casos de cáncer y 10 millones de muertes por cáncer. La carga del cáncer aumentará aproximadamente en un 60% durante las próximas dos décadas, lo que afectará aún más a los sistemas de salud, a las personas y a las comunidades. Se prevé que la carga mundial por cáncer aumente a unos 30 millones de nuevos casos para 2040, y el mayor crecimiento se producirá en países de ingresos bajos y medianos.
Los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia entre los hombres son: próstata (21,7%), pulmón (8,9%), colorrectal (7,8%), vejiga (4,5%) y melanoma de la piel (3,4%). Entre las mujeres, los tipos de cáncer con mayor incidencia son: mama (25,4%), pulmón (8,5%), colorrectal (7,9%), tiroides (5 %) y cervicouterino (3,8%). Los tipos de cáncer que causaron más muertes entre los hombres son: pulmón (18%), próstata (11,1%), colorrectal (9,4%), hígado (6.1%) y estómago ( 5,6%). En las mujeres son: mama (13,2%), pulmón (12,3%) colorrectal (7%), cervicouterino (5.3% ) y ovario (3,9%).
A su vez, el cáncer es uno de los principales desafíos sanitarios mundiales: casi el 70% de las muertes por cáncer ocurren en los países con Índice de desarrollo humano (IDH) medio y bajo.
De hecho, la pobreza, la falta de acceso a la educación y a la atención en salud exponen a mayor riesgo de desarrollar y morir por cáncer, como consecuencia de un menor acceso a los servicios de salud. Con relación al acceso a tratamiento, según la OMS en los países de ingresos bajos acceden menos del 30% de los pacientes mientras que en los países de ingresos altos accede más del 90%.